viernes, 6 de mayo de 2016

Su música hiende hasta el caracú

Días atrás se presentó en estos lares correntinos el destacado grupo Guau Trío. La presentación fue para cerrar el Ciclo de Jazz organizado en El Mariscal, en este ciclo además pasaron las bandas de Vermú Trío y Jazz Makers. La propuesta de Guau Trío incluyó clásicos y algunas sorpresas, en diálogo con Lucio Sodja, Jorge Castro y Alejandro Ruiz expresaron que trabajan mucho cada tema. "Nosotros trabajamos mucho, los arreglos los discutimos o lo conversamos entre todos. Podemos decir que tenemos una suedo democracia musical. Si pensamos en el concepto más esencial del jazz o en el nucleo del jazz podemos decir que es la libertad. La libertad requiere una enorme responsabilidad. El ejercicio de la libertad implica una enorme responsabilidad. Entonces eso es el jazz para nosotros", afirman. "Este festival tuvo una gran convocatoria. Quizás superaron ampliamente las expectativas", comentó Alcides Romero.  Esta es una entrevista intima, abrieron la venta y ahí nos metimos. Adelante.

Foto Gustavo Alderete
Por paulo ferreyra
Paulo.ferreyra@yahoo.com.ar


La noche fue envolviendo todo, sombras y el fresco que atraviesa algunos abrigos. En El Mariscal no es una noche más, la cena comienza a correr temprano y afuera o adentro se esparcen los músicos de Guau Trío.

La noche musical comenzó pasada las 22.30, "tenemos algunos temas para entrar en clima", explican antes de comenzar. Después del primer tema Lucio Sodja agradece a los presentes por su acompañamiento y al Mariscal por la invitación para cerrar este Ciclo de Jazz. Las mesas se cargan de bebidas heladas, algunas más desafiantes beben vino en sorbos muy pequeños. A las 23 ya no hay lugar, algunos se quedan de pie y palpan la música de en diferentes formas.

"Proyectos y desafíos no nos faltan. Nos faltan tiempo para concretar todas las aspiraciones que pueblan nuestras cabezas", expresa Lucio Sodja, pianista. "En septiembre vamos hacer una gira por Córdoba, estamos haciendo gestiones para llegar también a Santa Fe y Rosario", agrega Alejandro Ruiz. Esto iba ser una crónica del espectáculo pero la charla individual con cada uno de los integrantes del Trío fue muy jugosa así que aquí las desgrané lentamente en esta revista. El orden de respuesta alega al orden en que fui haciendo las entrevistas a medida que la noche me iba ganando y se hacía carne.

¿Antes que nada cómo están y cómo vivieron esta presentación?

Lucio Sodja - la verdad es que es un gusto tocar en Corrientes. Aquí esa la cuna de la música que nos inspira. Nos pone contentos que nos hayan invitado en este Ciclo de Jazz en El Mariscal y también feliz por la compañía de Juan Pablo que recitó algo para tener un toque local en la noche. Creo que el trío va madurando con sus colores y sus conceptos.

Jorge Castro - Estamos muy bien. Fue una noche muy especial. Con el recitador que te cuento que hasta mí me sorprendió. Hubo mucha conexión entre la gente y nosotros. Esta conexión es muy importante para hacer esta música. Nos sentimos a gusto y libres para hacer esta música que tanto nos gusta hacer.

Alejandro Ruiz - estoy muy bien, muy feliz y feliz de que haya un ciclo de jazz en El Mariscal. Además la felicidad se multiplica cuando vemos tanta gente acompañando este ciclo. Hoy nos sentimos cómodos y contento. Lo bueno de hacer jazz es que uno puede expresarse de manera distinta de acuerdo a cómo se siente en el momento.


Desde afuera hoy se observa una identidad del Trío. ¿Están disfrutando del presente y de la sonoridad del Trío?


Lucio Sodja - La meta de un músico es poder hacer lo quiere hacer, lo que le gusta hacer, lo que siente y lo que necesita hacer. Uno se tiene que preguntar ¿estoy haciendo todo lo que tengo que hacer para tocar?, con periodicidad y constancia, lo demás vendrá solo. Los reconocimientos, que te respeten, que te identifiquen como músico viene de la mano de que uno se toma muy enserio y con convicción lo que está haciendo. Lo demás uno no lo puede manejar.

La identidad del trío es una identidad colectiva. No es algo que se me ocurrió a mí y ahora sale. No, el trío tiene identidad con tres personalidades que aportan para formar una sola identidad en Guau Trío. Las experiencias de cada uno nutre nuestra identidad. Hay que ser más que parecer.

Alejandro Ruiz - Creo que como tenemos la misma edad, somos todos jóvenes, hay una afinidad generacional que está presente en el Trío. Antes de ensayar tomamos unos mates y hablamos de política u otras yerbas. Desde lo musical tenemos más o menos las misma cosas de base, conocemos a Ramón Ayala, Piazzolla, Cocomarola, Dino Saluzzi, sería demasiado nombrar a todos. Entonces cuando hacemos música todas estas fuentes van por dentro y por fuera sale un hecho sonoro que es la identidad del grupo. Identidad que está dada o es fruto del trabajo. Porque por esta misma cuestión generacional nos gusta ensayar mucho, y cuando decimos mucho es porque ensayamos mucho. La sonoridad creo que pasa por ahí, nosotros somos de la vieja camada y buscamos aglutinarnos y amucharnos con mucho trabajo y mucho trabajo. Probamos y descartamos lo que no va. En la música es más importante lo que se deja afuera que lo que queda.

En ese sentido este lugar tan íntimo permite estar muy cerca de ustedes y observar todo. Aquí se observó mucha química en el Trío, ¿es así?

Jorge Castro - Si no hay química entre nosotros no podríamos hacer esta música. Entre nosotros hay amistad, juntarnos a tocar para nosotros es estar con amigos. En lugar de juntarnos con unos amigos a tomar cerveza nosotros nos juntamos a tocar y a tomar cerveza. Hay laburo en esto que estamos haciendo pero al mismo tiempo disfrutamos mucho de lo que hacemos. A veces nos juntamos a charlar y no ensayamos, porque laburamos hasta las ideas o los conceptos. Creo que trabajamos mucho para sentirnos a gusto con lo que hacemos. Cada vez que trabajamos un tema y nos sentimos a gusto sale el tema, pero nos ha pasado que a veces no nos sentimos a gusto y no sale el tema. A veces nos gusta el tema pero no encontramos la onda y lo dejamos. A veces vuelve el tema y ahí sale.

Alejandro Ruiz - hay una energía en el aire. En mi caso es indivisible llegar al punto de moverme mientras estoy tocando. La energía pasa por todo el cuerpo y no puedo evitarla. No pongo ninguna resistencia a la energía que estoy sintiendo cuando toco. Las cosas que suceden cuando toco con mis compañeros desborda muchas cosas.

Podríamos nombrar muchos autores que fluyen en este aire, pero me quedo con Ramón Ayala, ¿qué significa para Ustedes?

Jorge Castro - nos pone contentos que el público encuentre el aire o el espíritu del autor de las canciones que tomamos, como en este caso de Ramón Ayala. Nosotros cuando abordamos una música respetamos el estilo pero después hacemos la música como nos sentimos cómodos. Nosotros necesitamos que el tema nos encuentre a nosotros también, que sea parte de nosotros. El tema nos adoptó a nosotros. Lo sentimos. Le tenemos mucho respeto a cada tema.

Alejandro Ruiz - para mí Ramón Ayala es uno de los tantos grandes que tenemos la bendición de tenerlo entre nosotros. Es una persona dotada de toda la magia que debería tener todo artistas, tiene el don de la palabra, de la música, de la pintura, es un ser único y admirable. En lo personal tocar cualquier cosa de Ramón me resulta inspirador.


¿Van a grabar un disco este año?

Lucio Sodja - Este año si todo va bien vamos a sacar otro disco. No nos queremos apurar, que salga bien, nadie nos apura así que lo hacemos porque realmente nos gusta. Esta forma de trabajar mantiene el entusiasmo y el compromiso con el Trío. Te puedo asegurar que trabajamos mucho.

Jorge Castro - Siempre estaba en nuestra cabeza hacer otro disco pero tenía que salir naturalmente. Todo tiene que ser natural. No podemos forzar a sacar el disco. Nos tenemos que sentir cómodos y transmitir lo mismo que sentimos cuando estamos en vivo. Todo se tiene que ir encajando.

Alejandro Ruiz – Así es, tenemos muchas ganas de grabar. Creo que estamos en un muy bueno momento entonces tenemos que registrar este momento. Ya tenemos los temas. Tenemos pensado invitar a algunos colegas.


¿Qué desafíos tienen cómo trío?

Lucio Sodja - los desafíos no nos faltan, lo que nos falta es tiempo para concretar. Algunas cosas salen cuando están maduras, tiene sus procesos. Ahora estamos incorporando temas de nuestra autoría, en la presentación que hicimos en el Guido Mirando este año presentamos los temas nuevos, hay una composición de Alejandro Ruiz. En ese marco el retó es como incorporar temas de nuestra autoría al Trío.

El desafío que tenemos siempre es sonar cada vez mejor en lo que respecta al género. Es decir tocar chamame con la mayor propiedad posible sin que esto nos limite en nuestra mirada jazz-cística que nos gusta darle a lo que hacemos. El desafío es que los temas que tocamos la gente los pueda disfrutar y reconocer en primera instancia, por lo menos nuestro público de la región.

Uno da lo mejor de sí y lo mas honestamente posible, que suene digno y que se note que uno ha estado trabajando mucho para ofrecer lo mejor en honor a quienes se acercan a escucharnos. Hay que ser honestos nada más. Nosotros no pretendemos ser más de lo que somos y no pretendemos mostrarnos como virtuosos o gente super inspirada, estamos haciendo lo que nos sale pero queremos que salga digno y que eso emocione.


Además de formar parte de Guau Trío Jorge tiene otros proyectos, ¿cómo conviven esos proyectos en tu música?

Jorge Casto - hago música desde muy joven. Llegué a Corrientes y me enamoré del chamame. Ahora encontré estas personas que me llevaron para otro lado. Tengo el sí muy fácil. No tenemos una sola persona. Creo que no tenemos una sola persona, esos personajes hay que dejarlos que salgan, no soy un jazzista puro, ni un chamamecero puro, la música me lleva y me hace sentir bien. No me quedo en una estructura, hay que sentirse vivo y lo que tenés en tu cabeza libéralo. Me gusta investigar y seguir hurgando cosas. Si hay química puedo avanzar.

Tuve muchos maestros en la batería pero creo que lo más importante es que siempre aprendo algo. Siempre aprendo de todos. En todo momento me considero que estoy aprendiendo. Si decís ya aprendí todo dejas de tocar. Uno sigue aprendiendo, siempre hay alguien que te puede enseñar algo. Cuando toco con mis amigos de Guau estoy aprendiendo, siempre estoy aprendiendo.

Alejandro, ¿cómo llegó el bajo a tu vida? ¿Quién encontró a quién?

Alejandro Ruiz - en ese aspecto no hay dudas. El bajo me encontró a mí. Como siempre sucede hay muchos guitarristas, cantantes, tecladistas o bateristas. En una de mis primeras bandas de rock allá por los 70 teníamos cuatro guitarristas conmigo, entonces bajamos a tres guitarras y a un bajo. Y si le pasó a los Beatles porque no nos va a pasar a nosotros.

A mí me encantró el bajo porque descubrí otro universo en esas cuatro cuerdas que me resultó mágicas para hacer muchas cosas y tan lindas como las que podes hacer con una guitarra. Esta bueno el lugar que ocupa el bajo en la música. Con los años lo descubrí. Creo que va con mi personalidad porque soy un tipo que le gusta ocupar ese lugar, por ahí tocar pocas notas y muy largas, pero si las quitamos la música se queda sin aire. Me gusta ser ese tipo de intervención que si bien no es llamativo pero si la sacas te das cuenta que están ahí. Además el bajo cumple con funciones rítmicas y armónicas, es un doble juego y ambas cosas me gustan. Me gustan pararme en ese lugar del bajista, es un lugar de la cancha donde podes mirar la jugada y tener otra perspectiva.

Bueno Lucio, ya no podes escapar, ¿cómo llega el piano a tu vida?

Lucio Sodja - hace 50 años mis kinesiólogos le recomendaron a mi madre que arranque con el jardín de infantes a los cuatro años. En esa época no existían como ahora jardines que reciban a niños menores de 5 años. En ese marco quiso la suerte que ese año se abriera un jardín privado, creo que el primero en Resistencia, se llamaba Mi Casita. La maestra y alma matter del proyecto innovador era la poetiza Corina Pitau. En esa maravillosa experiencia que tuve de tan niño conocí el piano que tocaba Corina y las canciones de María Elena Walsh (año '66) y me voló la cabeza.

En mi casa se escuchaba mucha y buena música. Recuerdo que disfrutaba desde muy chico y entre los discos había uno de sonatas para piano que me encantaba. Cuando vi el piano supe que era mi instrumento. Insistí en mi casa, mi madre argumentó que yo debía tocar el acordeón, como mis dos abuelos, y que además teníamos el acordeón del abuelo Antonio a disposición.

Me emperré con el piano y quiso nuevamente mi suerte que al año siguiente mis vecinos le compraran un piano a su hija mayor, mi primera profesora Cristina Rodriguez, que se estaba recibiendo de profe de música. Mi padre vio una mañana que estaban bajando el piano en la casa de los Rodríguez y se lo comentó a mi madre. Acordaron con Cristina en que me darían algunas clases hasta que se me pasaran las ganas. Por entonces tenía cinco años. Todavía sigo.




0 comentarios:

Publicar un comentario