domingo, 2 de octubre de 2016

Comida y música para ahuyentar al Karía Octubre

El sábado último el Museo del Hombre Chaqueño vivió una gran jornada en torno a la celebración de la Mitología Guaraní. Ahuyentar al Karía Octubre es ya tradición en este Museo y contó en esta oportunidad con un gran marco de público. “El hecho de que esto crezca año tras año tiene que ver con la tradición del pueblo, la asociación de amigos del Museo, entre otros colaboradores. Todo lo que es tradición vive en este Museo”, comentó Horacio Laurino. En tanto Alejandro Ruiz explicó que dentro de las salas del Museo una de las más visitadas es la sala de Mitos y Leyendas.

paulo ferreyra
paulo.ferreyra@yahoo.com.ar


Aún no son las 11 de la mañana y el personal del Museo del Hombre Chaqueño va de un lugar a otro, acomodan y ordenan el espacio. Un grupo prueba sonido, unas señoritas acomodan la mesa que se puebla de comida mientras otras reciben a los visitantes con una sonrisa. Se disponen de algunas sillas. En otra mesa habrá productos de una huerta como perejil, cebolla de verdeo, rúcula, acelga, lechuga, todos lucen verdes vivos sobre un mantel blanco.

El Museo del Hombre Chaqueño hace carne este ritual guaraní que busca espantar la miseria a través de demostrar abundancia en una gran comida comunitaria. El Museo además compartió un texto de Ertivio Acosta, su mentor, quien recorrió la provincia del Chaco, Corrientes y Paraguay para luego elaborar sus escritos sobre lo mitología regional. Esta mañana se dispone en una mesa con libros de Ertivio Acosta bajo el título de “Mitología Guaraní” y “Cultura Popular Regional”.

Algunas personas comienzan a sacar fotos a una mesa colmada de alimentos y lo comparten online. La mañana se escurre en tanto siguen ingresando personas que traen comida para compartir y todo se ensancha. Un chamame gime con su bandoneón en los parlantes, “estamos esperando a las autoridades”, se excusa alguien cuando pasan las 11.30 y todavía no se abre la jornada. El mate comienza a recorrer en algunos círculos.

“Esto nació por impulso de Ertivio Acosta como defensor de la cultura popular, de la cultura de la región. Año tras año se hace esta celebración aquí en el Museo del hombre. Este año tiene la particularidad que se unen todos los Museos. La intensión es hacer como el patio del campo donde compartimos una gran mesa familiar”, destacó en una apretada charla el director del Museo Walter Rolón. “El hecho de que esto crezca año tras año tiene que ver con la tradición del pueblo, la asociación de amigos del Museo, entre otros colaboradores. Todo lo que es tradición vive en este Museo”, resalta.
Perdidos en el esférico
La mesa llegan más sopas paraguayas, hay batata, pan casero en distintas variedades, pochochos, papa, torta parrilla, maní con cáscara, miel. Cuán ya parecía que había mucho llega una olla negra con mbaipy recién hecho, humeante, excelso y despertador del gran apetito del mediodía.

“Bienvenidos al Karía Octubre. La idea es que esto sea la mesa de un campo, donde vamos a charlar y compartir la mesa. Muchas gracias por acompañarnos en esta comida”, expresó Julio Horacio Laurino, director del Museo del Hombre al dar la bienvenida al público. El personal del Museo está atento al público, todos colaboran acercando sillas a los visitantes, sirviendo la comida, la bebida, algunos explican sobre el proceso de los alimentos. La música mientras tanto va matizando el ambiente. Ariel fue el encargado de explicar al público en qué consistía el Karaí Octubre.

El clima cada vez se enchamiga y se trenza con afectos. Hay rondas de amigos y familiares, además sigue llegando más comida. “Acá somos cerca de 20 personas trabajando en el Museo. Esta abierto todo el día. Tenemos salas y el público va visitando cada una de ellas. La sala que más visita recibe quizás sea la Sala de Mitos y Leyendas”, cuenta Alejandro Ruiz quien con gran amabilidad me encamina a la sala, prende las luces, enciende el audio donde se relatan cada uno de los mitos estudiados por Ertivio Acosta.

La música se abrió con Leonardo Rodríguez y Martín Nuevo. Después llegó el grupo Perdidos en el esférico. Algunas charlas se silencio y dan paso al reino de la música. La comida sigue sin pausa, la cabeza de chancho sigue pellizcada hasta el hueso. Las señoritas de negro ayudan a servir la comida, derrochan simpatía, gracia, tal vez dulzura. Pasada las trece horas del mediodía llega una botella de vino.

“Tenemos muchas actividades durante todo el mes pero la próxima gran actividad grande es en noviembre ya que ahí celebramos nuestro cumpleaños”, comenta Horacio Laurino, director del Museo. Sobre el final se presentan los representantes de otros Museos e hicieron un gran cierre en conjunto.

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