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“La hoja es el equivalente a la vida”

Entrevista con Franco Rivero

jueves, 28 de noviembre de 2019

Germina música en las calles de la ciudad


Este viernes 29 el músico y compositor Cacho Núñez presentará Canciones con eco. La cita es a las 23 en el Café El Mariscal.


por paulo ferreyra
sapukai.culturas@gamil.com

“Me gusta fundar cada presentación bajo un concepto, una idea. Además en esta ocasión presentaré temas nuevos”, explicó. Cacho además ha musicalizado producciones importantes de los realizadores de la provincia como Marcel Czombos, Pablo Almirón, música que interpretará en esta velada.

Será una noche de música íntima. Cacho tocará la guitarra y compartirá su música con varios temas nuevos. “Por ejemplo –cuenta— hay una obra que está compuesta para guitarra clásica. En mi formación me gustó mucho Sebastian Bach, desde antes de la formación académica. Cuando conocí la música barroca con sus propiedades, sus cualidades, sus reglas, me atreví a componer una melodía con los elementos. Para mi Bach es increíble. Esto es una especie de reconocimiento a las cosas que aprendí de él, mínimas y elementales”.
Estaba ensayando en su casa. Tocaba y un amigo de su hija le dice “tú música tiene mucho eco”. Eso quedó resonando y así se fue fundando un concepto para elegir canciones para este repertorio. “Los ecos te remontan hacia muchas cosas. Te pueden llevar a algo que pasó hace poco o hace mucho tiempo atrás. Música con eco. A medida que presento mis melodías me gusta que estén sustentadas en una idea, en esta ocasión están sustentadas en la idea del eco”, sostiene.

Música en la ciudad

Consultado sobre cuánto incide el medio para su música afirma que mucho, “es innegable porque todo lo que me rodea es música. Mi última composición está inspirada en trayecto de Santa Ana a Corrientes. En ese ir y venir fluye el contacto con la naturaleza, con los pájaros, por eso siempre mis composiciones tiene resabios del lugar porque justamente es el reflejo, la percepción de lo que me rodea. Mucha gente toma lo que escuchamos en la ciudad como ruidos pero para nosotros es música. Así como escuchamos el canto de los pájaros en la ciudad también hay una musicalidad increíble dentro de la ciudad”, afirma.

En distintos tonos

Para sostener esa musicalidad Cacho Núñez advierte que todo se ramifica en los distintos tonos que hay en la ciudad. “Nadie habla en el mismo tiempo que el otro, nadie camina igual, los autos no circulan a la misma velocidad, la gente tiene tiempos distintos. Entonces eso es la riqueza musical del entorno y puede ser volcada a una melodía, a un composición nueva”, desliza quien no descarta también trabajar cada melodía desde las emociones.

La búsqueda de Cacho está más allá de la aprobación. No busca masividad, triunfos, aplausos. Como hace un año atrás cuando se presentó en este mismo escenario —Café El Mariscal— “habrá personas a las que esta música puede producirles algo, en cambio a otros no les produce nada. Eso está bien también, mi búsqueda personal por la música está por encima de todo. Además, no todos tenemos el celular en el mismo tempo”, desliza y suelta una sonrisa de labio, muda, que queda grabada un su rostro moreno.

Ecos
“Los ecos son como sonidos que muy lejos de perderse vuelven como remotos y ancianos viajeros de un tiempo lejano. Inmersos en una mezcla de desconstrucción sonora y de aparente desorden que cualquiera podría apreciarlos. A través de esto busco el camino adecuado para acercarme a este experimento sin recelos, prolongando las notas para realizar discos que podrían escucharse como una continuación sin pausa, enlazada, predecible o intencionada”.

Sólo intentan que no dejemos de pensar en lo mágico que resultará encontrar en cada noche el lugar donde se establece la línea directa  hacia el infinito o donde laten estas canciones. También puede ser el lugar donde arde la locura consentida de una idea maravillosa y de difícil repetición, de sonidos tal vez ancestrales o hasta quizás perdidos.  Déjense llevar al paisaje descripto anteriormente, el cual parece regirse por la misma cadencia, poco a poco la canción buscará sumergirlos en lo más profundo de los sonidos con ecos”, así cierra un manuscrito de Cacho Núñez.

jueves, 21 de noviembre de 2019

César Bisso: “La poesía es reparación”

Este viernes en el Centro Cultural Siete Corrientes se realizará un encuentro interdisciplinario de artistas. Habrá música, presentación de libros, lecturas, y a las 21 comenzará el ciclo Tenemos Visita, con la presencia de César Bisso de Buenos Aires, Juan Páez de Formosa y Alicia Rossi del Chaco.  César presentará un poemario nuevo titulado Andares, editado por Ananga Ranga. Antes de su arribo a la ciudad charlamos sobre su actividad como poeta y periodista.

por paulo ferreyra
sapukai.culturas@gmail.com 

“Ojalá la palabra pueda transformar el mundo. Ojalá la palabra pueda hacer llover. Ojalá las palabras puedan hacer florecer la rosa”, así pinta por un momento un mundo posible César Bisso recordando a otros poetas como Vicente Huidobro, César Vallejos, Alfredo Veiravé.  “Escribir poesía es un camino de ida, lo importante es vivir con la duda; la certeza nos destruye”, desliza mientras llueve largamente en su memoria.

— ¿Cómo surge esta visita a Corrientes?
—Esto nace por iniciativa de Tony Salazar, junto a su editorial Ananga Ranga, ahora se publicará un poemario inédito bajo el título de Andares. A él se le ocurrió hacer una movida literaria para la cual convocó a otros poetas a compartir una fiesta de la palabra, desde la poesía. Es también una fiesta de la amistad, de la confraternidad, esa es la idea de Tony y la comparto plenamente. Así llegaré a la ciudad a mostrar el nuevo libro, a leer mis poemas y a escuchar a otros poetas.
— Sos poeta y periodista, ¿qué surgió primero?
—La poesía siempre estuvo, surgió primero y estoy escribiendo desde los primeros años de la juventud. Empecé a los 13 o 14 años a escribir. A esa edad empecé a observar el mundo a través de las palabras, del lenguaje poético, de la lectura de grandes poetas argentinos y extranjeros.
Después el periodismo surgió porque buscaba trabajo de forma azarosa. Era libretista de la radio de la Universidad Nacional del Litoral y un amigo me llevó a trabajar en periodismo deportivo. Comencé a mediados de los años 70. Después me fui integrando a otras ramas de este oficio, me fui a Buenos Aires y entré al mundo académico.
— Leyendo tus poemas hay un camino, los poemas se van reduciendo hasta llegar a la síntesis máxima del haiku. ¿Cómo es ese proceso?
—A ver, en la literatura uno busca todos los caminos. El lenguaje en este sentido es amplio y cualquier camino te puede llevar al cosmos de la palabra. Lo importante es saber lo que uno intenta decir, en definitiva uno a las palabras, al poema, lo caza al vuelo. A mí me consideran —hay dos críticos historiadores que así lo describen— un minimalista. Un minimalista como aquel que logra sintetizar los grandes temas universales en pequeñas acciones cotidianas. Creo que ahí trabajo en la síntesis de la poesía. La contemplación me lleva a mí a convertir lo mucho que veo en pequeñas acotaciones poéticas. Ese es el trabajo que hago, el mecanismo que hago para escribir. El noventa por ciento de mis poemas son breves, no debe superar los 15 o 20 versos, pero tengo poemas de uno, dos o tres versos. Estos últimos son pequeños fogonazos, pequeñas epifanías o revelaciones de la naturaleza. En un haiku se refleja un instante. Es una búsqueda que uno hace para acercarse a la poesía. Después la poesía va por otro lado porque siempre nos sobrepasa, por eso es universal y existe desde siempre. Desde la edad de las cavernas y superará la edad atómica.
— La poesía abrió y cerrará el mundo.
—Totalmente. Así es.
— Entre los poemas que leí antes de esta entrevista me detuve en uno que lleva por título Salvación, ahí decís "recoger la poesía y el amor entre los escombros de la vida". ¿La poesía y el amor están en un mismo plano?
—Para mí la poesía es reparación. Creo que el amor también termina siendo reparación. Es una búsqueda del otro a través del deseo. La poesía lo que trata más allá de los temas está detrás de lo inasible. El amor también parece algo inasible. Nosotros solo lo podemos develar cuando recibimos el reconocimiento del otro. En la poesía uno busca reconocerse en el otro. O que el otro lo reconozca a través de la palabra. Por eso creo que la verdad siempre está alojada en el fondo del lenguaje. No interesa la verdad que proviene de lo absoluto, de lo instituido por el sistema, ni siquiera la verdad de la arrogancia de los dogmas. En algún punto la poesía también se separa del poeta.
— Claro, pero volviendo a ese reconocimiento del otro es curioso lo que sucede cuando incluso no se escribe poesía para otro, ¿o sí?
—Ese es un tema muy largo. Hay poemas que uno escribe para otro pero para ese otro significa otra cosa, tiene otro significante, tiene otra revelación. A nosotros como poetas nos queda la posibilidad de quedarnos al borde del camino a esperar una nueva epifanía para poder seguir escribiendo. Esto es lo que creo como poeta. Todo lo demás escapa a una lógica o formato establecido. César Vallejo hablaba de escribir sobre lo que sucede a nuestro alrededor, pero sin perder nunca el objetivo y el lugar de la poesía. Son caminos deferentes.
Este poema lo rescata Raúl Gustavo Aguirre quien fue un gran poeta argentino, prácticamente fue mi padrino literario. El me impulsó a seguir escribiendo poesía, el empezó a pulir mis mamarrachos literarios. Ese fue uno de los primeros poemas que Gustavo incluyó en una antología argentina que hizo con la edición Fausto en la década del 70. En esa antología era el poeta más joven.
— Sos más poeta que periodista, en las dos ponés todo el cuerpo y la firma. ¿Te mostrás más en la poesía?
—En la poesía uno llega a mostrarse tal cual cree que es, uno va trabajando en eso. Lo que fluye al escribir es porque uno tiene su manera de pensar y mirar el entorno. Uno siempre está buscando y trabajando mientras se mira en el espejo tal cual como es, la palabra ayuda a ese mirarse internamente. Todos vivimos dentro de una investidura, no nos engañemos, no estamos preparados para decir determinadas cosas. A veces porque no lo necesitamos y otras porque se prefiere ir por otros caminos. La poesía, en cambio, más que narrar tiene que decir las cosas directamente. Escribo algo desde la poesía, pero todo se completa con el lector que recrea esas palabras y las resignificaráa su manera. Mostrarse es un camino que hacemos y que quizás nos lleve toda la vida, no lo sabés… mientras tanto vamos caminando. Hay dudas sobre el camino pero están dentro del mundo de incertidumbre, de las dudas, sin embargo nos aferramos a lo que nos gusta. 
— En ese contexto, ¿los reconocimientos importan?
—El éxito, la gloria, son palabras "convencionales", son azarosas. Cuántos poetas se han ido a la tumba sin haber ellos mismos reconocido su camino o sin el reconocimiento del otro. Sin embargo, a nosotros nos queda la obra que sigue reivindicando al poeta. La obra pone todo en un sitial de eternidad donde incluso uno jamás trabajó para eso. Andar dentro de uno o andar por fuera de uno en lo que reconoce del otro.