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Seba Ibarra - Foto Stephen Ironside |
El autor y compositor estará este miércoles en el Complejo Cultural Guido Miranda de Resistencia. Formará parte del ciclo Preludios en el Bösendorfer. Estará acompañado por su banda Antonella Romero en el bajo, Paloma Solamente en el clarinete y Santiago Dimartino en la batería. Además estarán invitados especiales, de estos y otros temas abordamos en esta charla.
Por Paulo Ferreyra
Foto Stephen Ironside
Este miércoles 17 de septiembre se abre otro capítulo del ciclo Preludios en
el Bösendorfer. En este encuentro, Seba Ibarra hará un recorrido por algunas
canciones de sus cinco discos. Será una oportunidad para escuchar nuevas versiones con invitados especiales
como Lucio Sodja, Juan Mora, Luli Maidana y Paloma Ortiz.
Por estos días previos estuvo ensayando con Lucio Sodja. Se
pasaron canciones e ideas sobre algunas melodías. Comparten sus ideas para que
las canciones vuelen ahora con la sonoridad de un piano. Así van definiendo
los lugares donde interviene o donde va intervenir el piano solo. Las canciones
de Seba no tienen espacio para piano y entonces trabajó con Lucio para generar
esos espacios.
“Otra cosa que estamos haciendo y donde me estoy dando el
gusto es preparar la interpretación de una canción de Luis Alberto Spinetta.
Mientras Lucio toca nos sumergimos en otro plano de la música y eso es algo muy
bonito. Así que estamos preparando cosas muy lindas”, cuenta Seba con un
entusiasmo que se acentúa en su voz con una sonrisa de felicidad.
Entre las invitadas estará Luli Maidana. También serán parte de esta noche mágica Juan Mora y Paloma Ortiz, “ellos hacen una versión de una canción mía en sus presentaciones. Ahora los invito para que vengan porque quiero sumarme a cantar con ellos. Quiero que estén presentes y cantar con ellos. Que todo sea una fiesta”, agregó.
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Seba Ibarra - Foto Stephen Ironside |
— Da la sensación de que estás disfrutando todo la previa,
¿cómo estás viviendo estos ensayos?
— Si. Disfruto mucho de los ensayos. Entre las cosas que me
dio este camino de ser músico es disfrutar mucho de los ensayos. Hay que
disfrutar de los momentos. No fue algo a lo que llegué solo. Llegué a este lugar con
las distintas personas con las que fui tocando y cantando. He tocado con
músicos de la provincia, de la región y de Buenos Aires. Muchas personas me
enseñaron que en los ensayos pasan cosas que después nunca más ocurren. Es un
momento importante en la vida de la música y por ello lo disfruto mucho.
Descubro muchas cosas en este proceso. Incluso surgen ideas para nuevas canciones. La
verdad es que disfrutar del camino y eso es algo importante.
— En este concierto harás un repaso por tus cinco discos
anteriores, ¿descubriste algo mientras mirabas este repertorio tan extenso?
— En este momento estoy más enfocado en lo que voy hacer con
los invitados. Entonces armé un equilibrio entre lo que quiero cantar y lo que
me parece que le puede quedar bien a ese invitado. Estuve revisando mucho las
cosas que hice en estos años y con los músicos tratamos de adaptar algunos
temas para esta noche.
— Con total descaro me atrevería a decir que hay mucha agua
y mucho sol en tus canciones, ¿sentís que es así?
— Hubo un recital que me marcó hace muchos años cuando estaba iniciando mi camino musical. Aquel concierto reforzó el pulso para dejar que salga lo que tengo adentro y me enseñó que puedo hablar desde mí lugar. Así comencé a escribir las canciones del primer disco.
Aquel primer disco tiene un aire y una lírica muy local. Hablando de nuestras calles que se inundan cuando llueve en Resistencia, las tormentas, el río, niños que viven al lado del río, hablan de esos lugares que puede ser ameno y peligroso al mismo tiempo. La vida que pasa y transcurre como un río. Los pescadores que están debajo del puente cuando amanece. Todas esas cosas me salieron escribir de forma natural.
Encontré un lugar donde tenía cosas para decir y contarles a
los demás. Era todo eso muy satisfactorio a la hora de hacer discos. Personas
de otros puntos del país me escribían y sentí que había un lugar para decir lo
que sentía.
Después todo eso va evolucionando a una visión paisajística.
El segundo disco es una visión paisajista pero más de la ciudad. Una mezcla de
cosas donde aparecen otros ritmos. El tercer disco sigue hablando de la ciudad
pero más de una persona y de una persona que cuenta cosas. Esta persona se
compara con un árbol y recuerda a sus ancestros. Ese disco tiene todo eso.
El cuarto disco es para verse dentro de uno y más cerca de
la literatura. Ahí hay temas como dos soles, una mezcla de cosas e historias
literarias. El quinto tiene un paisaje pero también una
introspección, ve la naturaleza que conté al principio pero ya vista super de
lejos, con historias de comparaciones entre las personas y planetas. Son
lugares donde escribo y donde me siento identificado.
— ¿Encontraste ahí una profundidad?
— Encuentro y tengo confianza en este lugar donde puedo
decir ciertas cosas. Tengo confianza para contar algo que siento y que quiero
decir. Estoy viendo la vida en este momento con mucha confianza.
“Siento que a todos nos interesan las palabras”
En la charla íntima con Seba Ibarra repasamos varias canciones de
estos cinco discos. Incluso de cómo algunas cosas siguen teniendo tanta vida y
otras cómo han cambiado con el paso del tiempo. “Me importan mucho las palabras.
A veces me importan tanto que pasa el tiempo y en ocasiones me cuestiones las
palabras que usé en alguna canción. A veces pienso que debí darle tiempo a
alguna canción para elegir otra palabra. Creo que a todo el mundo le importan
las palabras. A una canción le va bien o se vuelve popular por las palabras”,
sostuvo.
Una palabra bien puesta en una oración puede hacerte viajar
o puede apagar el sentido de un texto. Seba durante la charla compartió su
reflexión sobre la canción El Carau, donde concurrencia define toda la vigencia
de este motivo popular. “Esa palabra, concurrencia - si esto es guaraní - tiene
sentido. Si analizas concurrencia y bailar eso es ancestral y explica lo
monumental de esta canción que seguimos cantando”, explicó.
Las palabras son importantes. Un escritor chileno leyó este poema de Andrés Anwandter, “escribo: una imagen absurda que se confunde / con la nostalgia de cosas que no he vivido, / como la vida privada de los árboles / o de los náufragos”. Durante años comentó que quería escribir un libro que se llame así, la vida privada de los árboles. Finalmente así fue, años después publicó un libro con esa frase, la vida privada de los árboles.
En lo personal me pasa lo mismo con una oración que escribió Seba Ibarra, labios, la paz que entra por los labios. Es una frase perfecta. Todavía no lo escribí, pero tengo la certeza de que voy a escribir un libro cuyo título será así, labios, la paz que entra por los labios.