jueves, 16 de mayo de 2024

Daniel Fischer: “El arte es una herramienta de conocimiento que permea nuestros cuerpos”

 ¿Cuánto pesa el amor? Es el título de una muestra que está abierta en el Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires. Daniel realizó la curaduría y en esta charla hablamos sobre cómo se gestó este trabajo, sobre arte y, como no podía ser de otra manera, también hablamos de amor.

 

Por Paulo Ferreyra

 

Estamos en un mundo que no para de creerse simple. Quiere vendernos una simpleza que realmente no existe. No es la realidad ni la forma en la que vivimos, así se expresó hace un tiempo Manuel Sagade, actual director del Museo Reina Sofía. En la entrevista además agregó, perder el tiempo en el museo es valioso, todo lo contrario a la vida cotidiana. Salimos del tiempo productivista. Aquí lo extendemos a visitar un Centro Cultural y visitar obras de arte.

Pablo Lehmann- Espejo barroco. Gentileza Centro Cultural Recoleta  

 

Como una extensión de esa complejidad en la que vivimos, el profesor y curador Daniel Fischer se metió con un tema fuerte: el amor. Daniel ha curado la muestra ¿Cuánto pesa el amor? en la Sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta de Buenos Aires. En el mismo lugar el año pasado había curado la muestra Breve historia de la eternidad, realizada con gran éxito.

 

En esta nueva muestra se despliega en muchas obras de más de 60 artistas nacionales e internacionales, de todos los tiempos y en todos los formatos: fotografías, instalaciones, pinturas, esculturas, videos y fragmentos textuales provenientes de la ciencia ficción o que surgen de conceptos filosóficos y comparten tópicos, mitos y relatos sobre el amor.

 

"Para que el amor dure es imprescindible tener ilusiones o no tener ninguna”, dice la escritora Lorrie Moore. Vamos a intentar crear esas ilusiones para sumergirnos en la muestra que curó Daniel Fischer en un diálogo que construimos juntos entre preguntas y respuestas.

 

 

— Vamos a empezar por lo más sencillo, ¿cómo se gestó esta muestra?

 

— Esta exposición, una curaduría sensible o emocional como la suelo nombrar, nació a partir de un hecho muy particular que nos ha cambiado la vida a mi y a mi pareja. Hace año y medio viven con nosotros tres niños. Hemos adoptado tres hermanitos y hemos conformado una familia. En ese proceso desde la decisión hasta la convivencia con ellos han pasado una gran gama de emociones, de entretejidos y de emprender la más complejas de las tareas; aprender a ser familia.

 

En ese proceso turbulento y hermoso, en septiembre del año pasado mi hija Yuliana que por ese entonces tenía seis, un día se levantó y se pronunció diciendo;

 

       Dani, el amor no tiene que doler.

           —     ¿Cómo?

          —     Dani, el amor no tiene que doler.

 

No sabía, con esa expresión muy propia de la niñez, si me preguntaba o me afirmaba. Por supuesto que no pude responder esa pregunta que creo es algo muy personal en la vida de los humanos. A partir de allí durante toda esa semana, inquieta, bajaba corriendo por las escaleras e iba directo a una biblioteca que tenemos y tomaba un libro. Rápidamente lo hojeaba y buscaba una imagen, la misma imagen cada día. La imagen era una escultura de pequeño formato, donde hay un hombre a la” intemperie” desnudo a quien le brotan desde sus poros unas gotitas de lágrimas y en sus pies hay un gran bloque de resina que suponen sus propias lagrimas cristalizadas que no lo dejan avanzar. A partir de allí mi cabeza como la de Yuliana trajo a mi memoria una serie de obras y pensamientos que al tiempo impulsaron esta exposición que está dedicada a Yuliana, hoy con siete años.

Daniel Fischer

 

— El año pasado ya habías curado una muestra en Buenos Aires con buena repercusión, ¿qué significa curar una muestra? ¿qué simboliza para vos estar presencia fuerte como curador en Buenos Aires?

 

— El año pasado con este mismo porte y en el mismo Centro Cultural Recoleta había curado como decís otra exhibición que se llamó Breve Historia de la Eternidad. Esta exhibición coincidía con la llegada de los niños a casa. Una exposición Borgeana y colectiva de más de 50 artistas nacionales e internacionales de gran trayectoria donde se presentaban quince proyectos de instalación en gran formato junto a pinturas, esculturas, fotografías y dibujos de colecciones públicas y privadas. Las creaciones abordaban la idea de la plenitud como fuga a los ideales de una sociedad intolerante y opresiva. Pero también como enunciaba en aquel texto con el poder de un rayo iluminado, rizomático y breve, las obras creaban una plataforma para pensar sobre lo temporal y lo eterno, algo que como papás creo es un gran tema de preocupación cuando se tiene la valiosa y gran responsabilidad de velar, cuidar y acompañar el crecimiento de un niño.

 

Fue como decís una gran muestra y valorada no solo por el público sino por los entendidos del campo del arte. Con gran repercusión dominó la escena porteña.

 

Creo que siempre me interrogo, sobre mi estar en esa gran ciudad cosmopolita, entendiendo que hay tantos profesionales y curadores talentosos y con gran trayectoria. Sin embargo, hace tiempo que he logrado me convoquen para muchos trabajos hermosos e importantes y creo que quizás han logrado ver algo que desconozco, que parte de mi capacidad de trabajo y como abordo cada proyecto al que se me convoca. Siempre hago el chiste que es un toque provinciano que le da un giro inesperado a como entender el orden de las cosas.

Pablo Suarez- Mar de lágrimas. Gentileza Centro Cultural Recoleta


— En esta muestra ¿Cuánto pesa el amor?, ¿Hubo algún concepto del amor que descubriste en este proceso trabajo y te atrapó?

 

— Cuando inicie este gran trabajo convocado por Maximiliano Tomás, el nuevo director del Centro Cultural Recoleta, y Verónica Otero, con quien he trabajado codo a codo para llevar adelante esta exposición de gran porte, se puso en juego dos autores emblemáticos. Por un lado Nietzsche, quien no deja de creer en el amor como asunto de suma importancia, a diferencia de mi niña que cree que el amor no tiene que doler, sin embargo él vehementemente nos dice que “El amor es un sufrimiento que debía ser intentado al menos una vez”, ya que el amor nos hace humanos, demasiado humanos.

 

También y en ese camino de repensar este núcleo de contenido, el autor  Raymnond Carver, quien dominó indiscutiblemente el panorama literario norteamericano de los años 80, a partir de una serie de escritos donde se pregunta: ¿De qué  hablamos cuando hablamos de amor?, porque más allá de lo que cada persona considera que debería ser el amor; éste, en su sentido general, llega con derrumbe, con ingenuidad, con violencia.  Hay “Parejas que se despedazan, compañeros que parten desesperadamente a la aventura, hijos que intentan comunicarse con sus padres, un universo injusto, violento, tenso, a veces irrisorio”.

Ulises Mazzucca - Nuestro baile de noche. 
Gentileza Centro Cultural Recoleta

 

— Aquí juntas obras de arte bajo un concepto como el amor, ¿se puede hacer muestras sobre cualquier concepto? ¿hay algún tema sobre el que no trabajarías? ¿Hay un tema que tenés pendiente y que te gustaría trabajar?

 

— Claro que se puede hacer exposiciones de cualquier tema. El mundo es una gran posibilidad y abanico para situarse e investigar. El mundo propio y el mundo otro, en términos de otredad es escenario. Quizás hay temas que puedan ser comunes a la humanidad y temas de urgencia como sociedad.

 

Aquí creo que el amor, aún en su peligrosa y romántica relación, que en ocasiones se banaliza, tiene un lugar importante y convocante y por eso aparece recurrentemente a lo largo de los tiempos tanto en la filosofía como en otras áreas de conocimiento.

 

En relación a mis deseos, y quizás por mi edad, trato que se correspondan con el tiempo presente, como este caso en el que he podido canalizar dudas y preguntas de la existencia a través de mi nueva relación con el mundo y mis niños como puente.

 

— Aquí en la muestra hay más de 100 obras de arte de  más de 60 artistas, ¿podés compartir al menos tres criterios que usaste para seleccionar las obras que forman parte de esta exposición?

 

— La exposición tiene varios núcleos y capas vinculadas a esas variables del amor. Sin embargo, en la sala Cronopios, sala principal y emblemática del Centro Cultural, éste concepto enfrenta cuatro momentos narrativos, el amor y la vida, el amor y la muerte, el amor y la espiritualidad, el amor y los cuerpos.

Hernán Marina - Abrazo.
Gentileza Centro Cultural Recoleta

 

— En las salas se plasman pinturas, fotografías, videos, muchas instalaciones y esculturas, ¿Ese concepto del amor tan amplio y multifacético buscaste que esté plasmado en los diferentes lenguajes artísticos? ¿Por qué?

 

— Para esta exhibición tuve muy presente lo que creo es un centro cultural a diferencia de un museo. El museo y quizás por largo tiempo tuvo una función más educativa a diferencia de los centros culturales que a mi modo de ver, llevan la ardua tarea de construir identidades. En este aspecto la compleja y multifacética tarea está pensada en poder reconocer quienes son esos públicos, cual es la permeabilidad discursiva y que leguajes porosos pueden usarse para empatizar y construir conocimientos juntos.

 

Para ellos la muestra como dijiste presenta múltiples lenguajes; desde los formatos más clásicos pintura escultura hasta instalaciones, sitios específicos, y video instalaciones de gran formato que se entretejen con cristalería, joyería y elementos que en principio podrían pensarse como arte utilitario o funerario.

 

Por otra parte, las materialidades innumerables que seleccioné son de una gran “belleza”. Entendiendo esta belleza como el rico trabajo de oficios que se presenta y el modo permeable y accesible de esas materialidades para vehiculizar discursos y modos de hacer y pensar. En esta exposición se pueden encontrar por ejemplo,  trabajos en talla de carbón, pintura de oro sobre cristal o cerámica, plásticos fotoluminiscentes, hilo de algodón embebidos en ciertos aceites, fotografías impresas en seda natural entre otras técnicas y materialidades.

 

— Vivimos en un contexto económico social difícil, ¿es importante el arte en este contexto? ¿por qué no deberíamos descuidar nuestra atención en torno al arte?

 

— Vaya que pregunta. Por supuesto que creo fielmente que el arte es un alimento. Porque como alguna vez ha dicho Gabriela Borrelli Azara, nadie sobrevive sin un plato de comida  pero nadie, nadie sobrevive sin una palabra de amor. A esto podría agregar que nadie sobrevive sin conocimiento. El arte es una herramienta de conocimiento que permea nuestros cuerpos de un modo tan compasivo y amoroso que indudablemente, en los momentos más críticos puede mantenernos a flote, estimular nuestra pervivencia, aquietar nuestra angustia existencial y crear recursos para hacer girar nuestro mundo en 360 grados.


 

Artistas que participan de la muestra 

Manuel Ameztoy, Amalia Amoedo, Monica van Asperen, Gabriel Baggio, Fabiana Barreda, Fabián Bercic, Antonio Berni, Delia Cancela, Claudia Casarino, Ailí Chen, Cynthia Cohen, Guillermo Conte, Nicola Costantino, Angela Copello, Flavia Da Rin, Petu de Mareca, Celina Eceiza, Sara Facio, Yanina Faour, León Ferrari, Mónica Fierro, Juan Manuel Figueroa Aznar, Yiyú Finke, Ana Gallardo, Daniel García, Nicolás García Uriburu, Edgardo Giménez, Sara Goldman, Carlos Gorriarena, Vicente Grondona, Yuyo Gardiol, Carlos Herrera, Roberto Jacoby, Daniel Joglar, Alexandra Kehayoglou, Fernanda Laguna, Fabiana Larrea, Pablo Lehmann, Marcos López, Matilde Marín, Hernán Marina, Ulises Mazzucca, Paloma Mejía, Ad Minoliti, Marta Minujín, Alejandra Mizrahi, Margarita Paksa, Alberto Passolini, Teresa Pereda, Susana Pérez, Débora Pierpaoli, Liliana Porter, Claudia del Río, Silvia Rivas, Josefina Robirosa, Anatole Saderman, Soledad Sánchez Goldar, Jessica Sandoval, Diana Schufer, Paula Senderowicz, Paola Sferco, Cindy Sherman, Paulina Silva Hauyon, Elisa Strada, Pablo Suárez, Mariana Tellería, Clorindo Testa, María Torcello, y Paula Toto Blake.

 

Bio /// de Daniel Fischer


Es profesor y curador independiente de arte contemporáneo, formado en Arquitectura y Artes Visuales. Es miembro de la Asociación Argentina de Críticos de Arte (AACA). Es docente de la Facultad de Artes, Diseño y Ciencia de la Cultura, (F.A.DyCC) y de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional del Nordeste (U.N.N.E.) Participa como investigador y académico para la Sociedad de Estudios Morfológicos en Argentina (S.E.M.A).

 

Ha obtenido becas del Consejo Federal de Cultura, Fundación Telefónica, Fondo Nacional de las Artes, Ciencia y Técnica, Oficina Cultural de la Embajada de España, Fundación Volpe y Fundación Antorchas.  Fue director del Museo de Bellas Artes René Brusau (Resistencia, Chaco). Ha realizado curadurías y diseñado exposiciones para museos, galerías y ferias nacionales e internacionales de arte contemporáneo. Ha sido jurado de bienales, salones nacionales y provinciales. Es Doctorando de la Universidad Nacional de La Plata.

 

 

miércoles, 24 de abril de 2024

Nova Bossa, elegâncias sutis sem escândalos

El patio de Meca Cultural Corrientes cobijó la propuesta musical carioca.







Las mesas y las sillas desiguales hablan un tanto de sus visitantes, no somos uniformes. Dos tendales de focos atraviesan la vista con luces de colores verdes, amarillos, azules y blancos.


Por Paulo Ferreyra

 

Días atrás se presentó Nova Bossa en Corrientes. La banda que está cerca de cumplir nueva años rodando por los escenarios de la región. La banda está conformada por Choko Olmedo en batería, Cesar Girard en guitarra, Juanma Tannuri en piano y la voz con todo el swing de Brasil, Rocío Ayelen. Además la noche se expandió con invitados especiales.

 

“Somos Nova Bossa. Hace casi nueve años que tocamos juntos. Vamos a tocar canciones de un lado no muy conocido de Brasil, un país que rítmicamente es difícil conocer por completo. Siempre hay estilos nuevos por revelar. Esperemos que la pasen bien en este viaje que comenzaremos juntos”, así expresó con alegría Choko Olmedo después del primer tema.


 

El sonido es limpio, los golpes de la batería se expanden en diferentes direcciones a un ritmo armonioso y atractivo. Rocío en tanto se mueve como una libélula con cada nueva canción, conoce las letras y su gestualidad se parece mucho a la felicidad. “A nosotros nos gusta mucho hacer esta música”, desliza uno de los músicos y todos dibujan sonrisas amplias.

 

La primera invitada de la noche fue Claudia Pinsker, la saxofonista brilló con toda su potencia con las melodías que trajeron temas de Djavan, un músico al que Choko Olmedo lo trasfiere siempre en sus presentaciones. Otra de las invitadas especiales fue Soledad Urbano, quien con su vestimenta especial nos hizo danzar desde nuestras sillas.

 

Música de beber

 

Las mesas del lugar estaban cargadas de modestos vasos y bebidas distintas, entre agua, gaseosa, vino y cerveza. La gastronomía más requerida en Meca Cultural Corrientes era la pizza, aunque también otros prefirieron sándwich de distintos tipos.

 

El viaje musical llegó desde Bahía. Choko hizo una pausa y habló de la música de ese país, de la comunidad afro y del origen del ritmo samba – reggae. Con Sole Urbano comenzaron a teñir el ambiente con esa cadencia, luego se sumó la banda completa y la sonoridad alzó vuelo con la voz de Rocío.  En el lugar se movían las hojas y la brisa musical nos habían transportado en un viaje dulce, de cuerpo y mente en movimiento.

Rocío Ayelén, voz en Nova Bossa. Imagen de CorrientesPlay

 

Sonidos universales

 

Sobre el final, antes de la aparición del último invitado de la noche, llegó la catarsis mezclada con reflexión pura. “Hoy estamos en una época donde tenemos que integrarnos. Esa palabra que está de moda, hoy tenemos que empatizar. El chamamé por ejemplo ya es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, es decir que está rodando por el mundo. Sin embargo muchos todavía siguen pensando que es nuestro. El día que Brasil creo él samba dejó de ser Brasil para ser parte del mundo, como tantos otros ritmos que nos pertenecen a todos. La cultura musical no tiene banderas y vive sin fronteras”, subrayó Choko.

Cesar Girard en guitarra. Imagen de CorrientesPlay.

 

La música es compartir

 

La gestualidad de las libélulas es con todo, con las manos, los pasos de baile, los ojos, la boca y las inflexiones de su voz. La velada en el cierre llegó con algunos clásicos que cantaron todos. Al escenario se sumó el músico santafesino Kike Sweifel, quien viajó a Corrientes especialmente para presenciar este concierto.

 

Choko Olmedo presentó además a los músicos de Nova Bossa, Cesar Girard, Juanma Tannuri y Rocío Ayelen, quien cerró la ronda presentado al baterista y comentando algunos anécdotas de cómo llegó a la banda.

 

“La música da muchas cosas lindas y gratas, sobre todo están los colegas que se convierten en amigos. La vida es como un colador porque solo van quedando los mejores”, expresaron y los aplausos llegaron con tanto fuerza para pedir un bis sobre el cierre del concierto. Los músicos agradecieron el acompañamiento del público, al espacio de La Meca Corrientes por el cuidado y atención. “Somos conscientes de que esta música no es popular, por ello agradecemos su presencia, su respeto y la disposición de venir a escuchar música”, cerró Choko Olmedo.

Choko Olmedo en batería. Imagen de CorrientesPlay.

Juanma Tannuri en piano. Imagen de CorrientesPlay