viernes, 19 de octubre de 2012

Um novo chamame



“Voz de Frontera” es el nuevo material discográfico de Gicela Méndez Ribeiro. “Este disco me muestra tal cómo soy, cuando hago esto no le miento a la gente y soy plenamente libre”, advierte.  El disco es abierto, con sonidos nuevos y canciones que enriquecen el cancionero popular. “Gicela con su voz muy dulce ha sabido conciliar temperamento y carisma.  Gicela ha sabido conciliar algo que estaba latente y subterráneo en lo que nosotros llamamos MERCOSUR”, advierte el escritor Martín Alvarenga quien nos cuenta cómo fue participar de este disco.

Por paulo ferreyra
paulo.ferreyra@yahoo.com.ar



Atrás va quedando la ciudad de Corrientes.  Aún continúan los ruidos de motores y de caños de escapes, el humus de la ciudad aún se respira.  Poco a poco todo eso se apaga.  Termina el asfalto y los pajaritos comienzan a cantar.  Hay muchos árboles, calles de arena espesa, chicos que juegan en un amplio patio verde, el aire cambia radicalmente.  Así es Santa Ana de los Guácaras donde reside Gicela Méndez Ribeiro junto a su esposo Marcel Czombos.

“Soy feliz cuando no me reprimo.  El disco muestra lo que soy, cuando hago esto no le miento a la gente”, advierte Gicela.  Nos acomodamos en la galería, el clima es fresco y frente a nosotros una calle angosta intenta dividir el verde que se pierde con la vista.  La laguna esta lejos, “es como si estuviera apagándose”, desliza Gicela.  Los pájaros siguen su trino mientras el grabador silencioso aguarda las palabras de esta cantautora libreña.

“Voz de Frontera” nos regala dos composiciones de Gicela en música y letra, Fronteriza y Alma de Violao.  Además participan del disco figuras destacadas de las letras de Corrientes como Marily Morales Segovia y Martín Alvarenga.  El disco trae un poema escrito por Antonio Tarragó Ros quien presenta este disco.  “A escucharla como en misa”, advierte Antonio.  Pues en ese sentido la canción de entrada podría ser “la magia que habita en cualquier chamame”, letra de Rodrigo Bauer y música de Gicela.  Muy recomendado.

El velo se levanta a medida que va sucediendo cada nuevo tema de este disco “Voz de Frontera”.  Así llegamos hasta el tema Luna donde Gicela nos cuenta que tenía “la música hace cinco años.  Ensaye algunas letras pero nada me convencía.  El encuentro con Martín Alvarenga cerro y el escribió la letra”.  Ese proceso del escritor correntino en letrista no fue fácil, me acerqué hasta el para que también cuente cómo fue su experiencia.  “Ensayamos aproximaciones. Soy un amante de la cultura jesuítica guaranítica pero no me considero un chamamecero.  No por negación sino por autenticidad”, advierte.  


En este disco encontramos temas propios y algunos clásicos del género. ¿Cuál fue el criterio o el concepto para armar este disco?

En principio quería plasmar mi felicidad de vivir en Corrientes.  Cuando llegué aquí no conocía a nadie y poco a poco comencé armar mi propio círculo de gente.  A la primera que conocí acá fue a Silvia Muñoz del portal de corrienteschamame.com.  Sentí que era una madre acá en Corrientes, fue muy grato saber en ese momento que el único sitio en internet dedicado al chamame lo dirigía una mujer.  Siempre fui abierta a todo. Me gusta comunicarme con la gente.  

A medida que pasa el tiempo Gicela se consolidad en la composición.  Se considera más melodista y advierte que quería escribir en castellano pero todo le salió en portugués.  En el disco están los temas Alma de Violao o Fronteriza que compuso en portugués.  Entre tanta gente que ha conocido Gicela aquí se afianzó a una amistad entrañable con Marily Morales Segovia y Martín Alvarenga.  Justamente Marily le entregó a Gicela el tema “Paraná”. “Si bien nací sobre el río Uruguay el Paraná me dio un hermoso grupo de gente amiga.  No me quiero ir más de este lugar.  Este es mi lugar”, advierte. 

Cuando tomo en mis manos la letra de Marily la música salió muy rápido.  Ella me decía vamos hacer algo tranqui pero le dije que quería gritar a navegar, a navegar, a navegar.  Con el tema Luna que esta en el disco sucedió algo diferente.  Había compuesta la música hace cinco años. Había ensayado una letra pero sentía que no era suficiente.  Hasta que conocí a Martín Alvarenga.  Él nunca había compuesto para una canción pero intuí que era el escritor para esta canción.  Tuvimos oportunidad de hablar y le propuse que escriba la letra de Luna.  Una tarde entre mate y tortas le dejé un dibujo dónde debía estar la métrica para una canción.  Pasaron algunos días y el me paso la letra.  Fue difícil pero le dije que no estaba el Martín Alvarenga que conocía, que suelte a ese escritor que esta adentro.  “No te guardes nada”, le dije.  Cuando me envía la tercera letra le digo este sos vos, es muy buena la letra.  En el disco podrán escuchar su voz en la introducción del tema.

Después apareció Rodrigo Bauer, es un poeta joven de renombre de Río Grande Do Sul. Siempre nos cruzamos en los festivales. Hasta que un día nos encontramos y me dijo “tengo una letra para vos”.  Me gustan las letras que no caen en lugares comunes. La letra él la escribió en castellano.  Escribió algo muy lindo.  Sentía que la letra era más importante que la música. Cada vez que escucho ese tema la música acompaña nomás.  Eso me da mucha satisfacción.

Meu chamame vuelve a estar.  Grabado en el primer disco tuvo su circulación y recorrió diferentes lugares.  Pero es un tema con producción independiente y pienso que este tema se merece otra oportunidad para seguir caminando.

En cuanto a los clásicos del género aparece por ejemplo “Cambacita Correntina”.  Siento que nadie lo conoce y lo he rescatado para este disco. Esas obras son importantes.  Sucedió con Cambacita que algunos creyeron que era un tema nuevo y es de la década del 60.  No me gusta el aplauso fácil. Prefiero jugarme por algo que a mi me identifique como persona, como cantante.  No estoy midiendo el aplausómetro. 

Jaime es mi padre brasileño. Jaime Ribeiro vuelve a este disco con letra y música en Un nuevo chamame.   Es hermoso.  Tenemos una química con el muy importante.  Él es un gran difusor con su programa de radio, difunde mucho la integración. Los dos nos fuimos haciendo fuerte y nos apoyamos mutuamente.  A él le decían que no era chamamecero. El marcó un camino. Es un compositor, escribe y hace música increíble.  Es un soñador.  Cuando viene sacamos los bafles y tocamos.  Hay muchas cosas que nos unen.  Tengo una amistad muy linda con su familia. 

Este disco iba a tener 15 temas pero lo cerramos en 12 para guardar algo para más adelante.  “Correntino hasta morir” lo vengo cantando hace años con mi viejo, son temas muy lindos que voy a seguir cantando.  Siempre voy a elegir temas clásicos que tienen un contenido y una letra muy importante. Me hacen feliz.


- ¿Cómo surgió la idea de la tapa del disco?

Surgió de pensarlo mucho y no quise caer en lugares comunes.   Veo muchas tapas de los discos locales, nacionales e internacionales.  Necesitaba exportar algo internamente.  Frontera.  Gracias.   Esas eran las palabras que gritaba mientras hacía la sesión de fotos.  Iba tirando palabras.  Eso es lo que soy.  Por ahí salieron a decir cómo voy a mezclar el portugués con el chamame, la gente vuelve sobre ese tema.  Entonces respondo con algo simple, soy feliz cuando no me reprimo.  El disco muestra lo que soy, cuando hago esto no le miento a la gente. 


En Santa Ana el viento corre libremente.  Algunos árboles juegan a las agachadas a lo lejos.  Los pájaros vuelven a la carga con su canto.  Aquí el arcoíris es vivo mezcla de flores, pájaros, árboles y el silencio que arrulla.  Gicela piensa, respira, el grabador marca el retorno de su voz.


Tengo una esencia que esta grabada a fuego en mi piel.  Tengo un padre que es extremadamente chamamecero.  Ahora papá tiene un cuarteto de bandoneón, acordeón, guitarra y guitarrón.  Cuarteto San José.  Él es mi esencia, me crie en los campos de Tapebicua, Guaviraví, Santa Catalina.  He escuchado desde chica todos los chamame. No voy a negar algo, que vivo en frontera, que nací hablando portugués, mi abuelo me habla en portugués.   Aprendí a hablar portugués sin darme cuenta.  Creo que nací hablando portugués,  es algo natural.  Desde el primer disco me estaba reprimiendo de poner más cosas, en este disco muestro muchas cosas, en algún momento habrá otro disco que puede aún desconocerme absolutamente.

La tapa tiene todas estas cosas.  Disfruto mucho de todo lo que hago.  Antes también disfrutaba pero ahora es diferente.  Siempre quiero ir para adelante.  Descubrí un lado de la vida que disfruto.  Cada cosa que pasa saboreo y lo mastico de manera diferente.

- Muchos mencionan las palabras de Antonio Tarragó Ros en el interior del disco.  ¿Por qué esta y cómo surgió la iniciativa?

Antonio es el padrino del disco. Este año tenía pactado para grabar. Lo que sufrimos en enero, cuando nos robaron la plata de la producción de este disco todo comenzó a cambiar.  Yo tenía otro repertorio. Por ejemplo, el tema Fronteriza surgió después del robo.  Después del robo me di cuenta que había gente con la que siempre estábamos comunicados desaparecieron y otra gente que esta cerca nuestro nos apoyo. 

Siempre ayude a la gente de Río Grande do Sul.  Sin embargo nunca había ido a Mato Groso do Sul pero ellos conocían mi laburo.  El año pasado cuando fui al Festival de Río Brillante hice un grupo de amigos importante.  Ellos se enteraron del robo y después me llamaron y me dijeron que querían ayudar.  La pucha, fue una muestra de afecto muy grande.  Ellos no sabían que me habían robado la plata que tenía para el disco. 

Pasaron los días y charlando con Marcel le digo – “y si convertimos en música este símbolo de afecto.  Es el mejor agradecimiento que podemos hacer”.   Con la ayuda de toda esta gente pude terminar el disco.  Después les dije que elijan el chamame que quieran que simbolizara a Mato Groso de Sul y comenzaron a mandar unas cuantas canciones.  Al final grabamos “Antigo Aposento”. Lo grave y no les mandé hasta que me fui hace una semanas atrás al Festival de Río Brillante y les encantó cómo quedó el tema. 

Obviamente no podemos nombrar a todos pero fueron muchísimos los que han colaborado aquí también para que podamos salir adelante.

Después del robo también nos llamó Antonio y nos acompañó. Es amigo nuestro.  Cada vez que viene siempre nos comunicamos. Él fue el primer chamamecero que cruzó el río y el entiende muy bien el tema.  Él sabe de la integración chamamecera.  Qué mejor persona que pueda presentar este disco.  Yo empecé hablar y él me dijo “¿querés que te presente el disco?”. Yo tenía un título para el disco, varios títulos venía analizando. Pero él me dice “vos sos frontera, vos en todo momento estas haciendo integración, naciste en frontera. Tenés que poner algo sobre la frontera”. Me dio un montón de nombre que giraron por mi cabeza. Me dijo yo te voy hacer una poesía.  Cuando leo la poesía me cierra voz de frontera.  Cuando compuse el tema le puse fronteriza.  Que era una idea que me gustaba.  Todo se fue encarrilando.

- Tú música está creciendo y son muchos los puntos que se podrían analizar sobre ese aspecto.  Sin embargo me interesa saber puntualmente si la percusión tiene un lazo profundo con ese concepto de frontera que llevas adentro.

Creo que hay una necesidad de poner percusión.  La bata no es agresiva en la música, es muy sutil.  Siempre le tuve terror a la bata pero cuando esta Matías es otra cosa.  Es cierto que en Brasil hay más tradición con la percusión y la batería.  Si bien me gusta lo tradicional pero hoy tengo necesidad de expresar la música de una manera diferente. Además cuando uno tiene “soberana libertad” como dice Cortázar, uno es auténtico.  Esta expresión encierra muchas cosas, “soberana libertad”.

- Hace muchos años que llevas este camino de cantautora de forma independiente, ¿cómo es ese camino?

A nosotros los músicos independientes nos cuesta mucho tener apoyo.  Lo padecí para ir a Buenos Aires hace algunas semanas atrás.  Tenemos que remar mucho.  Los dos brazos se mueven con gran intensidad.   De igual manera sigo haciendo fuerza porque creo profundamente en lo que hago. Tengo el deseo latente. Eso es mi motor.  Creo en lo que hago. 

Recuerdo que no tenía dónde cantar y me pasaba encerrada en mi departamento en Buenos Aires tocando la guitarra.  Hay que estar preparado. Siempre hay que estar preparado. Hace cinco años atrás me contrataron en San Lorenzo, no había nadie, había diez personas que atendían la cantina.  Estaban conmigo otros músicos y habíamos llevado todo, la pantalla y video completo.  Me preguntan qué hacemos, “hacemos el show completo – respondo. Si hay dos personas o 100 vamos a tocar igual. Caso contrario no te dediques a la música. Siempre lo hice con pasión. Pero no es mi vida. 

- ¿Dónde está el eje entonces?

La música es mi misión.  Mi vocación es vivir.  Cuido mucho mi estado de salud.  No me quiero apegar a nada.  Estoy en un estado en que me siento bien.  Cuando me di cuenta de que la música no es todo comencé a tomar la guitarra con mayor tranquilidad, con mayor libertad. La madre naturaleza es sabia.



“Los tanteos fueron enriquecedores”

Luna” es uno de los temas del nuevo disco de GicelaMartín Alvarenga escribo la letra y aquí mientras corría café y té de un lado y otro de la mesa él relata su experiencia.  “Creo que alguna vez tuve la invitación de escribir alguna letra pero no llegó a ser nada serio. Pero la convocatoria de Gicela me resultó muy estimulante.  En primer lugar porque yo la admiro.  La admiro porque dentro de una voz muy dulce ha sabido conciliar temperamento y carisma.  Ha sabido conciliar algo que estaba latente y subterráneo en lo que nosotros llamamos MERCOSUR.  ¿Y cuál es el rescate?  El rescate es poner en valor el área jesuítico guaraní.  Esa jurisdicción que esta más allá de la frontera”.  

Martín toma el azúcar, lo vuelca en su tasa y el humo del té se apaga con cada movimiento de la cuchara.  El grabador a un costado también está atento a cada palabra, me deja a mi la mirada y los gestos del escritor.  “El quehacer de Gicela esta unida por la cultura jesuítico guaranítica que hace que el MERCOSUR pueda existir.  Sin ese fundamento el MERCOSUR no podría existir.  Gicela supo captar eso.  Ella sabía que tenía sintonía con su manera de ver la música, con su cosmovisión, entonces no dudé un segundo cuando llegó a mi con esta propuesta”.

Martín escucha la pregunta y sonríe.  “No soy un tipo fácil, tuvimos que trabajar mucho”, advierte.  Para escribir la letra de Luna pasaron algunos días, Gicela tenía la música de este tema hace ya cinco años y el trabajo de composición fue arduo.  “Ensayamos aproximaciones. Soy un amante de la cultura jesuítica guaranítica pero no me considero un chamamecero.  No por negación sino por autenticidad. Siento que tengo otras prioridades. La cultura de Corrientes es mi prioridad pero no se circunscribe al chamame.  Yo no quiero ser reconocido y no creo que lo sea como chamamecero. Lo mio es otra cosa, lo mio es buscar el pensamiento de la cultura de corrientes y de esta zona del litoral.  Esos tanteos que hicimos con Gicela fueron enriquecedores. El hecho de no haber sido fácil y de haber estado acompañado por esas pequeñas dificultades entrañan un enriquecimiento para mí”. 

“Además estuve acompañado con ella en la grabación.  Yo empiezo a narrar el tema Luna”.  El té se había acabo y Martín vuelve a cargar.  La pequeña cucharita bailotea y él ni si quiera la mira.  Recuerdo con alegría que entró al estudio de grabación para grabar.  “Me sentí muy acompañado.  Cuando yo fui al micrófono a grabar Gicela estaba al lado mio. No se quedó del otro lado del vidrio con los técnicos. Ella estaba al lado mio, marcándome cómo tenía que grabar. Si yo logre hacer bien esto es porque ella me estuvo supervisando y me estuvo orientando en lo que tenía que hacer.  Fue de gran ayudo que ella estuviera cerca mio en el estudio de grabación. Creo que ella encontró el tono exacto para decir las cosas.  Me sentí súper bien. Me sentí muy cómodo.  Lo que ella me marcó no se me borra más.  Si tengo que decir algo alguna vez voy a tener presente cómo debe hacerlo, el tono y la intensidad cómo debo manejarme en esos casos. Ella me enseño todo eso”, destaca Martín Alvarenga.

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