miércoles, 20 de julio de 2011

"Estamos perdiendo la sensibilidad"


La mañana esta fría, el sol apenas entibia el ambiente, sin embargo las palabras de Coquimarola ponen el calor que necesitaba el contexto. Nos juntamos con él para charlar sobre su actividad en SADAIC, algunos temas salieron en la charla referente a la música que se escucha a través de la radio y los bares, la fiesta del chamame y su punto de vista como padre de Gabriel, donde dice que “sólo actúan los genes chamameceros”.

por paulo ferreyra para corrienteschamame.com

paulo.ferreyra@yahoo.com.ar


Piñeyro manifiesta en una oportunidad que Coquimarola “es un auténtico músico de raigambre popular. En sus actuaciones vibran la contagiante alegría del ser correntino, las emociones que perviven en la nostalgia del terruño amado y las infinitas oscilaciones del amor ausente”.

El músico comenzó muy joven, según algunos datos a los 15 años ya grabó su primer disco. Hoy con 64 años de edad lleva muchos éxitos en su repertorio, “Establecimiento la esmeralda”; “Te quiero chamame”; “Coquimaroleando”; "Pasión Oculta"; "Muchachita de mi Ensueño"; "Barriendo el Patio", entre otros.

Además de su constante trabajo con la música hace más de veinte años que trabaja en la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC), este fue uno de los motivos que nos llevó hablar con él. Nos juntamos acariciando el mediodía, 12.30. Llegó puntualmente con una sonrisa en el rostro, “aquí se trabaja de manera silenciosa y durante todo el tiempo”, advirtió.

Se habla de defensa del músico, pero ¿Cuál es el trabajo que realizas en SADAIC?

En realidad defender no es la palabra apropiada. Aquí tratamos de colocar el trabajo del artista donde corresponde. Los derechos de la propiedad intelectual, que no es otra cosa que el derecho que tienen los que inventan música. Porque por lo general cuando escuchan la palabra SADAIC lo primero que piensan es en impuestos, y en realidad no es así, es el premio que se merece aquel que traza música propia. Tenemos que respetar a la gente que inventa música y nosotros tratamos formalizar y canalizar esa producción en un registro. Aquí los autores registran sus obras y cobran sus derechos. ¿Te imaginas vos un mundo sin música?

Se habla mucho de la jubilación y la cobertura social que tienen los músicos. Incluso se dijo desde este lugar que Roberto Galarza no tenía cobertura médica. ¿Cómo se trabaja en ese sentido desde este lugar?

Roberto Galarza tenía cobertura social desde acá. Sabes lo que pasa es que hay mala información y prejuicios sobre SADAIC. Un músico que nunca quiso ser socio de esta Institución fue Cacho Saucedo, fue una lástima, pero en su fallecimiento si lo asistimos. Hice todo lo que sabía y podía para asistirlo.

Hay mucha falta de información y nuestro trabajo es silencioso. Acá los que andan bien no se arriban a SADAIC, porque en la sociedad se cobra lo que se produce, cuando producís poco ganas poco, si producís mucho ganas mucho.

La cobertura social se brinda en todo el país, tenemos cobertura al viajero en toda la república argentina y el exterior también. Tenemos convenios con casi todas las sociedades del mundo. Nosotros trabajamos silenciosamente.

Sonidos de nuestra tierra

Hace un tiempo en una charla expresaste que aquí no se escucha buen chamame, ¿seguís pensando igual?

Cuando este sale de mi boca podría decirse que estoy despotricando contra algo que no me corresponde, pero sobre corrientes giran un montón de cosas, música, costumbres, religión, comida, y resulta que nosotros no usufructuamos nada de eso. Aquí dejamos que otros lo hagan. Por ejemplo, los chaqueños tienen un programa cultural mucho más profundo que el nuestro y trabajan con nuestras cosas, con nuestra música, nuestras leyendas. Mi campaña cuando era joven la hice en el Chaco, mi papá también. Ellos cultivan el chamame como la gente del norte de santa fe. Acá no se escucha buen chamame.

La calidad debe empezar por tu casa. Verón Palacios, es un músico con creatividad y personalidad, lo mismo con Paquito Aranda, los Hermanos Barrios, Coquimarola, aquí no tienen trabajo. Acá es terrible la cosa. Nosotros los correntinos estamos perdiendo la sensibilidad porque no sabemos lo que es bueno y lo que es malo. Cualquier viene y hace cualquier cosa.

Hace poco Antonio Tarrago Ros manifestó que la Fiesta del Chamame se está convirtiendo en un espectáculo, en un show televisivo.

Antonio es amigo mío desde hace mucho tiempo. Nos queremos muchísimo. Somos líneas distintas dentro del chamame pero ahora que estamos llegando a viejo nos ponemos más de acuerdo en algunas cosas. Sin embargo el dice esto ahora porque le toca vivir a él lo que nosotros ya vivimos con otras administraciones. Ahora si vos prestas atención los horarios que le tocan a ellos es bien adelante, cuando en otras administraciones ellos tenían los horarios centrales. Entonces nadie decía nada.

Acá se pierde la esencia. Algunos quieren hacer un show de la Fiesta del Chamame pero se olvidan del baile, de la danza del chamame. No hay espacios en el escenario para el bailar. Además la gente aquí es muy cholula, en esta última edición de la fiesta del chamame acompañé a Antonio Ríos, nunca me aplaudieron tanto como en ese momento. Entonces no puedo decir otra cosa que la gente es cholula, porque mi música es la misma de hace más de 50 años. Estamos llegando al punto que dijo Antonio de perder la esencia.

Sobre la fiesta hay algunos puntos que hay que revisar. Por ejemplo, se vio que después de la fuerza con la que tocaron Fuelles Correntinos, le tocó el turno a Rudi y Nini Flores. Esas cosas no se hacen. Rudi y Nini Flores son personajes y músicos del futuro, tenemos que respetarlos, a lo mejor no es su tiempo musical pero ya son gente respetable. Ellos son músicos de gran talento y son de acá. Me pregunto y te pregunto, cómo no ponen cuidado en esas cosas.

Creo que esta fiesta tiene que mirar más adentro, sin ir más lejos el festival de Mburucuya se colma de público todas las noches y ahí sólo se toca chamame. Nada más. Sólo chamame.

¿Seguís componiendo?

Siempre estoy trabajando con la música. No te olvides que empecé muy joven, a los 14 años y medio ya estaba trabajando de la música. Hoy tengo 64 años. A mí me castigaron mucho como le habrá pasado a Antonio Tarrago Ros, en el sentido que decían que nací en cuna de oro. Todo eso es mentira. El músico cuando sube al escenario tiene que rendir un examen que se prolonga en cada presentación. Muchos dicen este no es como el padre, y no voy a ser nunca como mi padre. ¿Quién puede ser como Cocomarola? Papá nació con una condición que Dios le dio, yo me fui abriendo camino e hice mi repertorio, algunos me entendieron y otros no. En la mayoría de los casos los amigos de mi padre son mis amigos. Tengo mi repertorio – por supuesto que hago la música del taita porque es mi padre. Tengo grabado 35 cds, siempre tenemos cosas para hacer. Ahora estamos programando el mes de agosto. Me voy al Brasil y después al Paraguay. Para el próximo disco ya tenemos más de ocho temas grabados, lo vamos trabajando tranquilo pero sin pausa.

De lo que se ha publicado en la programación, ¿vas a estar en el próximo festival de invierno de chamame?

En el festival vamos a tocar con Gabriel, estoy haciendo un tema con él, nada más que eso. Acá en Corrientes debería haber más actividad cultural para hacer y no hay. Tendría que haber más control sobre las radios, nos están borrando la identidad. Nosotros tenemos mucha identidad pero la estamos perdiendo. Cuando estaba en la escuela secundaria había competencia, me acuerdo que cantábamos con Mario, Cacho Espindola, Alberto Bofill – primo de Mario. Muchos músicos surgieron de esa competencia, a partir de ahí se incentiva el amor por algo. Hoy la actividad cultural es un desastre. Esto va a seguir siempre así somos.

Cómo fue tu rol de padre en lo que hace Gabriel hoy, ¿le participaste todo el amor por el chamame?

En realidad son los genes de Gabriel lo que trasmite. Siempre hice una vida normal. Igual que mi padre. El taita no quería que yo sea músico, él quería que yo sea odontólogo. Soñaba con que yo sea eso. Con Gabriel inclusive tenemos charla y discutimos sobre muchas cosas, el ya tiene su manera de ver las cosas. Ahora ya está encaminado. Tienen una buena junta en las musiqueadas, ahí es donde más se aprende. Te cuesta cosas nomás, pero es la mejor escuela. El músico siempre es bueno.

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