lunes, 1 de octubre de 2012

América viste de mujer



El pasado 27 de septiembre se llevó a cabo en el Teatro Vera el encuentro de “Cantoras de 3 Naciones”.  Shana Müller de Brasil de Brasil, Gicela Méndez Ribeiro de Argentina y Myrian Beatriz de Paraguay desplegaron un puñado de emociones, felicidad y fraternidad hecha canción.   En esta apretada crónica un repaso de una noche única e inolvidable para la unidad latinoamericana.  Aquí fue el puntapié inicial de este concierto que esperan repetir tanto en Paraguay como en Brasil. 


Por paulo ferreyra
paulo.ferreyra@yahoo.com.ar


En el ambiente hay murmullo.  Sonrisas y miradas cómplices.  ¿Qué van a interpretar?, preguntan algunos, el programa de mano tiene referencia del espectáculo pero no cuenta los temas que desplegarán las cantantes.  La presencia de público femenino es muy patente.  Hay perfume de mujer.  El espectáculo estaba previsto para las 21.30, quince minutos más tarde aparece Clara González oficiando de presentadora. 

“América es mujer”, sostiene Clara.  Hace un pequeño repaso por la biografía de Gicela Méndez Ribeiro, Shana Müller y Myrian Beatriz.  El público ha colmado la capacidad de la Platea en el Teatro Vera.  “De la mano de Fundación Chamame con Ustedes Cantoras de Tres Naciones”, dispara Clara y el público responde con un respetado aplauso. 

La primera en subir al escenario es Gicela, después Myrian y luego Shana. Interpretan un tema cada una al inicio.  “Hacer la integración y hacerlo desde la mujer me parece importante.  Para mí es muy importante”, había manifestado Shana tiempo atrás a este portal.  Al finalizar su tema Shana presentó y pidió un fuerte aplauso para Myrian de Paraguay.  Tras esa presentación Myrian Beatriz desplegó parte de su repertorio.

Myrian saludó en guaraní e inmediatamente expresó.  “Estoy muy feliz por estar con Ustedes.  Muchas gracias por venir a compartir esta hermosa noche, esta primera actuación de Cantoras de Tres Naciones”.  Después expandió toda la fuerza de la polca canción con el acompañamiento del público con las palmas.

Luego Myrian presenta a la “Cambacita Correntina”, Gicela Méndez Ribeiro sube al escenario y abre toda su pulsión chamamecera.  Gicela es acompañada por un respetuoso silencio y el aplauso abrazador del público.   Por momentos se deja llevar por su música y baila al compas de cada chamame. 

Concluye su presentación y Gicela presenta a Shana, “quiero presentar a una grandiosa cantora, que la conozco hace seis años. Hemos compartido ya algunos escenarios acá y en Brasil.  No puedo dejar de decir que ella cantó con Mercedes Sosa.  Tengo el honor de presentar a Shana Müller”.  El respeto y la admiración entre estas cantoras son tan grandes que la comunión se respira en cada interpretación.  Shana pide a Gicela que se quede y cantan una canción. 

El público acompaña cada movimiento de las cantoras que se extienden por espacio de una hora y media. Hay miradas cómplices, las cantoras se mueven en un mar de felicidad, el canto fluye uno tras otro.  América latina nace con un canto para hermanar a los pueblos.  “La frontera es un punto de encuentro” advierte Gicela y sobre el escenario no hay división.  Argentina, Paraguay y Brasil laten con un solo corazón.

“Un placer cantar chamame.  Un placer esta en Corrientes.  Tenemos una historia en común el sur de Brasil, Uruguay, Argentina y Paraguay, por eso es importante esta integración”, resalta Shana Müller.  “Si hablo en portugués Ustedes me entienden”, pregunta Shana y el público responder con una sonrisa.  La noche crece bajo el amparo de los idiomas que lejos de separar muestras la común unidad de esta tierra profunda. 

“Lo mejor que nos da la música es poder compartir.  Este encuentro nació de lo que vamos compartiendo en la vida junto a Gicela y Myrian”, advirtió Shana.  “Para mi es un honor conocer y compartir la música con estas cantoras”.  Sobre el final subieron las tres cantoras. Había abrazos, emoción, sonrisas simples y sinceras, profunda felicidad. 

Por último interpretaron juntas una canción que habla de américa.  “América latina.  Una canción que habla de américa latina, una canción de amor, una canción de dolor”, manifestaron.  “Latino América, amada américa, de sangre y sudor”, rezaba la canción.  Fue el mejor cierre, cuando se encendieron las luces del Teatro Vera todos estaban de pie aplaudiendo no un concierto de música de tres naciones, sino la unidad latinoamericana hecha canción. 

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