viernes, 10 de octubre de 2025

Candela Pietropaolo: “Siempre estuve conectada al río”



Esta noche se inaugura la muestra
Donde las orillas se tocan por debajo del agua, de la artista  Candela Pietropaolo.  La curaduría es de Silvia Gurfein. A las 21 se abrirán las puertas de la galería Yuyal, en Resistencia. Si bien cuando se inauguró esta galería mostraron obras de Candela, lo que trajo en esta muestra son todas obras nuevas. “Son obras que estuve trabajando en los últimos meses”, destacó. 

 

Por Paulo Ferreyra

 

Las formas de abordar sus temas, su manera de investigar, los procedimientos a los que Candela Pietropaolo recurre en su quehacer artístico son variados. Son variados y muy ricos, pero en cada una de estas operaciones estará presente el río. En esta charla nos sumergimos así en su universo donde los humedales casi ungen estas palabras.


 

— Recuerdo que cuando se inauguró la galería Yuyal mostraron obras tuyas, ¿en esta exposición qué elegiste mostrar?

 

— Todo lo que van a ver en esta exposición es obra nueva.

 

Desde diciembre del 2024 soy una de las artistas que forma parte de la galería Yuyal. En su programación se pensó en una muestra individual por cada artista que la galería representa. La fecha que pensamos con Jorge Tirner fue esta de octubre del 2025. Estos últimos meses estuve trabajando especialmente para esta exposición.

 

El eje de estas obras es lo que vengo desarrollando desde hace cinco años. La mirada está puesta en el río y en el paisaje que habito. Es un proceso de largo aliento que me acompaña hace tiempo junto a otras ideas que voy desarrollando.

 

Siempre digo que me gusta trabajar desde la imposibilidad. Eso es lo que me mueve cuando no sé algo o cuando no puedo abarcar ciertos temas. En ese contexto trato de seguir desarrollando ideas nuevas o hipótesis, a partir de esas indagaciones hago otras producciones.


 

— Siguiendo esa línea, para dar un ejemplo, hiciste una investigación sobre los colores del río, ¿Cuántos colores tenés registrados?

 

— Este trabajo de los colores del río lo empecé en el 2017. Mi idea original era pintar el río. Ahí me encontré con la imposibilitada de poder lograr esa pintura. Me di cuenta que era bastante imposible definir un color para el río. Surge lo que ya mencionaba antes, la imposibilidad de definir algo como un impulso para sumergirme en el trabajo.

 

Hay montón de factores que hacen que el río esté en constante movimiento y cambio. Fui al río en diferentes jornadas, por varios años y en cada una de esas jornadas lo que hacía era pintar el color que veía en ese momento y con en ese paisaje.

 

Fui recolectando muchas muestras de colores durante varios años. Llegué a tener 400 colores más o menos. Esto tiene que ver mucho con el estado del clima, la estación del año, el lugar donde me ponía a ver el río, no es lo mismo verlo desde arriba que verlo de la orilla o verlo en sombra que verlo a la luz del sol. Verlo en un día nublado o en un día a pleno sol de verano o un día a pleno sol de invierno.

 


 

Trascendencia

 

Si salimos por un instante de este contexto nos vamos a la costa argentina. Hay persona que cuando se acercan al mar ya perciben su aroma, su fuerza y su magnificencia. Cuando Candela habla del río se siente eso, respira y sus palabras se expanden en una lluvia de soles.

 

Su investigación que cuenta que la llevó a registrar más de cuatrocientos colores del río sigue, sus deseos siguen pulsando a medida que ensancha la mirada. “En los últimos años empecé a mirar la orilla y la isla. También empecé a fantasear o tratar de entender cómo era el estado del río, quién o qué determina el estado del río”, explicó.

 

Volvemos al mar, en sus costas se ubican banderas que indican sus condiciones de seguridad o peligro. Los colores más van del celeste, amarillo, rojo y negro. “En las playas del río Paraná no pasan lo mismo. El río sabemos que es muy diferente al comportamiento del mar pero también sabemos que tiene sus complejidades”, advirtió Candela.

 

Este detalle le llevó a la artista a pensar que habría que tener información sobre el comportamiento del río o cuál es su estado. Así empezó a diseñar una serie de pinturas con banderas en la costa del río.  Para este trabajo aprovechó algunas informaciones que se repitan como un ciclo real del río. Por ejemplo, los ciclos de las creciente, de la bajante, de las presencias de tormenta o de donde es posible bañarse y cuando no es posible. Si el río está contaminado o no. Además de tener en cuenta su fauna. 

 

— ¿En la muestra en la galería habrá algo más que las pinturas sobre banderas?

 

— He realizado varias obras sobre las banderas en el río, son doce pinturas que estarán dispuestas en una sala. Quizás en algunos años sean muchas más.


 

En otra sala habrá obras que tienen que ver con los mensajes que nos puede dar el río o lo que se dice de él. Para hacer esto retomé el código internacional de banderas marítimas, porque hay barcos que tienen banderas con sus significados. Estas banderas sirven para comunicarse con otras embarcaciones o con otros navegantes. A partir de ese alfabeto de banderas acá las uso como letras, entonces las banderas van creando mensajes.

 

— El paisaje que traes con vos viene de una gran intimidad con el río, ¿podrías contar qué es el sitio ramsar?

 

— En la zona donde vivo es un sitio ramsar que se llama Jaaukanigás. Es una parte de la ciudad de Reconquista. Ramsar es un sitio reconocido internacionalmente donde se trata de preservar la biodiversidad, los humedales y las especies que lo habitan. Para ello se tiende al ecoturismo. Hoy es una zona urbana pero que se rige por ciertas normas.

 

En el litoral tenemos ciudades como Corrientes o Rosario que tiene un vínculo directo con el río. Tienen sus orillas urbanizadas. En cambio reconquista está lejos del río, a unos dieciséis kilómetros. Sin embargo, la gente tiene vínculo con el río a pesar de esa distancia. Para muchas personas es un evento ir hasta el río.

 

 

“El río está desde siempre conmigo”

 

Ante la consulta de por qué esta inclinación hacia el río Paraná Candela Pietropaolo explicó que hace varios años que trabaja sobre el tema. “Cuando terminé de estudiar me preguntaba de qué iba hablar como artista o qué me iba a representar como artista. Estuchando y viendo a diferentes artistas y autores encontré algo que me define y ese algo es mi paisaje en torno al río Paraná”. Explico.


 

“El río es a lo que siempre estuve conectada, desde chica, mi familia era de ir mucho al río y eso se mantuvo a lo largo de mi vida. Hubo épocas en la que me vinculé al río desde otra orilla cuando viví en Rosario. Cuando voy al río me encuentro por momentos en estados de meditación. Hay un vínculo ahí que queda reflejado en lo que hago como artista”.

 

La mirada de Candela es inquieta. Después de pintar durante muchos años el río extendió su contemplación a la isla, a las orillas y a imaginar sobre sus profundidades. En sus obras el río está presente de una manera directo o sugerida.

 

El poeta Juan L. Ortiz escribió una vez, de pronto sentí el río en mí, / corría en mí / con sus orillas trémulas de señas, / con sus hondos reflejos apenas estrellados. Todas las señales que el río despierta se hicieron arte en las manos de Candela. Sus obras son disparadores para quienes se acercan y toman ese contacto con un río que está vivo. El río vive.

 


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