Este sábado 22 de noviembre es el Día de la Música. En distintos lugares habrá celebraciones y recitales. Uno de ellos será en la Estación de Tigre en Buenos Aires donde se realizará el Festival Habitar Sonoro. Ahí estará la autora, compositora y cantante Agustina Paz. En esta oportunidad se presentará junto a Tomás Stagnaro. “Festejo la música todos los días de mi vida. Pero tengo muchas ganas de cantar este sábado y siento que será una especie de cierre de ciclo”, expresó. Hablamos de sus composiciones, de la maternidad y del amor, de su gran alegría del año al grabar Mis ojos su forma. Atenta y respondió con tanto cuidado cada pregunta que también ella hizo preguntas.
Por Paulo Ferreyra
Es un día entre semana y la noche está madura. La ciudad aún
no se apaga. Ella desde Buenos Aires se hace un tiempo y atiende el teléfono.
En Corrientes los escapes de motos invaden el aire.
Este sábado hay un concierto en Buenos Aires y ahí estará
Agustina Paz. En los días previos expresó sus emociones, “en este momento con
la maternidad hacer un show se ha vuelto muy especial. Siempre es especial pero
ahora es más especial aún el encuentro con el público. Es un encuentro conmigo
misma. Antes tenía todo el tiempo para la música y ahora no es así porque doy
tiempo a todo lo que sucede con la maternidad”, comentó.
Ella es una autora, compositora, pianista y cantante. Su
obra se mueve entre el pop, las músicas de raíces folklóricas y la música de
cámara. Lleva cinco discos de estudios producidos, Bosques en desiertos
(2009), El pastiche disco blog (2011), Yugo (2015), La fuerza
(2020) y Amor (2022), este último también fue editado en vivo del
concierto realizado en el Centro Cultural Richards. Agustina fue mamá hace poco
tiempo. Produzco un disco incluso sobre su maternidad. Por ese lazo íntimo y
amoroso comenzamos esta charla.
— ¿Cambió algo tu mirada sobre la música con la
maternidad?
— La mirada profunda no cambio. La mirada histórica no
cambio. Tengo mi idea de la música que va más allá de la maternidad, de la
música que quiero hacer y de la música que quiero transmitir. Lo que ha
cambiado es el cómo. La maternidad te limita los tiempos. En mi caso estoy todo
el tiempo en función del aquí y ahora resolviendo distintas cuestiones de la
niña.
— Editaste Cinco piezas para piano y bebe, un
disco almibarado donde uniste la música y la maternidad. ¿Cómo fue hacer o por
qué decidiste hacerlo?
— Este disco puede decirse que nació de la charla con un
amigo músico. Él me había preguntado si estaba tocando y si tenía tiempo para
hacer música. Le había contestado que no tenía tiempo, la tenía a mi hija
encima todo el día pero lo que sí hacía era tenerla con una mano y con la otra
mano tocar el piano. Él me dijo - qué fantástico hacer unas piezas musicales
con la bebe.
Esa charla me resignificó el momento que estaba compartiendo
con mi hija. Ahí vi una nueva posibilidad de hacer música. Fue un descubrirme
ejecutar la música de otra manera. Me amplio el horizonte. En cada momento que
me sentaba al piano con mi hija surgían cosas diferentes. Entonces fui
documentando esos momentos. Después saqué en limpio algunas piezas y antes de
que cumpla un año la llevé al estudio y grabamos esas piezas.
Me alegra un montón haberlo hecho porque fue resignificar un
momento que no fue fácil, porque uno cambia para siempre con la maternidad y la
paternidad. Pero con la maternidad más porque hay una implicancia física,
mental y el cerebro cambia. Surgieron esas piezas musicales que brotaron de una
alquimia que pude hacer única y la celebro.
— ¿Pudiste disfrutar de la grabación? Había ahí una
especie de atención o tensión dividida entre la música y tu niña.
— Las partes interesantes de estas piezas es que involucra
una instancia más de la interpretación que siempre está: la escucha y la presencia.
Al ver otro ser - en este caso haciendo algo impredecible y en mi caso
aceptando eso para transformarlo. Fueron todos esos instantes muy bellos. Hubo
ahí una conexión profunda. De alguna manera mi hija me invitó a descubrir una
nueva dimensión en la ejecución: tocar con lo imprevisible.
Las piezas musicales del disco van evolucionando desde que
la tenía encima como bebe y no hacía nada, después empieza a moverse e
intervenir, cuando ella se metió a tocar el piano ya forma parte de la melodía.
Hubo partes fijas, que fui escribiendo antes de la grabación y después la improvisación que surgió de sus intervenciones. Toqué junto a mi hija fue de alguna manera jugar con ella, porque ella se metía con el piano – entraba y salía de la música. La última pieza es cuando ya está un poco más grande y ella está jugando con su sonajero y yo dialogo con eso. Hay un recorrido desde lo más simbiótico hasta la separación primera del bebé que va ganando su espacio y su hábitat corporal.
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En redes se puede apreciar el nuevo corte Mis ojos su forma.
Tiene letra de Marianela Márquez Arteaga. “Ella es escritora y diseñadora
gráfica. Hizo todas las tapas de mis discos, somos amigas desde la infancia,
desde muy muy chiquitas”, contó Agustina Paz. “Amo mis ojos su forma de ir
lejos” así comienza una melodía dulce y potente.
Este año Marianela convocó a distintos músicos, artistas plásticos, fotógrafos, para que de algún modo amplifiquen sus textos. En ese marco Agustina musicalizó Mis ojos su forma. “Es mi gran alegría de este año grabar esta canción. Ponerle música a un texto de Marianela es mi gran alegría del año. En esta canción uso palabras que no son mías y que siempre quise usar, por ejemplo empezar con amor, a diferencia de mi canciones donde siempre empiezo por quejarme en las letras. Es una letra superadora”, afirmó Agustina mientras lo vuelvo a escuchar y una bandada de pájaros hiende el ambiente.
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— Otra de tus más recientes producciones es Amor,
¿está ligado a Cinco piezas para piano y bebe?
— Está ligado de alguna manera. Amor es un disco anterior
y es de un duelo. Hubo un fin muy importante en mi vida. Me planteo como una
resignificación de las bases. Después apareció mi hija como una nueva realidad.
Este disco pude trabajarlo con Daniel Melero. Haberlo
conocido a él, haber podido hablar bastante me habilitó un espacio que tenía cercano
pero sin haberlo transitado. Una de esas cosas fue salir de la caja, probar la
música que aparece más intuitivamente y darle lugar a eso, ver qué me quiere
decir esas cosas. Daniel me ayudó ampliar mi horizonte musical en ese punto.
Están relacionados estos discos aunque son cosas distintas.
— A menudo se dice que escribir sana. ¿En este caso
componer sanó algo?
— Así es, hacer cualquier arte sana. Incluso el feedback que
uno va teniendo con la propia obra. Hay una sanación en el sentido de poder
concretar algo. El hecho de poder hacer algo pone a uno o una de cara a sus
sombras. Cabe decir que no hay forma de terminar una obra si uno no ajusta
cosas de su alma. Poder decir, poder sacar a la luz amaina el dolor y el peso
de las cosas. Es sanador. Sin dudas.
— En una de las canciones de este disco decís - el
amor todo lo alcanza. Nunca pasará. Me gustó eso.
— Si, fue como una profecía autocumplia. En ese momento
cuando lo escribí por ejemplo era impensable para mí tener un hijo. Era algo
muy lejano. El amor creo que todo lo alcanza en el sentido que va más allá de
todo y no hay límites. El amor trasciende todo. Es el potencial y el motor - es
la única herramienta para que cambiemos y pase lo que siempre soñamos de alguna
manera.
¿A vos qué sensación te despertó esa frase? ¿Dónde te
resonó?
— Bueno, en mi caso estoy de duelo de una pareja. Sentí
al escucharlo una conexión con esa expresión de que el amor todo lo alcanza. El amor está vivo en mí aunque la otra
persona ya no esté.
— Creo que hay dos amores, uno más mundano - que es más
posesivo y que sucede cuando queremos tener al otro presente. Una etimología
del amor es sin muerte, el amor es lo que no muere. En este duelo aprendí que
lo que me dieron no se va a ningún lado y lo que di tampoco se va a ningún
lado. Eso que hubo, eso que sí hubo se quedará en el corazón. Ahora, lo que sí
molestó y separó, todo eso pasa y pasará. Cuando todo cicatrice, cuando el
tiempo avance y caminemos por otros caminos abrazaremos las cosas buenas del
amor. Ese espíritu es sanador.
— Subrayo ese concepto que expresaste recién, el amor
como herramienta.
— El amor es la gran herramienta. En definitiva - soy muy
espiritual - creo que hay un orden superior o una energía que nos une y nos
conecta. Creo que el amor ocupa ese lugar. No el amor romántico este que está
muy confundido como sociedad. El amor de ofrenda. Cuando uno ama al otro le
quiere ofrecer lo mejor y no importa si el otro lo devuelve o no.
El estado más puro del amor
A veces es una de las canciones – entre otras
– que tiene muchas escuchas en spotify. Además, de otras plataformas digitales.
Hace unos años atrás Agustina Paz se había ido a componer al campo. Se quedó
unos días para estar a solas con el piano y con la naturaleza. Estaba ahí días
y días y no salía nada. “Días de nada”, recuerda ella y suena como si fuera un
buen título para algo. Ya lo usaremos.
En se lugar donde Agustina buscaba inspiración apareció esa exhalación
de luz. Hubo una mañana cuando estaba con el piano y vio un rayo de sol que
entraba por la ventana. Ahí empezó a escribir esos versos - a veces puedo
conservar tu aroma en mi vecindario. “Apareció todo junto - letra y música.
Fue muy fuerte. Esa sensación de ser medio. Hay algo que se dice a través de
una letra y de una melodía. A la gente le gusta mucho y creo que la respuesta
está en el origen, es un enigma”, deslizó.
Esa conexión de Agustina Paz con la creación sucede en momentos de búsqueda y de una receptividad muy generosa. “A veces logro conectar con la composición de un modo tan abierto, amoroso y luminoso, un lugar donde todo está bien. Ahí no tengo miedo, confío y vuelvo a ser por un instante un bebe. Después salgo de ese lugar y queda la canción como una síntesis de ese momento”, rememora. Es ahí donde se encuentra el amor. “Un lugar pleno así como es el amor más puro”. Parte de eso sucederá este sábado en el Festival Habitar Sonoro. Salud.




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