viernes, 22 de abril de 2016

“Nunca hay que perder el asombro”

Con un decir dulce y armonioso las voz del poeta Carlos Aldazábal subraya, “para mí lo que nunca hay que perder es el asombro”. Tras un silencio y casi desgranando las palabras vuelve sobre sus pasos, “por el asombro la poesía está vinculada a la infancia porque el poeta mantiene el asombro y una manera de ver el universo”. Carlos estuvo hace poco tiempo atrás en el II Festival Correntino de Poesía y en ñeepora volvimos hablar con el para que nos cuente sus impresiones sobre este río de poesía.

Por paulo ferreyra
paulo.ferreyra@yahoo.com.ar


Antes de la llegada de Carlos Aldazábal a Corrientes Rodrigo Galarza nos contó que allá por el 97 había participado de un importante Festival Latinoamericano de poesía en Rosario. “Eran 70 poetas invitados, entre ellos Juan Gelman, -cuenta- en aquella ocasión los dos más jóvenes del festival éramos Carlos Aldazábal y yo. Te cuento esto porque desde entonces he venido pensando que sería bueno para Corrientes tener un festival de poesía. La suerte está echada, habrá que seguir trabajando”, disparó.



Este año se realizó el II Festival y entre los muchos poetas de la región y del país estuvo Carlos Aldazábal. Carlos se movió con gran soltura en el II Festival Correntino de Poesía, días después confirmó su felicidad y manifestó su alegría de vivir "esta experiencia en una hermosa provincia. Tuve la oportunidad volver a encontrarme con amigos y también tuve la oportunidad de conocer nuevos y valiosos poetas", comentó. Carlos ha publicado los poemarios La soberbia del monje, Por qué queremos ser Quevedo, Nadie enduela su voz como plegaria, El caserío, Heredarás la tierra, El banco está cerrado, Hain. El mundo selk´nam en poesía e historieta, con ilustraciones de eleonora Kortsarz, Piedra al pecho y Las visitas de siempre.

En este Festival Correntino de Poesía Carlos Aldazábal participó en el último día, tuvo una entrevista público y después compartió sus poemas. En esa oportunidad resaltó una constante que penetró todo el Festival, "la poesía tiene paisaje, la poesía correntina se emparente con la poesía salteña por el paisaje y por que lleva la tierra adentro". Ahora a través de la red nos comunicamos y amplió estos conceptos.


- Usted manifestó en el Festival que la poesía tiene paisaje. ¿En este sentido cómo son sus paisajes poéticos?

Lo del paisaje venía a cuento por cierta comparación entre las tradiciones poéticas de Corrientes y Salta. Pensaba en Francisco Madariaga y Manuel Castilla especialmente, pero también en algo que había notado escuchando a los nuevos poetas correntinos, por ejemplo los poetas de Caa Catí. La idea del "paisaje" como gramática productiva era en realidad del "Cuchi" Leguizamón. Para el Cuchi las canciones folclóricas verdaderas tenían que tener paisaje, pero no se refería solamente a lo decorativo sino a algo que parte de la experiencia. El "paisaje", pensado de este modo, también es paisaje humano y emocional.


- ¿Por qué la poesía es regional y no regionalista? 

Esa es una idea que ya estaba en el gran poeta y narrador tucumano Juan José Hernández: toda literatura (no sólo la poesía) es regional. Lo que señalaba él, era que también esa literatura que se decía "nacional" era de una región específica, la del Río de la Plata, indicando muy bien el motivo por el que un escritor de provincia queda en escritor provinciano y un escritor de porteño se convierte en escritor argentino. Otra cosa es la cuestión del regionalismo. Cuando hablamos de literatura regionalista hablamos del clishé folclórico de una región, lo que se espera que sea ese texto por ser de ahí, en general formas gastadas que responden a un costumbrismo empobrecedor. Costumbrismo que, justamente, no tenían poetas como Madariaga y Castilla, que eran regionales, pero de ningún modo regionalistas.

- ¿Qué ven sus ojos de poeta?

Para mí lo que nunca hay que perder es el asombro. La poesía está vinculada a la infancia porque el poeta mantiene el asombro. Entonces la pregunta no sería qué mira un poeta sino cómo mira el poeta. La respuesta es la mirada con asombro para descubrir que el mundo es uno y varios al mismo tiempo. Hay más versiones de lo que parece.

Por ejemplo, en mi segundo libro que se llamó “Por qué queremos ser Quevedo”, que se publicó en el año 98, en una editorial que se llama “bajo la luna”, en este libro se tematiza la infancia y aparece justamente la experiencia de esa infancia en Salta. Entonces el asombro parte de una experiencia vivencial pero también puede ser experiencia de lectura.

En lo particular la poesía que me interesa es donde se percibe que hay algo más que un simple laboratorio, donde hay algo más que el trabajo con las palabras. La poesía que me interesa tiene que haber experiencia en un sentido amplio de la palabra, experiencia del paisaje, experiencia del asombro y también experiencia de lectura.


- Por último, ¿lo más rico del Festival sucede adentro o afuera del festival?

Sucede en los dos lados, porque siempre es bueno encontrar posibles lectores u oyentes. Además porque siempre es enriquecedor el intercambio con los amigos.

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