sábado, 14 de junio de 2014

“Pintando el escenario del litoral”


El arte suma colores, texturas, aromas y frescuras al paisaje del litoral argentino. El escritor Luis Luján “pinta el escenario del litoral con sus cuentos y sus poesías”. Aunque confiesa que es difícil conseguir lectores sigue escribiendo, difundiendo su arte, desde Gualaguaychu Entre Ríos hablamos sobre literatura. Además nos da su punto de vista sobre el nuevo trabajo discográfico de Silvia Teijeira donde aparece uno de sus cuentos. Para conocer un poco más en profundidad a este gran escritor compartimos el cuento “Vamos todavía”.


Por paulo ferreyra
paulo.ferreyra@yahoo.com.ar

Luis Luján ingresa al universo de la literatura desde muy joven. Su obra se encuentra publicada en diferentes libros, medios literarios y periodísticos. Ha obtenido premios provinciales y nacionales en poesía y narrativa. Es coautor, junto a Honorio Casaretto, del libro de cuentos Entre Ríos al sur, publicado por Editorial Amaru en el año 1994. Es autor del libro A pesar de todo, Ceibas, entre otros libros.

En diálogo exclusivo con ñeepora.com.ar manifestó que en su escritura busca “pintar el escenarios del litoral. Pinto Gualeyguachu con sus colores. Hablo de fútbol por que vi y porque jugué también”. Para quienes lo conocen en Entre Ríos afirmar que es dueño de un estilo claro y bello, lleno de lugares e imágenes que hacen estremecer a cualquiera que añore una infancia de juegos a la siesta.

Entre las letras Luis Luján reparte su tiempo tocando la guitarra, en ambas orillas afirma que busca seducir al público con lo que hace. “Tanto en la música como en la escritura tengo la tranquilidad de que hago lo que tengo ganas de hacer”, sentencia.


“Silvia es una referente de nuestra música”

 
La destacada pianista y compositora Silvia Teijeira acaba de producir un nuevo material discográfico. “Bien Florido – Puro Litoral” riega nuestra música con nuevas composiciones y algunos clásicos ahora en piano. Dice Ramón Ayala que la “única red que puede atrapar un pájaro sin quitarle la vida y la libertad es la red de la música, la red del arte”, esas palabras cobran vida en este nuevo disco de Silvia Teijeira.

Este nuevo material incluye recitados de poesía y un cuento bajo la voz de Silvia Teijeira. El autor del cuento Luis Lujan señala que “Silvia Teijeira es una referente en la música de Entre Ríos. Bien podría ser una referente en el país pero ese es un camino largo que ella está transitando. Silvia ha tenido la amabilidad de escoger un cuento para su disco lo cual me honra sobremanera”, sentencia.



Vamos todavía

Cuento

El cabezazo fue rotundo y la pelota dibujó una curva burlesca ante la mirada del arquero, azorada primero y resignada después, cuando fue gol ya en el ocaso de la tarde. El partido era el broche de oro de un campeonato relámpago, y por consiguiente, se jugó a última hora. Solteros contra casados. Una modalidad muy difundida en la zona. Los casados, luego de mucho insistir, lograron que integrara el equipo el célebre veterano don Torcido Villafañe. El partido fue tranquilo; reñido, pero tranquilo. No hubo discusiones, peleas, ni juego fuerte. Los solteros dominaban y era lógico. Ganaban uno a cero y los casados sudaban la gota gorda. Ya el sol se había entrado y se jugaba con las últimas claridades. El avance comenzó en el medio campo, luego de que el Barrigudo Roldán encontrara un rebote y desbordara por el lateral derecho hasta cerca del banderín del córner. Entonces el Torcido Villa, que venía en diagonal, entró en el área gritando: -Mandá el centro... mandá el centro... El Barrigudo levantó la cabeza, vio que Villa entraba como traído por un ángel y mandó el centro. Como dije, había poca luz, y el Torcido, experimentado en estas lides, pisó la medialuna y vio que la pelota venía a media altura, servida para una palomita. Con la falta que hacía un gol, no lo pensó dos veces. Se largó, voló como antes y le pegó un espléndido frentazo. Notó la pelota un tanto desinflada, pero vio como entró, sublime, en el ángulo derecho. La excitación del gol lo transformó, se paró enseguida y corrió hacia el centro de la cancha. Besó la camiseta tres o cuatro veces y no pudo contener las lágrimas que, poco a poco, le humedecieron la ropa. Desaforado, gritó y gritó como nunca su obra: -Gol y gol y gol... ¡Golazo...! ¡Vamos carajo...! ¡Vamos, todavía que los tenemos...! Al decir tenemos, se dio cuenta de que estaba solo. Nadie lo acompañaba en el festejo. Miró para atrás y vio en la penumbra, que el partido continuaba, allá, cerca del arco contrario. Volvió decepcionado al lugar del cabezazo y con un dejo amargo, reclamó: -¿Por qué anularon el gol...? -Roldán, que estaba cerca, le aclaró: -Pero, don Villa... ¿no se dio cuenta que cabeceó un tero...? -No puede ser... No puede ser... -dijo y repitió el Torcido mientras dirigía su mirada hacia lugar donde había entrado el balón. Y allí estaba el tero... desaliñado y moribundo, enganchado en la red.



Foto de Luis Lujan gentileza eldiaonline.com

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