Su más reciente libro, Como si fuesen fábulas, es una colección de relatos donde se sumerge en la complejidad de la vida humana. Empatía, bondad, ternura, alma, memoria, son algunas de las cuestiones que despierta su lectura y que abordamos en esta charla telefónica.
Por Paulo Ferreyra
Dice Circe Maia “todo
está fuera / nada queda dentro./ Tú
mismo estás afuera, a medio hacerte / a medio construir, como esa casa llena de
andamios. / Lo más hondo no es íntimo: está afuera”. Probablemente mucho
antes de que le lleguen a María Teresa Andruetto este poema ella ya vivía así,
con esta convicción y con esta certeza.
“Lo más hondo no es íntimo: está afuera”.
En Córdoba hay un programa radial que se llama Nada del otro mundo. Ahí Teresa tiene una columna semanal. En esta charla nos cuenta sobre sus columnas y sobre los temas que más la apasionan.
— ¿Cómo fue hacer
esta selección de textos de las columnas radiales para pasarlas al formato del
libro?
— Hace nueve años que hago estas columnas radiales. De estos
nueve años hace seis años que las hago por escrito y las grabo. Al comienzo
tomaba apuntes y salía al aire. Pero después decidí escribir, grabar, enviar al
programa audios que estuvieran pulidos y muy cuidados.
A esto hay que sumar que siempre tengo demandas de las
editoriales para publicar. La editorial Random House sabía que hacía estas
columnas radiales. Así que armé para ellos una selección que tuvieran que ver
con un eje determinado: los otros, la otredad, los bordes sociales, los
márgenes, la infancia, la pobreza, los pueblos originarios, las mujeres, el
arte, algo de todo eso.
Elegí algunas de las columnas y comencé a pulir el texto porque iban al formato del libro. No es la primera vez que hago esto. Tengo un libro en España que se llama ¡Mujeres, Mierda! son también crónicas donde en ese caso todas tiene relación con las mujeres. Tengo una cantidad de textos sobre diferentes cuestiones siempre es un cruce entre ciertos intereses sociales y los libros que he leído, las películas, el arte que he visto.
— En la lectura se
percibe que no te limitas a contarnos algo, entras en cada historia, ¿que
sucede para que te involucres de esa manera?
— Si, es la esplendorosa empatía con el otro. Siempre el
origen es la emoción, algo que me conmueve, una información, una escucha, una
imagen o una frase que me conmueve. Desde ese lugar voy alimentar esa conmoción
buscando más información, voy a la biblioteca y rememoro lecturas.
En distintos momentos se despiertan los recuerdos de
lecturas y me parece que eso puedo sumar a lo que estoy por escribir. A veces
va y a veces no va, pero el mismo interés me va llevando a enlazar una cosa con
otra.
Por decirte una cosa, veo una noticia donde se revela la
cantidad de soldados mapuches que fueron a Malvinas. Eso me hizo pensar de
quién es la Patria. Esta cosa que tanto hemos escuchado, que ciertos grupos no
son patria porque son indígenas o por son chilenos. Entonces pienso en todas estas
cosas que me han llegado en distintos momentos de la vida y de la historia. A
la pregunta, ¿de quién es la patria? ¿es mía? ¿es solo mía? ¿es de muchos?
Desde ese lugar pienso cuánto pusieron otros por la patria. Sobre esa empatía está
mi eje.
Después hay un trabajo de escritura muy grande y muy
intenso. Por ejemplo, hay una larga lista de nombre de esos soldados mapuches.
Eso puede verse quizás como un simple listado de nombres y sin embargo trabajé
mucho y lo di vueltas para que tenga una sonoridad determinada. Los apellidos
son reales, los nombres de los soldados que fueron a Malvinas son reales, pero
el modo en que están colocados, por empezar están en orden alfabético y dentro
de ese orden fui haciendo reubicaciones para que leído sonara como una música,
como una intervención poética. Este es un trabajo de escritura que hago con el
material que tengo.
Pero lo mismo que me produce empatía me hace ir a una cierta revelación. Hay algo que estaba oculto y ahora se muestra, se revela. Estas cosas se me van apareciendo ante mí y como me aparece busco la mejor manera de escritura para compartirlo con otro.
Ternura y
bondad
La escritora Annie Ernaux dice que un libro puede contribuir a cambiar la vida, romper la soledad y a pensar
de otra manera. Como lector me pasó que terminé de leer el libro y pensé en
la ternura, en este contexto social es muy poderoso. Al respecto Teresa
Andruetto dice que es algo que ya le han dicho no solo de sus crónicas, sino
también algo que está en sus poemas, en los cuentos y en las novelas. Sus
puentes, en el decir de Circe Maia “pero ahora y aquí y mientras viva / tiendo
palabras - puentes hacia otros”.
Teresa hace silencio. Es breve y suficiente para escuchar su
respiración. “Tengo un deseo profundo de entender al otro”, reflexiona. “El
camino por buscar entender al otro tiene que ver con la ternura. Esto lo pienso
mucho en este tiempo. Pienso en la ternura y en la bondad, en la importancia de
la bondad. Es una palabra un poco antiguo si se quiere, un concepto que
olvidamos, como si no fuera suficientemente prestigiosos como otros conceptos.
Sin embargo, cuánto necesitamos de la bondad, de la dulzura, de la ternura, de
la consonancia con el otro. Siempre lo necesitamos pero particularmente en este
tiempo tan duro”.
Hay algo aquí profundamente personal. Cuenta Teresa que
cuando era joven trataba de disimular un poco esta forma suya de conmoverse por
el otro. Trataba de encubrirlo porque no
era algo bien visto, algo que no se asocia por lo general con la inteligencia. Es
como si las personas inteligentes tuvieran que ser personas desprendidas de los
afectos.
“Hoy puedo vivir con ambas cosas”, revela. “Vivo con el intento de intelegir y vivo con el intento de estar próxima al otro. Sobre todo al otro que sufre, a lo mejor sufre más que uno o aunque uno también tenga su cuota de sufrimiento. Porque como dice el escritor norteamericano James Baldwin, “el sufrimiento tiene el número de teléfono de todos”.
Memoria y
poesía
— Otra de las cuestiones
que atraviesan el libro es la memoria, ¿por qué te interesa tanto?
— La memoria atraviesa toda mi obra. Para mí la literatura
es memoria. La literatura es una de las formas más potentes de la memoria de
los pueblos. Una memoria que no es oficial, que no es rígida, cerrada, sino que
las memorias puestas en las bocas, en las mentes, en los corazones de cada uno
de nosotros.
Ante ciertos dichos tenemos zonas de memoria en común y
también tenemos zonas de memoria singulares, matices diferentes entre
diferentes personas que vemos o sufrimos un mismo hecho.
Para mí la literatura es memoria. La identidad es memoria.
Entonces hay un camino de búsqueda. Pienso mirando hacia
atrás, pasando los setenta años que tengo y mirando mi propia vida, me pienso
más allá de la escritura. He dedicado mi vida hacia la búsqueda de una memoria
individual. Esa búsqueda de la memoria y de la identidad individual se da en el
encuentro con una identidad y una memoria social.
— y esa memoria como
una maestra.
— Claro, que nos enseña. El pasado que se pone de pie. Esa
memoria del pasado que se pone de pie y que va como dicen algunas comunidades
indígenas, esa memoria que adelante de nosotros para que no olvidemos. En este
momento en el que estamos donde hemos olvidados tantas cosas, tantos derechos,
tantos modos y aprendizajes
— tantas conquistas
— Tantas conquistas olvidadas. Están olvidadas porque van a
surgir. Esa memoria que haga que el pasado venga a ponerse ante nuestros ojos
para llevarnos y marcarnos un rumbo.
— Te llevo ahora a
otro tema que también atraviesa el libro, ¿qué es la poesía?
— La poesía es la madre de todas las escrituras. No solo de
la mía sino de todas las escrituras. Leo mucha poesía. En este libro hay
crónicas de hechos reales todos, pero a la hora de escribir hice un trabajo con
la lengua muy fuerte. Hice eso para que esa lengua resuene de algún modo poético.
Además leo, soy una intensa lectora de poesía, entonces dos
por tres la asociación de lo que sucede se une a un poema que recuerdo. La
poesía está presente en sus dos caminos, por un lado en lo que hace a mí como
lectora, alimentando mi vida, mi escritura, mi sensibilidad. Por otro lado está
presente en mi proceso de escritura porque escribo y leo en voz alta lo que
escribo. Escucho como suena y si no me gusta como suena voy haciendo toques y
retoques. La escritura es música para mí.
El alma de
los textos
Cuando se realizan charlas telefónicas no hay forma de ver
los gestos de la entrevistada. Pero la memoria si guarda la mueca feliz que la
llevó a una sonrisa, un pequeño rayo que la sacó de las palabras a mover los
labios en otras direcciones.
Una de sus crónicas del libro se titula El alma. Así que trasladé una pregunta que atraviesa ese texto y le
pregunté a Teresa Andruetto dónde está el alma de lo que hacemos. “El alma es
muy escurridiza", deslizó y ahora éramos dos sonriendo distendidos. Una
sola mueca feliz en rostros lunares.
“Ninguno de los asuntos que están en el libro me son
indiferentes. No son cuestiones de saber algo, de aprender algo, de transmitir
un conocimiento. Esa pregunta que vos me haces ahora, ¿dónde está el alma de lo
que hacemos? La respuesta es la empatía, en esa consonancia con el otro, en un
deseo profundo de comprenderlo, de comprender el lugar que tuvo, que tiene, de
qué está hecho, por qué actuó de esa manera y no de otro, lo humano más
profundo y singular”.