Este lunes 1 de septiembre a las 20 se estrena Las aventuras de la China Iron, una obra protagonizada por Flor junto a La Ferni. El teatro Dumont 4040 de CABA abre sus puertas para esta obra basada en la novela de Gabriela Cabezón Cámara. En la previa hablamos con la cantante y actriz misionera.
Por Paulo Ferreyra
Su voz llega como agua fresca y me saca del ensueño. Esta semana acordamos un horario para dialogar por teléfono. Un rato antes se prepara un mate, lo tiene listo cuando suena el teléfono y las palabras se suceden como si continuáramos una charla iniciada hace tiempo. Por momentos sonreía con los ojos o a lo mejor era eso que imagino cuando la escucho alegre, entusiasta y con la avidez que le genera el estreno de esta obra de teatro.
El libro Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara salió en el 2017. Flor Bobadilla Oliva cuenta que es el libro que más le gustó de Gabriela, de hecho lo leyó varias veces porque había ahí un disfrute que despertaba varias emociones. El libro puede ser un montón de cosas, teatro, canciones y porque no, una película.
La adaptación de esta obra teatral la hicieron Susana Villalba y Hernán Márquez. Hernán además lleva adelanta la dirección general. Hace varios meses atrás se reunió con Flor, mate de por medio y leyeron el texto.
— Es un guión contundente. Tiene muchos diálogos y es hermoso. El libro es la otra mirada - ya tuvimos la voz de Martín Fierro - ahora vamos a escuchar y conocer qué le pasó a La China. El libro es la otra mirada y otra mirada feminista, con todo lo que eso implica. Pienso que a la historia Argentina le hace falta una otra mirada que no sea solo de las personas que escriben o que han podido escribir. Ahora, podemos conocer la historia de La China.
— En la novela de Gabriela Cabezón Cámara hay amor, disidencia, amorosidad, naturaleza, música, entre otras cuestiones, ¿qué de estas u otras cosas te gustaron más?
— La idea de descubrimiento. Cuando una comienza hacer cosas entra en una lógica muy apremiante de la intelectualidad, de repente la sorpresa es la único que hace que lo que estés haciendo sea nuevo. Creo que pasa por ahí, la idea de sorpresa, el encuentro con lo desconocido.
Me gustaba esa China que inicia el viaje - el paisaje en sí - el paisaje sonoro constante. La idea no nombrada pero latente de la contemplación. Esa sorpresa aparece con la contemplación. Acá hay un viaje y en ese viaje un constante observar las cosas. En esa apertura hacia la escucha se empieza a cambiar la perspectiva.
Para mi el paisaje sonoro es hermoso y lo que me hace muy feliz de este libro es que el final es abierto, un final utópico, la forma en que muchos deseamos: trabajar cuando haya que trabajar, reforzar el trabajo cuando haya que reforzar, utilizar los recursos sin pasar por encima ni de la naturaleza ni de las personas, el uso y no el abuso de las cosas. Algo del respeto por el otro y el entorno. Ese lugar paradisíaco tiene base en el agua - que simbólicamente es la vida y es nuestro litoral.
— ¿Qué de todo esto está presente en la obra teatral?
— El juego de la contemplación - el estar buscando nombrar algo con el vértigo que genera nombrar algo. La obra comienza con el recuerdo de ese viaje y es así como se va llevando. Lo que me atrae más de esta obra llevada al teatro tiene que ver con la repetición de la sorpresa y lo que se hace cuerpo, la contemplación - el análisis alrededor de esa contemplación y el encuentro con todo lo que genera sorpresa hacia el cuerpo, la emoción o las posibilidad de la emoción.
Lo erótico que está presente con lo que se ve, con lo que se siente, en lo que se percibe y lo que vive el personaje. Junto a los artista que forma parte de esta apuesta que dirige Hernán Márquez donde tenemos visuales, música en vivo y que nombra ya naturalizado la vida en convivencia con la naturaleza, con la disidencia - mal nombrada disidencia - diría con las otredades.
— ¿Hubo algo que te costó realizar?
— Hay algo del oficio que sigo aprendiendo y que me retira de estar en todas partes. Es aquí donde dejo de tener la mirada de la artista independiente autogestiva. Por momentos digo, acá podía hacer esto o acá hay que poner esto. Es ahí donde me planto y pienso - escuchá lo que tenés que hacer y hacé lo que tenés que hacer. Esta fue una de mis tareas más difíciles. Separarme del estar en todo.
— En la literatura, en el teatro, en el arte en general las palabras tiene un peso importante, aquí entonces las otredades se dice con todas las letras.
— Así como se ha dado por sentado que el género masculino en plural somos todos, todas y todes. Sin embargo, muchas veces ese todos era solo para los varones. Las mujeres teníamos que generar una escucha especial para saber cuándo somos parte de algo o cuando no. Cuando la otredad es o no es tenida en cuenta. Acá está presente la otra mirada. Se nombra desde otro lugar. Esa fue otra sorpresa, que se nombre desde otro lugar y que eso al mismo tiempo se revele como natural. Antes no se hacía pero se puede hacer.
Amor
Con adaptación de Susana Villalba y de Hernán Márquez quien también asume dirección general, “Las aventuras de la China Iron” de Gabriela Cabezón Cámara llega al teatro. Flor cuenta que hay ambiente sonoro todo el tiempo. Todo el tiempo pasan cosas tímbricas. De a ratos hay canciones. No es un musical. Hay canciones que tratan de contar otras partes del libro que no están narradas en el teatro.
— La obra trae la amorosidad del texto literario
— Más que amorosidad es amor. La amorosidad lo veo más lejano. Es amor. Lo intelectual suele presentarse como algo amoroso. Aquí en cambio hablamos de amor real. Es el cuerpo puesto ahí dando un abrazo físico, no virtual y ni lejos, sino un abrazo real.
Cuando me convocan para la obra lo primero que quería hacer era leer el texto. Porque un punto esencial que me interesaba era saber cómo se traducía ese amor del libro a la obra de teatro. Lo principal de este libro es la construcción de la ternura. La construcción de la ternura es un acto político para que cualquier cosa pueda suceder después. Lo principal es la contemplación y la ternura, son puntos de partida para todo. Aquí cumple su función el teatro en esto de ser un momento de óseo y momento de pregunta, si es un momento de incomodidad pero es una incomodidad que te incorpora.
— Una ternura necesaria en esto tiempos
— Siempre es necesaria la ternura. La ternura es necesaria siempre. Pero sobre todo en estos tiempos porque en las urgencias se va poniendo todo más fálico, por la misma necesidad de nombrar y ordenar una información que sale como falsa o sale como verdadera y hay que ir por sobre la palabra, por sobre los discurso todo por sobre, todo tan rígido y fálico, tan poco tierna y tan poco empática. Por ello aquí el teatro hace su tarea.