viernes, 19 de diciembre de 2025

Eugenia Almeida: “La belleza nos recuerda que hay otro mundo posible”



Es escritora, periodista especializada en literatura, coordina talleres de lectura y clínicas individuales de escritura. Ha obtenido importantes reconocimientos por sus novelas en distintas partes del mundo. Hace unos días charlamos por teléfono sobre lecturas, influencias y poesía.  “Mirar y posar la mirada en cosas que nos hacen bien es un círculo virtuoso porque nos da fuerzas. Esa fuerza nos sostiene para resistir las otras cosas que nos están pasando”, sostuvo. En su mesita de luz Eugenia tiene a mano el libro Velocidad bajo el agua de Laura Escudero Toblar. Además, el libro de cuentos Un resplandor de Giovanna Rivero, autoras que le interesan y que lee casi con devoción.


Por Paulo Ferreyra - Foto de Eugenia por Cecilia Cortes 



Eugenia Almeida es escritora y lectora. Quizás el orden correcto sea lectora y escritora. Tiene una mirada atenta a su entorno. Un oído muy sensible para atrapar la música que la rodea. Lee mucho por las noches. Tiene libros de poesía al alcance de la mano y además, se sumenge en otros géneros como la novela o el cuento. En estos momentos está leyendo Un resplandor de Giovanna Rivero, editorial Marciana. De la misma autora ha leído Tierra fresca de su tumba. “Para mi es una de las voces en nuestra lengua que más me interesa. Me gusta mucho cómo trabaja”, deslizó al tiempo que expresó que entre las obligaciones del día esperaba que llegue la noche para poder seguir leyendo. Hace unos días atrás charlamos por teléfono.  


— ¿Cómo es construir y sostener un espacio para la lectura?


— Me parece importante sostener espacios para uno y para una. Lo que sea por uno mismo. Puede ser dedicarse a la  jardinería, tejer, jugar al fútbol con los amigos, leer o muchas otras cosas. El sistema capitalista en el que vivimos conspira contra estos espacios que podemos construir. Conspira para que no lo hagamos. Porque este sistema busca que todo nuestro tiempo lo vendamos al mercado. Entonces para mí es una lucha a la que hay que estar atento para proteger y protegerse.



Cada persona construye esos espacios y para mí es la lectura. Pero podría ser cualquier cosa, ser hincha de un club de fútbol e ir a la cancha, hacer cualquier cosa que implique la más absoluta inutilidad y la belleza de esa inutilidad. No hacer una cosa para producir otra. Sino entregarse a efectos misteriosos.

 


En este tiempo y cada día hay que vender más horas al mercado de trabajo. Son más horas de fuerza vital. Este marco hace difícil posar la atención sobre algo que no sea la horrible urgencia, esa es una estrategia que se plantea desde el poder, que no podamos hacer otra cosa más que leer el último decreto, escuchar la última burrada, mirar con pavor cómo se recorta el último derecho. Hay algo que nos tiene enganchado en mirar solo esas cosas. 



Entonces, mirar y posar la mirada en cosas que nos hacen bien hace un círculo virtuoso porque nos da fuerzas. Esa fuerza nos sostiene para resistir las otras cosas que nos están pasando.



— ¿Cómo fue que descubriste que la lectura era tu lugar de fortaleza en el mundo?



— (suelta una pequeña sonrisa. Ríe con los ojos. En los silencios de Eugenia hay música. No podría describirlo de otra forma).

No lo sé. Seguramente me habrá ayudado algún amigo, alguna amiga, algo que leí, no sé de dónde apareció. Pero con el paso de los años se hace cada vez más fuerte. Hay un fragmento - es raro pero voy a citar la Biblia -

(las sonrisas vuelven. Por un instante recuerda su pasado religioso del cual brotó un recuerdo). 


Hay un fragmento de la Biblia que dice - sin ser literal - vive cada día - tu vida bajo el sol con los dones que te han sido otorgados. Ahí hay algo del estar en el mundo. Tenga una persona religión o no, ¿qué es lo que nos toca? Cada día bajo el sol nos toca disfrutar con lo que nos ha tocado. Puede sonar muy naif en un mundo que se hunde con gozo y placer en la ultra derecha, con las guerras que se vienen y que van a cambiar la vida de todos. Es muy difícil en este contexto ponerse a hablar de la belleza. Parece un escapismo pero para mi no lo es. 


Hay una estrategia del poder para hacernos creer que la realidad es solo lo que aparece en la televisión o en los diarios. La realidad es mucho más grande y está construida de muchas cosas. Si solo vemos lo que dicen los medios nos queda el aislamiento, la desolación, la desesperación y el paso hacia adelante en el abismo. 


Cuando empezamos a reparar en la belleza de las otras personas y de los animales. El hecho que implica despertarse todos los días y ver tanta belleza de alrededor. Ahí hay una posibilidad de encontrarse con otros desde otro lugar. Vuelvo a otra frase naif que es - podemos pensar en otro mundo posible. Hay otro mundo posible. La belleza nos recuerda que hay otro mundo posible. Del otro lado - de la vereda de enfrente - está el ejército de trolls haciéndo nos creer que no hay otro mundo posible. 

Su El colectivo, libro que ha sido publicado en Argentina, España, Grecia, Islandia, Francia, Italia, Portugal, Uruguay y Austria. 


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María Teresa Andruetto dice que los libros son puentes. En relación a lo que dice Eugenia Almeida los libros son puentes hacia la belleza. En la lectura del libro Desarmadero Eugenia nos cambia de ritmo, la belleza en la escritura, oraciones cortas, capítulos que son como un manojo de llaves que van abriendo otras puertas. 


“Ojalá mis libros fueran puentes de belleza”, desliza Eugenia y su voz se hace más pausa, casi un susurro. Vuelve luego sobre sus palabras para decir que como lectora tiene esa experiencia. Hay libros que son puentes de belleza. Por ejemplo, Teresa Andruetto hace un cruce alucinante entre la parte nuestra que escribe y la parte nuestra que lee. 


“La percepción de la belleza la descubro como lectora en los libros de los otros”, afirmó. “Quizás en mi escritura. En ese momento de la escritura en sí, de esa cosa tan linda y absolutamente inútil, a contra pelo y a contra época. Ese instante donde me pongo a inventar una historia y hay un momento donde algo se enciende”. 



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Desarmadero recibió reconocimientos y muchos lectores se acercaron a vos por ese libro. Es como si Desarmadero siguiera creciendo después de su publicación, ¿qué te pasa con esas cosas?


— Es muy curioso lo que ha pasado con esta novela. La sensación que tengo es como vos decís. Es como si siguiera creciendo o moviéndose. Una novela que yo temí que no pudiera leerse por fuera de nuestro territorio, porque está muy cargada de sobreentendidos. Pensaba que era una novela que se podía leer acá y el hecho de que ya se haya publicado en Francia, Bulgaria, para mí no deja de ser sorprendente. Todo lo que pasa con un manuscrito una vez que uno se lo da a un editor no es algo que haga uno. Hay todo una mezcla de cosas que escapan al escritor y a la  escritora. La parte colectiva de hacer un libro es muy grande. 


Esta es una novela extraña. Me ha quedado algo del ambiente dando vuelta dentro mío. En Desarmadero es más fuerte. Es como si pudiera seguir mirando lo que pasa. Es como si algo no se hubiera cerrado del todo dentro mío. 


Me acuerdo de Sara Gallardo cuando escribe Eisejuaz. Una obra increíble y bellísima. Lo más fuerte de esa obra es la voz del protagonista. Ella decía que después de terminarla le quedó a ella esa voz dando vuelta y con esa voz escribe su siguiente libro que es un libro de cuentos, El país del humo. En mi caso hay algo de eso. Me ha quedado en una parte de la cabeza Desarmadero pero no sé si se volcará a la escritura. Es un misterio lo que pasa con este libro.

En 2022 publicó su cuarta novela, Desarmadero, editada también en Bulgaria y Francia (donde obtuvo el Grand Prix de Littérature Policière 2024 y el Premio Violeta Negra Occitanie 2025). 



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Eugenia Almeida durante muchos años participó de un programa radial donde recomendaba libros. Tuvo también su propio programa de radio en la radio de la Universidad Nacional de Córdoba. En estos momentos está en pausa su costado como periodista cultural.


Durante la charla explicó que fue costoso para ella dejar ese trabajo. Si bien hoy realiza talleres de lectura donde recomienda libros, hacer radio era algo que le encantaba. 


“El pago que se recibe por hacer periodismo cultural es prácticamente absurdo”, sostuvo y hablamos de campos que ambos conocemos. Ella ya lleva en este campo muchos años de trabajo. “Me parece que hay situaciones que es bueno no sostener. Si tenés treinta años de experiencias y aceptas un pago que es la quinta parte de lo que podrías cobrar, una qué hace con los que vienen atrás. Me parece que de algunos lugares - aunque sea costoso para uno - hay que retirarse para protegerlos. Aunque parezca contradictorio”. 


En este contexto hay que explicar que desde diciembre del 2023 no están quedando espacios para el periodismo cultural como lo había antes. Antes estaba el suplemento de Telan, la revista Ñ salía todas las semanas - hoy sale una vez al mes. Uno de los diarios más importantes de Córdoba tenía un suplemento de cultura, ahora son unas páginas dentro de Espectáculo. Algo similar pasa en Diario Norte de la provincia del Chaco. El diario La Nación ya no tiene más la revista cultural ADN. Eugenia cuenta que para seguir informada en este campo cultura busca en plataformas, en la web y en podcast. 



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— Empezamos hablando de que estás leyendo a Giovanna Rivero. Pero repasando un poco tu biografía encuentro que hay un autor al que estás volviendo cada tanto, Georges Simenon, ¿por qué?


— Simenon es uno de mis grandes maestros.Es uno de los pocos escritores que leo con muchísimo placer desde que tengo ocho años a hoy. Eso no ha cambiado. A veces los libros que te gustan en la adolescencia ya dejan de interesarte cuando sos adulto. No es lo que me pasa con Simenon. De hecho en casa tengo una o dos líneas de mi biblioteca solo con los libros de Simenon. Es más, tengo escondido alguno que todavía no he leído y que me guardo como herramienta en caso de urgencia, ¿no? En mi caso sería En caso de emergencia abra un libro de Simenon.


Es un autor muy valioso.  Es un escritor belga que empezó su carrera laboral entrando a los dieciséis años en un diario. Trabajó en la parte de policiales y lo mandaban a caminar por las calles de París o de Vieja. Es un escritor que tiene cientos de novelas publicadas, bajo su nombre y bajo seudónimos. Creo que son arriba de trescientas. Calculo que he leído la mitad de sus libros por lo menos y no he leído una novela mala. 


Él está siempre sobre una misma pregunta, ¿Qué somos capaces de hacer en determinadas encrucijadas? La mayoría de sus historias son personas que tienen más o menos su vida anclada en una rutina. De repente hay algo que irrumpe. Creo que así se podría resumir gran parte de sus novelas. 


Simenon nunca se repite. Nunca lo he visto repetirse. Él además tiene un estilo muy descarnado, muy seco, casi sin adjetivos y sin adverbios. Una capacidad extraordinaria para hacerte ver lo que cuenta.


Por otra parte, los narradores en general o un personaje en particular, hay una cantidad de sus novelas está protagonizada por su inspector Maigret, Maigrat es un comisario de la policía judicial cuyo objetivo no es saber qué pasó, muchas veces él ya sabe qué pasó y lo que busca es entender ¿Cómo y por qué? Algo siempre se le va a escapar, pero él no deja de buscar. Es un personaje muy interesante.


En Francia Simenon era considerado un escritor menor. Decían que escribía novelas para la gente que espera el tren. Sacaba un libro por mes. Pero para bien pasó el tiempo y hoy ya es reconocido como un gran escritor en lengua francesa. En Bélgica es el escritor nacional. 



“La poesía para mí es música”



Poesía para ella es música. Una música que se mueve dentro suyo. La música es la otra cosa que le interesa, además de la literatura. Lee. Lee mucha poesía. “Es un ritmo de lectura muy diferente a los otros géneros. A lo mejor me voy a la cama, desde las diez hasta las una puedo estar leyendo una novela. Al otro día puedo leer otra novela. En cambio la poesía me pide otro tipo de lectura. Entonces, suelo tener en la mesa de luz algunos libros y voy leyendo un poema suelto”, susurró en una voz que llegó pausada, casi como esa agua mansa y cristalina de los ríos cordobeses..


Cada género literario busca otro movimiento del lenguaje. Eugenia comenta que la poesía está menos interpretada, por lo menos en su educación. En la escuela tuvo menos intervención por a ver ¿de qué se trata? ¿Cuáles son los personajes? ¿Cuál es el argumento? “No nos leían una poesía y eso era todo, ¿no? “Creo que me queda muchísimo por leer en poesía porque a veces me quedo en en los poetas que más me gustan, Juarroz, Gianuzzi, Vignosi, Elena Aníbal, Pesoa, Bellessi, Sonia Scarabelli, vuelvo y vuelvo a sus mismos libros. 


Entre los libros de poesía que descubrió en el último año está Velocidad bajo el agua de Laura Escudero Toblar. “Es un libro que recomiendo porque es de una belleza y de una delicadeza que lo convierten en un muy buen libro. Lo tengo en mi mesita de luz, leo un poema, leo una novela y después vuelvo a leer otro poema de Laura Escudero Toblar”. La literatura y la poesía presente en su vida. Todo trasladado a nosotros con su voz en cada libro Eugenia Almeida.



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