lunes, 4 de noviembre de 2013

Mateo es un músico prolífico

En el mes de septiembre se presentó el libro “Mateo Villalba, la guitarra del chamamé” del investigador Pedro Zubieta. “Es un investigación muy rigurosa donde podrán encontrar mucha información sobre un gran referente de la guitarra”, expresó días atrás el Prof. Enrique Piñeyro quien tuvo a su cargo la presentación de este libro. “Mateo Villalba ha crecido mucho en estos últimos años, se ha volcado a la composición y le va muy bien”, resalta Zubietta con quien dialogamos para que nos describa detalles sobre este libro.

Por paulo ferreyra
paulo.ferreyra@yahoo.com.ar



Pedro Zubieta tiene una voz muy clara y sabe dónde poner el acento en el decir. Cuando hablamos de su libro sobre Mateo Villalba el destaca que “el músico grabó un disco en guitarra y fue el quiebre más importante de la música chamamecera. Siempre hablando de la guitarra chamamecera”.

“Puedo mencionarte rápidamente el antecedente de grabar solo en guitarra de la mano de Gregorio Molina, quien graba en el disco “alegría y chamamé” en el año 1964. Ese disco contiene dos temas tocados únicamente en guitarra, “la Caú” y “la Marejada”. Esto sirve como antecedente”.


Sin embargo recién con el disco “Mateo Villalba y las guitarras del chamamé”, editado en 1985 tenemos un disco grabado únicamente con guitarra. “Por ello advierto que ese disco produce un quiebre porque hasta ese momento no tenemos antecedentes de un disco completamente grabado sólo en guitarra, después de eso vinieron otros. El quiebre lo marcó Mateo Villalba”.


Pedro cuenta y subraya que “Mateo graba un disco únicamente en guitarra. No hay otro instrumento más que la guitarra. Mateo Villalba junto a Pocho Airé llevan la guitarra a un primer plano. Ellos son de la escuela de Jacinto Toi Lezcano de Curuzú Cuatía, fue quien inicio esta escuela de la guitarra. Mateo y Pocholo siempre ponen a la guitarra al frente. Los discos de reencuentro con Pocholo son avasallantes, la guitarra adelante”.


- En tu libro podemos encontrar mucha información sobre Mateo, ¿Qué otra cosa te sedujo de Mateo para escribir este libro?


Mateo en sus inicios se dedica a musicalizar poemas. Toda la primera etapa de él es musicalizar poemas. Sin embargo es notable como en este último tiempo hay muchas composiciones de Mateo donde le corresponde la poesía y la melodía. “Oficio de tropero”, “cielo de las palomas”, entre otros temas tienen un vuelo de poesía muy importante. Mateo Villalba se metió en la composición y le ha ido muy bien.


Entonces, tenemos dos etapas, las primeras composiciones con Antonio Tarrago Ros donde él ponía la música y esta última donde él pone la poesía y la música. Mateo creció mucho. Mateo es muy prolífico. Creo que Mateo debe andar por las 700 obras registradas, es muchísimo. Ha compuesta sobre varios géneros, de chamamé debe tener 500 obras. El espaldarazo que significó “El cielo de mantilla” lo alentó mucho. En el libro pongo la discografía completa y la obra autoral completa.


- ¿Qué otros guitarristas del género te han cautivado?

Varias. Me crié en la casa de Roque González y ahí conocí a muchísimos grandes guitarristas. De los que pude conocer, Antonio Niz es un molde terminado, hay gente que intenta imitarlo y no se puede, él hacia cosas increíbles. Un guitarrista completo.


- ¿A Horacio Castillo lo llegaste a conocer?

A Horacito no lo llegue a conocer pero lo conozco, conozco su obra y lo difundo mucho. Horacio era un tipo muy especial, estamos por editar un disco que él había terminado de grabar y justo tuvo el accidente donde pierde la vida. Horacio Castillo era un tipo muy especial. A diferencia de otros guitarristas Horacio tocaba con la mano, la mayoría de los guitarristas tocan con la púa. Fue un tipo muy delicado, lo que él hacia no era parecido a nada.


Cabe mencionar también otro gran guitarrista misionero Héctor Chávez. Lo que hace es irreproducible. Es un gran arreglador también. Después los clásicos como Gregorio Molina, otro referente de la guitarra. Hubo guitarristas que fueron muy notorios pero que acá no los conocen nadie. Hay una historia muy triste, esta gente que te nombro eran paisanos que se iban a Buenos Aires y no podían volver porque no tenían plata para el pasaje.


- ¿Por ejemplo?


Haber, te cuento una cosa. Yo me enojo mucho con los mercedeños porque las radios son vergonzosas. Mercedes tiene dos grandes músicos que son Fito Ledesma y Juancito El Peregrino. Yo le digo eso aun locutor y me dice “Juancito se fue a Buenos Aires y no volvió a su pueblo”. Entonces le aclaro que él no vuelve porque no tenía para el pasaje. Esa era la realidad de esta gente. Mucha gente perdió de vista al guitarrista de su pueblo por esta razón.


Otro ejemplo, Felipe Lugo Fernández, el guitarrista más renombrado de Tarrago Ros. Este señor eran un gran guitarrista, Felipe daba concierto de música clásica con guitarra, le decían “manos brujas”. Policarpo Benítez, de Paso de los Libres también era muy bueno. Pascasio Enrique tocó con todos los grandes y no tiene una grabación solistas con su guitarra. Martín Torres también.


- ¿Dentro del abanico cómo vez a los jóvenes guitarristas?


Hay cosas muy positivas, dentro de lo positivo por ejemplo antes de diez músicos uno sabía leer hoy nueve de diez saben leer. Eso es muy positivo para la música. La escuela está bastante definida. La barrera está cada vez más alta. Cuando yo era chico quería sacar los arreglos de Antoni Niz con Cocomarola o los arreglos de Almeida en “Puerto Corazón”. Estábamos dos días tratando de sacar eso. Hoy la barrera es Mateo Villalba, Pocho Aire, Horacio Castillo, Rudy Flores, la barra está más alta. Eso veo positivo. Lo que veo mal es que nadie le presta atención al compás. Como tienen al bajo no hacen compas. Después el rumbo es conversable.



Anécdotas de Mateo


- ¿Para quienes aún no han leído el libro podrías adelantar un anécdota de Mateo Villalba?


Bueno, en el libro está la historia del tema “Cielo de Mantilla”. Un día lo llama Teresa Parodi a Mateo Villalba y le dice – vení a casa. Pronto llega canción nueva y tengo dos poesías para poner letra que te quiero mostrar. Esa edición de Canción Nueva fue la último que se hizo formalmente en 1989, si mal no recuerdo. Se va Mateo a la casa de Teresa, en la casa ya estaban Rosendo y Ofelia que iban a defender la canción en el festival. - Qué tenés le dice Mateo a Teresa. Ella le da “camba frete” y “cielo de mantilla”.


Mateo se vuelve rápidamente a su casa. En el camino, sentado en el colectivo urbano y saca la letra y cuando mira la poesía “el cielo de mantilla” dice que ya tiene música. Cuenta que la poesía le pareció tan fuerte que ya había música dentro de la poesía. En la casa rápidamente le puso música. Esa canción no ganó ningún premio en ese festival. Es una historia fuerte, el cuándo vio la letra no podía creer. Viste lo que sucede cuando se canta ese tema. Lo cantan todos de pie.



- ¿Coincidís con Mateo que los que mejor la han interpretado son Amandayé?


Pedro hace una pausa, como si quisiera expresar una eme larga. Mmmm. Ahora sentencia, “no sé si mejor, yo destaco en el libro que ellos la hicieron conocida. La gente conoce “el cielo de mantilla” por la versión de Amandayé. Eso lo escribo con letras de molde. Ahí hay un hecho importante, la primera versión, Teresa la graba en un disco con Mateo y Rosendo y Ofelia, un disco que se llama “otras cosas”, una versión completa con recitado. Pero esa versión no tuvo repercusión, esto tiene que ver con lo que dice el Bocha Sheridan, tiene que ver con los medios tecnológicos, cielo de mantilla tiene que ver con estas cosas. Convengamos también que Teresa Parodi tiene su resistencia aquí en corrientes. Amandayé lo edito en el año 2003.





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