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viernes, 7 de noviembre de 2025

Lucas Monzón: “La música es una construcción colectiva”


 Uno de los más grandes referentes de la música regional reflexiona cómo ve la música del litoral en la escena nacional. Lucas está de regreso. Este sábado estará en La Maraña como invitado de Facundo Rodríguez. Además, este mes participa como actor y músico en la obra La radio que lo parió. “Estoy de regreso porque voy a grabar un nuevo disco y lo estoy haciendo en Resistencia”, adelantó. De estos y otros temas, charlamos en esta entrevista.

 

Por Paulo Ferreyra

 

Haces tres años cuando estábamos saliendo de la pandemia Lucas Monzón se estaba dedicando a la docencia. Ya lo hacía desde antes pero con la pandemia profundizó sus métodos y recursos para la enseñanza del acordeón. La docencia ocupaba gran parte de su trabajo. En algún momento se va a Buenos Aires a grabar con un saxofonista que es profesor de Historia del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla. Él le había pasado información de que se había abierto un concurso para rendir y ser profesor de acordeón en el prestigioso conservatorio. Lucas se fue con esa mochila de experiencias que había acumulado en la docencia y concursó. Ganó. A los pocos meses ya estaba siendo docente en esta alta casas de estudios e instalado en Buenos Aires.

 

El contexto postpandemia había sido difícil para todos y la excepción no fue en el mundo del arte. Para los músicos los espacios para tocar y hacer música en vivo se habían cerrado y fue un proceso largo volver abrirse. El ese marco Lucas decidió irse a Buenos Aires y sumergirse de lleno en la docencia sin descuidar su quehacer artístico. Además, tenía en el horizonte seguir profundizando su instrumento y buscar nuevos espacios para tocar.

 

Lucas Monzón es acordeonista, arreglador y compositor. Es de Hermoso Campo, Chaco. El acordeón es el instrumento que lo conecta con el mundo, donde plasma su arte y su sentir desde la infancia. Lleva ya tres producciones discográficas editadas bajo el sello discográfico “Los Años Luz“, se ha ganado el reconocimiento de la prensa especializada como Página 12, Billboard.Ar y Diario Clarín, entre otros medios. Su disco Franco fue considerado dentro de los destacados discos del año 2018 por la Red de Periodistas de Música de Iberoamérica, entre otros laudos que lleva consigo.

 

Hace unos días hicimos esta entrevista por teléfono. Él estaba muy cómodo en Hermoso Campo. “Siempre estoy con la música”, advirtió. Luego adelantó que está grabando un disco nuevo y por ello está viajando seguido entre Buenos Aires y Resistencia, en el medio visita a su familia en Hermoso Campo.

 

— Quisiera comenzar por captar tu mirada ya que están en la gran ciudad. ¿Cómo se ve la música del litoral desde Buenos Aires?

 

— Es un tema complejo. Podrías charlar horas. Pero creo que estamos entrando en una era donde habría que replantearse o pensar seriamente que está pasando con la música popular a nivel general. Antes me preocupada un poco más esta cuestión local pero cuando empiezas a ver la foto más grande los problemas se amplifican o profundizan. Por eso digo que desde mi punto de vista habría que pensar más seria mente en la música popular a nivel general.

 

Por otro lado la música del litoral, hace poco lo hablaba con un amigo y productor en Buenos Aires, Javier Tenenbaum. Él me decía, "la música del litoral se mantiene muy viva. Genera cosas colectivas con los músicos a diferencia del tango que hoy prácticamente se la toca solo para le gente que viene de afuera. También se toca como algo exótico. Ya no produce ese efecto colectivo que tenía antes. El chamamé sí superó esa instancia en el contexto que vivimos hoy, en medio de tanta tecnología”.


 

En lo personal en algún momento ya dejó de importarme si la música del litoral está presente o no está presente en determinados circuitos. Para mí está presente y en mí la música está viva porque lo vivo. Es mi vida. Soy con la música.

 

Después hay que decir que el chamamé en Buenos Aires está muy presente en el conurbano donde hay muchos músicos chamameceros. Incluso hay más bailantas de las que hay acá en la región entre Chaco y Corrientes. Hay gente que sigue conservando sus tradiciones, chicos y jóvenes tocando el acordeón, la guitarra y cantando.

 

— Hace poco se anunció la grilla del Festival de Cosquín y la ausencia de músicos del litoral es notable, algo que se repite ya en los últimos años también en otros festivales.

 

— Sí. He tenido oportunidad de ver esa grilla y se repiten los mismos patrones de siempre. No hay músicos chamameceros. Si hay chamameceros en festivales que no son chamameceros por ahí de canta en algunos artistas que ya están insertos a nivel nacional, que pueden ser el Chango Spasiuk, antes era Raúl Barboza que ya no está más con nosotros y por ahí aparecía Teresa Parodi, semejante artista popular. Eso me llama la atención. Hay muchos exponentes nuevos del género que podían estar participando de la grilla y lamentablemente no están.

 

Hay que tener en cuenta que es muy difícil entrar. Es muy difícil que te convoquen. También les pasa a los otros músicos que hacen folclore en el país. A veces no se entiende que debe pasar para entrar. El público también se comporta de maneras diferentes. De todos modos, hay músicos o un sector del público que el parámetro es Cosquín y para otros artistas no lo es. Al mismo tiempo, Cosquín no deja de ser un festival importante y un festival emblemático en el país. Pienso que todos quisiéramos ser felices de estar o ser felices de vera a la música del litoral sobre ese escenario.

 

“Hago música y ahí soy”

 

La charla con Lucas Monzón se profundizó sobre las expectativas de los músicos. Él reflexionó y explicó que en algún momento se replanteó mucho cuál era mi expectativa en cuanto a la música. En ese sentido explicó, “hay una parte de la música y del arte que tiene relación directa a como lo vivís todos los días. Ese arte cuando te levantas a la mañana, tomas unos mates y agarras el acordeón para tocar. Ahí  tocas y en mi caso toco el acordeón porque ahí soy. Hago música y ahí soy”.

 

“Después viene la otra parte artística que es salir a tocar y mostrar tu música. Esa parte que es la más profesional si se quiere, de salir a tocar y traer unos mangos a la casa con la música es más compleja. En mi caso esta relación profesional con la música la sigo haciendo pero traté siempre de que eso no me consuma o me queme la cabeza. Sigo haciendo música porque sigo teniendo ganas, me apasiona y es mi vida. Si pusiera la expectativa o el objetivo en querer lograr ciertas cosas - económicas o lo que fuera - tal vez provocaría frustración”.

 

Lucas disfruta mucho tocar y juntarse con amigos. Tiene varias composiciones creadas con amigos, tanto del Chaco como de otros lugares. Le gusta ese lugar primero de la creación donde muestra a un amigo un tema que no está resuelto, donde a veces aparece la primera parte o la segunda pero falta la melodía o al revés, pero siempre un proceso que se completa en el diálogo con otro músico.

 

“Me parece extraordinario escuchar opiniones de otras personas. Hablar de música”, agregó. Así siente la música. Ha obrado así desde los inicios y afirma que esa es la motivación para hacer música. El nuevo disco – cuyo lanzamiento se realizará entre noviembre y diciembre, son composiciones nuevas hechas con amigos. “Me dieron ganas de grabar estos temas para que no queden en el olvido. Participan músicos que admiro mucho. Además, me parece que siempre es importante grabar, que quede un registro y dejar un material para siempre”, añadió.

 

Lo colectivo - la música es eso. La música es una construcción colectiva. Lucas subraya este carácter de la música sin descuidar lo íntimo, “hay un momento de soledad donde uno estudia y donde uno practica con su instrumento íntimamente para conocerlo. Pero después está lo otro vital que es compartir la música. Cuando se da naturalmente ese compartir salen cosas muy lindas”. Como una extensión desde Lucas Monzón a la poeta Circe Maia, ambos sostienen que lo más hondo no es íntimo: está afuera. Hondura de vivir día por día con otros, entre otros.