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domingo, 10 de septiembre de 2023

María Rosa Lojo: “Escribir es un acto exploración”

 
La escritora María Rosa Lojo estuvo presente en la Feria Iberoamericana del Libro del Chaco “Leer en democracia”. Trajo  su libro más reciente Lo que hicieron ahí, editorial Corregidor. A María la acompañará Milagros Rojo Guiñazú.


Por Paulo Ferreyra - Especial para la FIL Chaco 2023

Foto Alejandra López


Organizada por la Fundación del Libro y la Cultura y el Gobierno de la Provincia del Chaco a través del Instituto de Cultura y de los ministerios de Educación y de Planificación, Economía e Infraestructura, esta edición de la feria celebra más de quince años de trayectoria. Está abierta al público hasta este domingo 10 de septiembre y se pueden adquirir libros al 50 por ciento de su valor.


 

María Rosa Lojo es poeta, narradora y ensayista. Su obra creativa incluye libros de microficciones líricas y poemas en prosa. Además, sus libros se ha traducido al inglés, francés, italiano, gallego, tailandés y búlgaro. En el presente año la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires la declaró Personalidad Destacada de la Ciudad en el ámbito de la Cultura.

En el marco de la Feria Iberoamericana del Libro llega para presentar su más reciente obra literaria Lo que hicieron ahí. En esta charla hablamos del libro y también de la literatura de género.

 

— Tenemos en manos un nuevo libro de cuentos que puede ser leído en clave de novela. ¿cómo surgió esta obra?


— Con un primer cuento, Perfiles, geminó todo un libro. En este cuento hay dos personajes claves que después se van a desarrollar en cuentos posteriores. A partir de una situación anómala que se describe en ese cuento. Hay una escena, encuentro sexual en un hotel. A partir de ahí se me ocurrieron otras situaciones con esos dos personajes. A lo largo del libro se despliegan líneas cronológicas distintas y en direcciones diferentes, pasado y presente.

 

— ¿Cómo es la construcción de esas historias que se fueron ramificando? ¿Te la pedía el mismo texto o buscaste abordar determinados relatos?

 

— Las historias se suceden a medida que escribo. Fuera de la escritura no pasa nada. A medida que iba escribiendo se me ocurrieron nuevas vinculaciones posibles a partir del primer cuento.

Te cuento una escena: hubo un accidente de un micro escolar que choca contra un camión cuyo conductor está borracho. Desde ese lugar se disparan los vínculos de familias de una zona geográfica determinada. Desarrollé la vida de distintas personas, como por ejemplo la vida del camionero. Este libro tiene una estrecha vinculación con toda la historia del país, que también se va palpando a lo largo del desarrollo del libro. No voy adelantar más para que sea el lector quien reconstruya la historia.


 

—¿Pensaste en algún lector en especial?

 

— Cada relato tiene su independencia. Si los lectores pueden leer los cuentos al azar, pero van a entender la historia de una forma mucho más profunda se leen le libro de una forma metódica. Van a entender mucho más y van a disfrutar mucho más de su lectura, de los personajes y las distintas escenas. Aconsejo leerlo en orden. De esta forma van armar el rompecabezas de una forma mucho más acabada.

 

— Saliendo un poco del libro, me gusta el concepto de la metáfora como un puente. Tu escritura de alguna manera se fue configurando así, ¿tu escritura está hecha de puentes?

 

— Sí, totalmente. Voy a completarlo con otro concepto. Siento que escribo en redes. Escribo en redes porque ningún personaje está aislado del todo. La vida es así y no existe el individuo aislado, existe el individuo en relación con otro. Me parece que si algo podemos hacer los escritores y las escritoras es constituirnos en ese canal por donde fluyan las diversas voces que componen el todo.

 

— Ahí también quería llegar, además de una gran escritora sos una gran lectora, ¿podes nombrarnos algunas de esas voces de la cual sos un canal para decirnos cosas?

 

— Cuando era chica en mi casa no tenía una tradición argentina. Mis padres eran españoles, venían de la diáspora. En casa había libros y mi mamá había tenido una librería en Madrid. Es decir, había material de lectura, pero no había libros argentinos y esa fue una ausencia de la que me fui dando cuenta con el paso del tiempo.

 

Entré a la literatura argentina a los 14 años, en plena adolescencia, cuando mi papá me trajo un stand de libros de la colección Clásicos de Jackson. Ahí leí el libro Los siete platos de arroz con leche de Lucio Mansilla. El autor contaba un momento importante de la Argentina. Retrató a su tío Juan Manuel de Rosas leyéndole el mensaje que piensa leer en la Legislatura en víspera de su caída. Es una anécdota familiar que ocurrió en la intimidad y que configuró de alguna manera mi forma de hacer literatura. De lo íntimo a lo público. Ese libro ha marcado mi propio camino. Escribo historias, hago microhistorias colectivas a través de la historia familiar.

 

— ¿Qué otros nombres pasan por este canal?

 

— Son muchos. En mi adolescencia también descubrí a Jorge Luis Borges. Miguel de Cervantes es otro, quien en el Quijote habla sobre el conocimiento engañoso de la realidad. Después leí de manera temprana y con mucho impacto a los poetas de la Generación Española del 27. Años más tarde vino Victoria Ocampo, la literatura latinoamericana con Juan Rulfo, por ejemplo, un escritor que sabía de reunir voces. Hay muchos.

 

— Hace poco Mariana Enríquez decía que del Boom Latinoamericano pasamos a Bolaños y después, el presente, con la corriente feminista de escritoras. ¿Coincidís con esa división?

 

— En cuanto a difusión internacional creo que ese fenómeno ocurre en la actualidad. Ahora hay que decir también que las mujeres siempre hemos producido literatura. Siempre hubo literatura disruptiva escrita por mujeres. Hoy hay una generación que tiene más visibilidad.


 

Hubo grandes escritoras pero que fueron menos visibles. Escritoras que eran leídas de manera lateral. Pero siempre existieron mujeres que estuvieron escribiendo y publicando. Una de las tareas a las que me aboqué justamente fue revelar el trabajo de las escritoras del siglo XIX. Un ejemplo claro es Eduarda Mansilla. Sarmiento fue un feminista a su manera, promovió la educación femenina y las obra de las mujeres.

 

El feminismo literario no se ha inventado hace diez minutos. Recordemos que había mujeres que acompañaron la Revolución Francesa y que escribían sobre los derechos de la mujer. En nuestro país los movimientos pidieron diferentes cosas en momentos distintos de nuestra historia. Ahora hay un momento de visibilidad excepcional donde, además, se amplían los derechos.

 

— En los últimos años has visitado muchas ferias de libros, ¿qué significa para vos venir a la Feria Iberoamericana del Libro?

 

— Para mí visitar cada feria significa mucho. Estuve varias veces en Resistencia, en la Universidad y en la Fundación Mempo Giardinelli. En la Universidad tengo la alegría de que estudien mis libros, la profesora que me va acompañar a presentar mi libro, Milagros Rojo Guiñazú, es quien trabajó mis textos. Hace unos años, antes de la pandemia, estuve realizando unos seminarios en Resistencia. Es una gran satisfacción venir, me enriquecen muchísimo todos los encuentros con lectoras y lectores.

 

— De alguna forma, también para eso se escribe, ¿o no?

 

— Escribimos siempre para descubrir algo. No escribimos para informar a los lectores de cosas ya sabidas. Ante todo, escribir es un acto exploración. En lo personal, implica comprometerse en una aventura de revelación o autorrevelaciones de algo que no estaba dicho o que no estaba descubierto.

 

Los libros sin lectores no existen. Pasan a ser objetos o pedazos de papel, manojos de papel de nada. Son los lectores quienes despiertan los libros como potencialidad. Creo que no somos plenamente conscientes los escritores de lo que sucede con los libros. En  lo personal, no escribo para leerme a mí misma.  Habrás visto que tengo un concepto muy colectivo del sujeto creador. Se construye en diálogos. No se construye en soledad. Si bien la tarea de escribir es una tarea muy solitaria por su misma naturaleza, estamos sentados frente a una máquina o frente a una hoja de papel, el poder de la escritura se revela cuando se comparte. Se abre un mundo cuando compartís tus textos. Si no compartís tus textos se convierten en una cárcel de los sentidos.

 

jueves, 3 de agosto de 2023

“Es con el público donde se magnifica y toma vida lo que hacemos”

 


Diez años de Tajy. El trío conformado por Belén Arriola, Alejandro Tato Ramírez y Víctor Piñeiro realizará un show celebrativo. La cita es este sábado en la Sala del Espacio Mariño a las 21, en Corrientes.

 

Por Paulo Ferreyra

sapukai.culturas@gmail.com



El reconocido trío correntino cumple diez años y lo celebrará en un concierto en el Teatro del Espacio Mariño este sábado 5 de Agosto a las 21. Preparan un repertorio amplio con canciones propias y muchas historias, y estarán acompañados por invitados especiales.

 

Alejandro "Tato" Ramírez en acordeón, José Víctor Piñeiro en guitarra y María Belén Arriola en violín le dan vida a la propuesta musical de Tajy. “Nosotros hacemos música del litoral contemporánea”, así me explicaron los músicos hace diez años, a fines de 2013 cuando hacíamos las primeras entrevistas. “Vamos puliendo ideas y vamos tocando mejor a medida que podemos plasmar lo que proyectamos. Nuestro desafío es la sonoridad”.

 

Desde la llegada de Tajy han formulado una vuelta a la génesis del contacto con el sonido. Acercarse a la música para disfrutar, despejar en ese instante las barreras que hablan de chamamé, rasguido doble, charanda, entre otros géneros que pueblan la región.

 

A lo largo de estos años han grabado cinco discos, el primero fue Florece y el más reciente, Raíz Chamamé. En su corta historia, cuentan con una nominación a los Premios Gardel y presentaciones por gran parte de la Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil. Estuvieron presentes en fiestas importantes y compartieron escenarios con artistas referentes como Teresa Parodi, Luis Landriscina, Jorge Fandermole, Coqui Ortiz, Julian Zini, entre otros.

 

Volver al concierto de sala


El concierto de este sábado tiene un tinte especial que es volver al concierto de sala. “En esta ocasión vamos recorrer temas de los cinco discos. Traeremos anécdotas que nos fueron pasando durante estos diez años a medida que fuimos trabajando cada disco. Habrá músicos y artistas invitados, también una puesta en escena importante”, explicó Victor Piñeiro. “Nos gusta la sala Mariño. Venimos tocando ahí hace tiempo por el sonido que tiene la sala, y por el patio que es hermoso. Nos gusta, además, dialogar con la agenda de un espacio cultural importante hoy en Corrientes”.


 

Hace unos días cortamos una siesta para charlar con Víctor. En esta charla repasamos algunos aspectos de estos diez años del trío y ofreció detalles de cómo será esta celebración. “Disfrutamos mucho de los procesos de trabajo. Lo que tengo más presente de cada disco es el proceso de estar los tres haciendo arreglos y ensayando cada tema. Escuchándonos y compartiendo nuestras experiencias”, arremete al tiempo que hace una pausa para escuchar la primera pregunta. 

 

— Vamos hablar de una fiesta que se vivirá el sábado en los diez años de Tajy. Antes de hablar de cosas lindas me gustaría empezar por las cosas ásperas, ¿cuál fue el escollo de los comienzos o lo que todavía se sostiene en estos años del grupo?

 

— Creo que para nosotros, como para gran parte de los músicos que nos queremos dedicar a la música, el mayor problema es la profesionalización de nuestra actividad. Han surgido dificultades a la hora de la gestión y al momento de sacar a flote nuestras ideas. Tanto en la provincia como en la región todo lo que sea fomento a la cultura, y especialmente a la música, es muy complejo. Sin embargo esa cuestión fue para nosotros un motor que nos desafió a generar y llevar a cabo nuestros proyectos.

Estas cuestiones las vivimos como jóvenes cuando conformamos el trío hace diez años atrás. Todavía el contexto no ha cambiado. Con cualquier artistas que hables y se sincere en la región es complicado hacer autogestión. Cuando creas algo que no está en línea con el mercado es difícil tener espacios para expresarte. Nosotros buscamos crear un lenguaje artístico que tiene una fuerte vinculación cultural que no sigue la lógica del mercado.


 

— Pasemos a cosas buenas, ¿qué fue lo mejor de estos diez años?

 

— Lo mejor fue y sigue siendo el proceso de trabajo que tenemos en el trío. Nosotros vivimos y disfrutamos de este camino. Esto implica tanto la conformación de un lenguaje sonoro artístico propio como el encuentro con otros artistas. Desde el comienzo planteamos temas propios, hicimos cinco discos y compusimos con otros referentes culturales. También quiero mencionar la relación que fuimos construyendo con el público que nos devuelven cosas que nos motorizan a seguir haciendo música.

 

 — ¿Qué cosas hay de aquel trío que decidió formarse hace diez años?

 

— El primer álbum que grabamos, Florece, fue un arrebato de buscar sellar nuestro comienzo. Teníamos ya una identidad, una manera de hacer música que necesitábamos plasmarla. Hace poco volví a escuchar ese disco y hay cosas que siguen estando presentes diez años después.

En 2013 nos habíamos juntado los tres. Se encendió una chispa que sigue estando cuando tocamos los tres. Hoy estamos más maduros musicalmente y también en nuestra relación interpersonal como grupo. Este camino recorrido nos confirmó en la amistad, nos une la música y hay un lazo afectivo entre los tres. A nosotros se nos suman también gente que ha trabajado desde el comienzo con nosotros y todos conformamos una gran familia.

 

— Pensando ya en la noche del sábado, ¿podés contarnos tres motivos por los cuales levantan la copa de Tajy?

 

— En principio brindar por estos diez años de la familia. Por no abandonar el eje artístico musical por el que estamos transitando. El grupo fue forjando vínculos muy importantes que también hacen a nuestra formación. Cuando hablo de encuentros también hablo del público, es ahí donde se magnifica y toma vida lo que hacemos. Nos han hecho devoluciones muy lindas y nos han acompañado de una manera muy importante para nosotros.

 

— ¿Cómo están armando esta celebración?

 

— Será un show celebrativo. Vamos a tocar en un formato en sala. Nos encanta ese formato. Nos gusta todos los formatos pero el concierto en sala es algo que después de la pandemia desapareció. Son escasos los lugares donde poder tocar en sala en Corrientes.

 

— El silencio de la sala es otra cosa.

 

— El silencio y la energía del concierto son otra cosa. Un gesto musical. Se escucha todo. Una respiración o un aplauso anticipado del público, se percibe todo de otra manera. Un silencio que se prolonga en el tiempo se siente muy fuerte en la sala.

 

— ¿Cuál es el criterio que tomaron para seleccionar el repertorio para este concierto?

 

— Lo primero que nos planteamos fue recorrer los cinco álbumes que tenemos. Empezamos a mirar cada tema y repasamos las historias que nos llevó a escoger los temas de los distintos discos. Hay anécdotas que nos conectan con la música y ese abordaje es significativo para nosotros. Hay un lazo afectivo y musical. El noventa por ciento del concierto estará conformado por canciones propias de Tajy.



 

Identidad

 

Un sello distintivo de Tajy es haber encontrado un sonido, una identidad sonora. Cuando alguien pone un disco de trío identifica esa particularidad. Esto los dicen los melómanos y también sus colegas los músicos. “Lo que ha motorizado esta identidad es el abordaje de conceptos”, explica Víctor. “Somos inquietos a la hora de trabajar una canción o un disco. Hacer algo para nosotros es decir algo. En ese decir algo hay una construcción, hay cosas que están pensadas, todas las canciones y los arreglos están ahí por un sentido para nosotros. Nunca metimos algo por relleno”.

 

Las entradas anticipadas para el concierto de este sábado 5 son limitadas y se pueden adquirir en la boletería del Espacio Mariño o mediante links disponibles en las redes oficiales de Tajy (@tajyoficial).

 

Entre los pasos que dio Tajy en los últimos años se vislumbra la consolidación de las voces. Cuando comenzaron se habían plantado como grupo instrumenta pero las canciones cantadas fueron ganando terreno. “Nosotros no somos cantantes profesionales o de vocación”, advierte Víctor Piñeiro al tiempo que aclara: “Nos gusta abordar el canto y lo hicimos, sobre todo, con el disco Canciones como semillas. Componemos y defendemos nuestras canciones desde el canto. La voz es una herramienta y un instrumento para transmitir nuestra mirada del mundo”.