jueves, 27 de octubre de 2016

Ventisca chamamecera en La Vaca

El restaurante más tradicional de Resistencia días atrás abrió sus puertas con la música y la poesía de Matías Galarza y Carlos Bellini. "En nuestra casa tendemos las manos abiertas con un cancionero popular, con amigos y extraños que se dan cita para disfrutar de las delicias de la Vaca Atada", manifestó días atrás Coqui Di Raddo. Al igual que en otras oportunidades la velada estuvo conducida por Manolo Duran y hubo un homenaje especial para Roberto Galarza de la mano de Carancho Ramírez.

paulo ferreyra
paulo.ferreyra@yahoo.com.ar


El viaje en colectivo, servicio de Corrientes a Resistencia, ya es un clima cultural exultante. “El no ya tenés. Hay que pelear por el sí. Estoy casi 12 horas sentado en este colectivo. Hoy la avenida Sarmiento estuvo muy cargada y me retrasó el servicio. Mirá la hora que es y el colectivo está hasta las manos”, me cuenta Sergio, conductor del servicio de transporte de provincia a provincia. El hombre maneja uno de estos colectivos, está alegre, ocurrente, activo, atento, a punto de cumplir 11 horas arriba del colectivo, “sin tiempo de comer o ir al baño”, según cuenta.


En la calle un niño corretea delante de los mayores, unos jóvenes caminan con sus auriculares encendidos, una señora de pasos gruesos y lentos me choca al salir de la farmacia, “estamos distraídos”, me dice. En la esquina de Santa María de Oro y Santiago del Estero ya está la Vaca Atada con sus puertas abiertas.

La noche de los maestros, organizado por la Vaca Atada reunió el sábado último a Matías Galarza y Carlos Bellini. "Queremos detenernos en la buena música, con detalles, colores, sutilezas, sugestiones que afloran en composiciones nuevas del Chamame", deslizan desde la organización. La noche se abre con el fuelle de Bellini mientas Manolo Duran se extiende en una presentación sobre la vida, el chamame, La Vaca Atada, las botellas de ginebra, la cultura, el calor, las costumbres.

La noche se hace madura mientas surgen canciones y melodías. Matías Galarza y Carlos Bellini hablan entre ellos y van empujando un repertorio litoraleño. El público ya está colmando La Vaca. En las mesas abundan empanadas, platos típicos, vino, cerveza, gaseosa. Las mozas vestida de negro y sonrisa urgente atienden con prestancia, amistad.

"Que tengan buena sed", augura Matías Galarza después de arremeter directamente con la música. "Hoy es un placer estar en este lugar tan emblemático y mágico de Resistencia. Es la primera vez que vengo a actuar para todos ustedes. Estoy muy emocionado. Estamos con mi gran amigo Carlos Bellini, es un placer compartir nuestra vida hecha música", deslizó el músico tras interpretar A Villa Nueva y Paisano Campero.


"Vamos a interpretar ahora un tema de Carlos Bellini. El compuso un tema para su hija que se llama Dana. Dana nació en abril y Carlos titulo a este tema "Dana de abril", comentó Matías mientras Carlos Bellini sigue en silencio observando al público mientras acaricia su bandoneón de costado de plata.

La noche huye entre canciones como "Las tres marías", "María Helena", "Amar y sentirse amado", "La calandria", "Tristeza", entre otros. "Dice Coqui que en este lugar los pedidos son al contado así que vamos a cumplir inmediatamente", desliza Matías Galarza y despierta sonrisas y aplausos.

Ya entrada la noche y después de una breve pausa se suman al canto El Coco y Juan Carlos, quienes no se hacen rogar mucho y se suman al canto con algunos clásicos chamamaceros.

Entre el público algunos comen en silencio mientras otros beben y charlan con ánimos altos. Hay mesas muy alegres, sonrisas dibujadas en los rostros y en las charlas animadas. A mi lado alguien bebe silenciosamente con felicidad, furor, energía. Una señora de movimientos delicados, suaves, lentos, con traje celeste, zapatos negros, sonrisa puesta y manos de extensiones delgadas acerca una esquela para Manolo Duran. "Los pedidos son al contado", vuelve a insistir Matías Galarza mientras regala una sonrisa a los presentes.

Cada tanto, cuando puedo poner un bocadillo, un comentario, contar un anécdota, saludar a parte del público o echar flores a Noemí Maizares Manolo Durán toma el micrófono y hecha andar su decir.

Ya sobre el filo de la noche se arrimó a los micrófono Jorge Coqui Di Raddo para presentar a Caroncho Ramírez quien iba a realizar un homenaje a Roberto Galarza, padre de Matías Galarza. El decir de Carancho es atrapante, viene de un tiempo imaguaré y se hace carne en las emociones que despierta cada palabra. Bastaron unas pequeñas palabras para que el decidor conquistara a los presentes, como un rayo el silencio fue absoluto.


"Esta es una carta que dejó la novia de Roberto Galarza. La guitarra es la novia de Roberto Galarza. La guitarra es la que habla.

Como un perro amigo me quedé sin dueño
la noche se nos vino encima.
Volverá hecho sombra y guitarra
los últimos días no me tuvo en su regazo
no acarició mis cuerdas
para buscar los tonos que siempre
acompasaron sus poemas.
Escarbaba los rescoldos de su memoria
para tratar de entender su destino de
cantor chamamecero".

Estas fueron algunas de las palabras de Carancho Ramírez. El silencio seguía siendo absoluto mientras corre un vino entre la garganta. Sumó poesía y el decir dulce del litoral a una noche cargada de emociones de la mano de Matías Galarza y Carlos Bellini.


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