martes, 12 de febrero de 2013

Palabra extrema


“La palabra extrema del pueblo chamamecero es el sapukái”, sostiene Julián Zini.  Lo dice quien ha recorrido y recorre cada pago del interior de Corrientes y del litoral también.  En este pequeño texto he unido sus declaraciones pos fiesta del chamame y su reflexión sobre el libro “Chamame, un modo de ser”. 

Por paulo ferreyra

Julián Zini (audio) por momentos es un torbellino de declaraciones y sin embargo en esta charla con Clara González fue muy medido y preciso en sus palabras.  “Hay valores que seguirán siendo. Si nos ceñimos a los valores del evangelio podemos renovar nuestros valores.  Los valores que nos dieron nuestros abuelos están en el evangelio”. 


Julián Zini estuvo días atrás en el festival del Chamame en Mburucuya, días antes había manifestado que cuando está en el escenario ve y observa qué hace la gente cuando baila.  “Cuando hablo con Dios hablo de estas cosas.  Esto me responsabiliza a no decir cualquier pavada, tengo que masticar mucho lo que voy a decir, cada palabra.  Trato de preparar cada cosa.  Sé que una palabra puede ser una semilla que prende en el corazón de quien escucha”.

Sobre el filo de los últimos días de la Fiesta del Chamame en Corrientes Julián Zini había declarado que “A veces las conveniencias mediáticas o comerciales pueden hacer vender la esencia de nuestra fiesta.   Pienso que es importante que no perdamos el rumbo.  El sujeto de la fiesta es el pueblo chamamecero y sus artistas.  Esa palabra que esta allá arriba – chamame – es lo que debe guiarnos”. 

“Tanto los organizadores, los artistas y los conductores que a veces no saben mucho de chamame están haciendo gritar a la gente, eso es una falta de respeto.  Vos fíjate que escuchando a Landrisina, Suligoy y otros cantando nada más la gente grita, brota un sapukái.   Nadie tiene que decirle que grite.  El grito es nuestra palabra extrema, yo lo hago cuando no tengo más palabras.  En todo caso hace algo vos para que yo grite, hacer eso de que “a ver los de este lado, a ver los de boca o los de river”.  Hacer esas cosas es ignorancia.  Me da mucha pena que todavía haya gente que pida esas cosas, había que bajar línea sobre esos temas”. 

Por último el Paí Julián Zini deslizó que también habló de “la codicia de los de afuera y la angurria de los parientes, es decir de la gente de adentro.  Hay gente que vende nuestra fiesta, es producción que se vende durante el año.  A quien le hacemos el contacto y a quien les invitamos. Adentro tenemos el cholulismo cultural, el que se cuelga de la fama de otro.  Eso de colgarse de la fama de otro aunque le llama salto de calidad yo tengo mis dudas.  Creo que hay que mantener el espacio para el pueblo chamamecero.   Me encanta que haya invitados importantes y que le guste nuestras cosas, pero que no venga a ocupar nuestro lugar sino para sumarse a nosotros. 


Un Modo de Ser


Hace ya algunos años Julián Zini presentó este libro titulado “Chamame, un modo de ser”.  Hace un tiempo atrás volvió hacer referencia a cómo fue la producción de este libro.  “Hay mucha gente que investiga sobre el chamame, nosotros lo encaramos de manera muy intuitiva, sin métodos científicos”.  Audio gentileza Cecilia Ramirez.
Tapa del libro Chamame

“El chamame es nuestra manera de ser, el chamame es nuestra identidad.  Nosotros tenemos un modo de creer en la palabra, modo de recurrir al médico o al curandero, este modo que tenemos de ir a Itati o a la Cruz Gil, modo de extrañar el pago, modo de llorar a nuestros muertos, ¿de donde nos sale este modo de ser?”.

Julián Zini relata que recorrió muchos pagos del interior interrogando a todos, buscando entender por qué tenemos este modo de ser.  “Hemos descubierto las misiones jesuíticas como pieza importante en nuestro pasado. Hay que saber todo lo que contiene y lo que se ha volcado a nuestra identidad”, subraya.

“Nos encontramos con nuestro ñandereko – nuestro modo de ser.  Nosotros fuimos siete hermanos.  Teníamos prohibido hablar guaraní.  Después no me animé a estudiar, pero tengo a los amigos a quienes agradezco estar en contacto con esta lengua viva del guaraní”. 

“Es muy importante tener este idioma tan rico.  El guaraní es inmensamente rico.  Cuando nosotros terminamos este trabajo hice unos versos que están resumidos en Chamameceros.  Julio le puso música de Isaco, Tránsito, entre otros. 

“Nuestra fuente es todo nuestro ñanderekó.  Cuando se habla de chamame hay que conocer nuestra identidad.  El correntino sigue siendo creyente.  Además tenemos algunas cosas muy claras, no andamos con rodeos.  Estoy hallado o no me hallo, por ejemplo.  Tenemos una palabra extrema, el sapukái.  No pidas un sapukái, hace algo para que ya no tenga palabras y del extremo saldrá la fuerza del sapukái”. 

“El ñanderekó aparece en las cosas que amamos.  Mi hermana que está en Jujuy cuando prende la tele y ve chamame vuelve.  Para los organizadores, para los medios, para todos, el chamame – con todo ese ñanderekó adentro – tienen que ser hoy un ícono positiva, hermosa y alegre de nuestro pueblo.  El chamame es nuestra identidad”.  

“Tengo dos heridas en el alma que no las puedo cerrar y voy a morir con ellas – advierte Julián Zini sin melancolía. Así mientras sangra la herida me sirven para hacer algo. Una es no hablar guaraní y la otra es no bailar.  Las dos cosas me prohibieron mi religión.  Yo gozo y rezo por mi gente cuando bailan”.  
Julián Zini y Naike Chamigo

1 comentario:

  1. Muy buena la página. Felicitaciones al autor.
    Me encantó y emocionó.
    Nora Mac Donald

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