"Navegamos sin más pretensiones que ver los ríos libres"

Jorge Mazzochi, Sebastián Arena y Hernán Gigena partieron días atrás en kayak desde El Pintado a Buenos Aires.

“La hoja es el equivalente a la vida”

Entrevista con Franco Rivero

viernes, 12 de septiembre de 2025

Yayo Cáceres: “Escribo por compulsión y necesidad, necesidad hasta fisiológica”


Hace teatro en España desde hace muchos años. Además, es músico y escribe poesía. En esta charla hablamos sobre sus poemas, compartió un inédito, los referentes, la muerte, la correntinidad y Misiones, los ríos por los cuales corrió una videollamada, porque “verse las caras en estos tiempos es revolucionario”, destacó. Como si fuera poco, también hablamos del amor.


Por Paulo Ferreyra



Visitó el país hace pocas semanas atrás y pasó por el litoral como una ráfaga. Esto no impidió que encendiéramos ahora un contacto directo. Nació en Curuzú Cuatiá. Es músico, teatrero y poeta. Reside en Madrid donde viene desarrollando una prolífica obra como director de teatro y compositor de música para piezas teatrales. Esas piezas las lleva adelante con la compañía Ron Lalá. Ha publicado “Yendo” (2017, libro-disco de cuentos, anécdotas, poemas y canciones con ilustraciones de Oscar Grillo) y “513” (poemario, 1993).


— ¿Cómo fue que te inclinaste a escribir poesía?


— Es por la misma razón por la que nace la intención de dedicarme al arte. La necesidad de tomar un pedacito de absoluto y de inmortalidad que es la gran desgracia que tenemos encima los seres humanos. Saber que somos finitos. A mi el tema de la muerte pisándome los talones es una cosa que me vuelve loco desde que soy criatura. Es algo que no me deja. Vivo con ello. Vivo pensando en ello. Creo que el arte es la única manera que tenemos de poder - no es enfrentar - sino intentar conseguir que algo quede. Ser inmortal de alguna manera. Aunque sea para tres personas. 


— ¿Por qué te preocupa y ocupa la muerte?


— Pasa que existe y que nos está esperando. Eso es un horror. La vida es una maravilla y pensar en la finitud me parece muy trágico. Es trágico desde todo punto de vista. Te llega sin que te enteres y te vas aunque no quieras. Sobre todo vives con la conciencia de saber que te vas a morir. Esta cosa a los animales no les pasa. Entonces a mí todo esto me parece espantoso. La muerte ajena también ronda y uno va muriendo con la gente que ama. Desde todo punto de vista me parece una tragedia. 




Los referentes inspiran 



Yayo es modesto y dice que no se considera poeta. “Escribo por compulsión y necesidad, necesidad hasta fisiológica”, afirmó. Al momento de hablar de sus referentes comienza por la literatura española con la generación del 98 y del 27. Los nombres llueven lentamente en su memoria y llega Machado, León Felipe, Lorca, Miguel Hernández. 


Sus referentes argentinos se ensanchan con Jorge Luis Borges, Leopoldo Logunes, Roberto Artl aunque no escribía poesía pero él cree que en sus textos hay un movimiento potente. 


Advierte que vuelva atrás porque hay una tendencia actual de intentar pensar que todo lo viejo no sirve para nada. Sostiene que la historia y la prehistoria conviven con nosotros. “Basta mirar nuestras manos y saber que fuimos reptiles por el trocito de carne que tenemos entre los dedos”, desliza y clava la mirada en tono serio. “Somos producto de la evolución y eso está con nosotros. Lo traemos como memoria genética y ahí está la raíz que hay que ir a buscar”. 


El derrotero de referentes desembarca en Corrientes. Los nombres llegan con Gerardo Pisarello, Martín Alvarenga, Francisco Madariaga, Marily Morales Segovia, Teresa Parodi, estas últimas poetas más relacionadas con el chamamé donde él advierte que hay canciones que son verdaderos documentos literarios.



“Viajar es crecer”



Con sus poemas Yaya Cáceres cuenta que tiene dos problemas, uno que escribe de manera muy convulsiva y el otro es que está todo muy desordenado. Algún día pos su muerte alguien tendrá que ir a su casa para agarrar los manuscritos que están por todos lados y darle orden. “Escribo todo el tiempo”, cuenta y en ese instante busca algún poema en el celular. Entre sus poemas publicados hay varios sobre su abuela, figura clave en su vida.


— En un poema decís que viajar es crecer, ¿por qué?


— Absolutamente. Eso empieza en mi vida con el tenis. Empecé a jugar torneos a los nueve años. Me llevó mi papá a Resistencia. Hace poco estuve en esa ciudad y recordé que mi primer campeonato de tenis fue en Resistencia. Cada campeonato me hizo mejor. Porque la mayoría de las veces perdí, segundo porque me encontré con gente que me demostró que se puede progresar. Recuerdo personas concretamente y hoy cincuenta años después siguen siendo mis amigos. Eso me dio el tenis. 


Cuando me fui a vivir a Buenos Aires y comencé a trabajar con Antonio Tarragó Ros fue otro viaje. Mi vida está hecha de viajar. 


Después vino el gran viaje - la gran partida - que es venirme al extranjero. Sigue el viaje desde un lugar más amplio porque me agarra adulto, incluso tirando a viejo. El viaje es distinto como uno lo enfrenta, no sé si con menos curiosidad pero tal vez con una curiosidad sosegada. También me toma con una madurez espiritual que me permite confrontar y meterme en los lugares donde llego. La cosa más importante - el nacionalismo - se cura viajando. 


— ¿y la correntinidad?


— La correntinidad más que nunca hay que conservarla. Cuando más cosmopolítica se vuelve más provinciano se tiene que ser. El rescate de lo provinciano hay que defenderlo. La infancia, de hecho soy muy crítico con Corrientes porque creo que está perdiendo cinco señales de identidad, que eran la r, la ll, el chamamé, el guaraní y el sapukái. Hay tres que están en peligro de extinción, la r, la ll y el chamamé. El guaraní nunca se llegó a hablar porque nos prohibieron en el propio Corrientes, es decir que hubo ahí un suicidio en masa que nos hicieron creer que los correntinos éramos mal hablado cuando en realidad se habla un español bastante más puro que en otras provincias. Eso se ha preservado en el campo y ojalá no se pierda nunca. 


— ¿Ves en peligro el chamamé?


— Si. Si porque está perdiendo las formas. Cuando ves la Fiesta del Chamamé parece un concierto de pop, con las baterías, los breac y todas esas cosas. Dejó de sonar y el arte es una cuestión de forma. No es una cuestión de fondo. Es una cuestión de forma. Llegó al punto en esta última edición que vi una conjunto de chamamé que tenían el nombre de una persona y el segundo era band, en inglés. Me parece que estamos jodidos. 




Misiones


Antes de tener esta charla con Yaya busco información por distintos medios. Amigos con los cuales buscamos libros. Entre las primeras cosas que me salen en internet están una nota que escribió el poeta Rodrigo Galarza, después otros medios nacionales y finalmente llega un video de youtube, ahí Yayo recita un poema de Ramón Ayala.


Allá por la década del 80 Yayo Cáceres estaba de gira con Antonio Tarragó Ros. Iban juntos en una camioneta y en ese lugar Antonio le leyó el poema Los Gurises de Ramón Ayala. Recuerda que esa lectura lo emocionó mucho. Desliza que es poco objetivo con Misiones porque es un lugar que ama ya que en la provincia iba a jugar al tenis. Hay algo con la tierra y el paisaje. Misiones para él está captada por los duendes, le parece que eso se arrastra a la parte norte de Corrientes que conserva la tierra roja, Santo Tomé, Alvear, entre otras ciudades. Un fragmento del poema de Ramón dice: 


un largo tren de madera

a un costado de las vías

con un capitán de arena

y cien chimeneas torcidas 

para quemar la miseria 

y hacer más linda la vida

con el humo del trabajo


“El arte está ahí para cambiar el dolor por belleza. Todo Ramón Ayala me parece impresionante”, afirmó.



“Un tajamar y carpinchos”



— Una vez le pregunté a Teresa Parodi si volvería a Corrientes. Me dijo que todavía seguí sacando cosas de su bolso con el que llegó a Buenos Aires, ¿vos pensas volver a Corrientes?


— Creo que volver es un verbo impracticable. Uno vuelve a un lugar que ya no existe. El lugar de la infancia, sus aromas, sonidos, en general - la música de fondo de la Corrientes que recuerdo no es la actual. Es cierto que uno nunca termina de irse y que siempre tiene cosas en el bolso para sacar. Es muy interesante eso que dice Teresa y creo que es así.


— Estuviste por Argentina con la gira de teatro y el teatro está emparentado con la poesía, ¿lo sentís así?


— Absolutamente. El teatro te diría que es la poesía en su máxima expresión. Es la manera de poner poesía en imagen, es decir, en el teatro todo es dramaturgia, la luz es dramaturgia, el texto es dramaturgia, los actores son dramaturgia, la puesta en escena es dramaturgia en el sentido poético, es la construcción de la metáfora y es un desvío de la significación permanente. 


En el teatro el espectador está invitado a descifrar eso que está viendo a manera de metáfora. El arte no puede ser literal de ninguna manera. Tiene que ser una abstracción. Es una distorsión de la realidad en forma de metáfora. Volvemos a la forma, siempre es de forma.


— Ya estás de regreso a España, ¿qué llevaste con vos de este viaje por Argentina?


— Me traje una tarde en el campo. Me fui con un amigo y estuve sentado, mirando un tajamar lleno de carpinchos. Estuvimos tomando mate ahí sentados. Eso para mí justifica todo. Creo que lo que somos de allá formamos o terminamos formando parte del paisaje, a los cinco minutos estás sentado y formas parte del paisaje, de la geografía. El ensamble con el entorno es enriquecedor a nivel espiritual, para mi es así, con esa tarde en el campo tengo energía para tirar otros veinte años. Si llego, pero le voy a procurar. 



“Te amo en presente”


“Todo el tiempo escribo. Por ahí sale bien y por ahí sale mal pero es así. Escribo por impulso.  Todo el tiempo escribo”, desliza mientras sus palabras se alzan como vuelo de pájaros.


Él también escribe por encargo. Hace unos días estaba en el aeropuerto de Bogotá, ya haciendo escala para volver a España. Recibe unca comunicación de Joaquín Joaquin Insausti, del grupo Tupa. Joaquín le tentó o más bien le pidió que escribiera una letra donde diga te amo en todos lados. Estando en el aeropuerto Yayo Cáceres escribió:


Te amo en todos lados


Te amo en todos lados

Tu siempre estas presente

Mi lado y contralado,

Mi canto mas silente


Te amo y si te amo

Mi vida se convierte

En un desconsolado

Deseo de tenerte.


Estribo 


Siempre estas

Aunque no estás

Canto y digo

Lo que sé…

Todos lados es un sitio

Allí en tu piel


Te amo en todos lados

Te amo, esta en presente

Y viaja agazapado

Un beso hasta tu frente


Te amo y si te amo

Me ciega el sol de frente

Y te amo en todos lados

Y al cabo es una suerte.-




viernes, 5 de septiembre de 2025

Coqui Ortiz: “La cultura popular se transmite de voz a voz y de corazón a corazón”

 




Este sábado 6 de septiembre el autor y compositor Coqui Ortiz estará en el Espacio Mariño, Santa Fe 847 - Corrientes. En esta oportunidad llevará un puñado de frutos rojos que nació de las canciones del nuevo álbum de Memorias. Este trabajo trae tintes que tienen treinta o cuarenta años que le llegaron directo de la voz de sus protagonistas. Hace unas semanas atrás comenzó esta presentación en el Patio Trovero de Humberto Falcon. Algo de eso, solo una pequeña minimes, se trasladan en estas líneas.


Por Paulo Ferreyra



En el escenario Alfredo Humberto Norniella de El Patio Trovero estuvo Coqui Ortíz hace casi cuatro semanas atrás. Ahí, literalmente en el patio de una casa, casi como donde nació todo, fue a presentar su Álbum de Memorias. El contexto fue el ideal, rodeado de amigos, gente querida y el ambiente brotado de emociones donde estuvo presente el llanto y la risa, los cuerpos sudando emociones.


“Este lugar - el Patio Trovero - tiene una razón profunda a la hora de lanzar este nuevo álbum. Hace tiempo que rastreo las memorias y finalmente está sucediendo este año. Iré publicando fotografías, historias y canciones que las tengo de toda la vida. Eso es lo que quiero compartir”, expresó Coqui en el patio de Humberto Falcón. Ahora, este sábado - no es ninguna casualidad - llegará a otro espacio que tiene mucha mística y mucho de patio, de enchamigadas y de hermandad cultural.


Coqui, autor y compositor que se codeo con grandes referentes de la escena local comenzó a compartir su nuevo material. En redes, lo pueden buscar e ir descubriendo en esta faceta que rescata a los autores imprescindibles que lo han marcado en su andar musiquero. 



Homenaje en vida a Humberto Falcón


Entre los nombres que trae Coqui de sus memorias llegan Gustavo Viña, Roberto Rodríguez, Raúl Junco, Humberto Falcón, entre muchos muchos muchos otros. Lo central de este puntapié fue el reconocimiento que hizo Coqui para Humberto que hace más de treinta años difundiendo y trabajando por la música local.


“Humberto es uno de esos artistas que cuando empecé a tocar la guitarra él ya andaba tocando y tenía un programa de radio donde difundía nuestra música y a nuestros autores. La labor de él  es de toda la vida”, subrayó. La memoria de la que habla Coqui se filtra en el tono de voz, en las personas que nombra y en los ojos acuosos que le ganan a la emoción. 


Hace tantos años atrás Humberto tenía una peña en la rotonda de ruta 12 y 16. Hace tanto de eso que ir hasta allá era como irse a otra ciudad. “Hasta allá íbamos para escuchar. Las canciones me marcaron un camino. En un momento también abrí mi casa porque en el andar supe que para hacer su canción después tenía que construir el escenario donde cantarla”, agregó Coqui. 



Naturaleza


En el álbum los nombres se florecen con Lino Mancuello, Cayetano Gauna, Negro Rodríguez, Bosquín Ortega, Gusvao Viñas, Humberto, Raúl Junto, con ellos él tuvo una relación particular. De estos nombres se desprenden otros autores. Ellos componían mucho pero no grababan. Componer era algo que hacían desde siempre, estaba en su naturaleza tanto como respirar para vivir. “Hasta el día de hoy siguen componiendo”, agregó.


El pintor o escritor no tiene más remedio que pintar su cuadro o escribir su libro. No puede copiar por más que parezca algo parecido a un pintor o un escritor. El escritor tiene que hacer algo propio. En cambio la música tiene la libertad del intérprete. Como fue la gran Mercedes Sosa quien además tuvo el don de recrear una canción. En este marco también hay una inflexión en los maestros de Coqui Ortiz, había aquí casi un mandato de crear tus propias canciones. “Cuando me di cuenta ya iba componiendo canciones y no voy a volver atrás. Cada día hay una situación que nos atraviesa y una fotografía que nos dice esto tiene una canción”, así pone en pausa Coqui su memoria para trae a escena sus pulsos hecho de palabras: 



“Hoy les dejo compañeros


mis versos en esta mesa


porque no tengo riquezas


más allá de estos arpegios.





Esta para mi un privilegio


dejar cantando hasta el alma


tal vez, así encuentre calma


ante el dolor de esta vida


que atravesada de heridas


sigue de pie en la esperanza.




Al modo de mis mayores


iré trenzando esta historia


suerte que tengo memoria 


que es el tesoro del alma


porque si el tiempo se esconde


en territorio de olvidos


pierde el cantar su sentido


no tiene vuelo ni rumbo.


Es apenas un murmullo


un simple palabrerío.



Yo vengo de un barrio añoso


silencioso, polvoriento, 


de andar cansino y 


no miento si digo que de mocoso


me costó salir del pozo


hasta para ir a la escuela


porque al calor de la siesta 


cuando el mundo se detiene


hasta los ángeles duermen 


y el silencio es una fiesta.




Así que no ande a purarme 


si quieren sacarme bueno


no nací para andar corriendo


no voy a ninguna parte


tengo un camino delante 


y si quieren que me detenga


ahí nomás dejo la huella


me quedo donde haga falta


y vuelvo a emprender la marcha 


despacio y por las piedras.




Los primeros pasos



En noches de guitarreadas dió sus primeros pasos. Se defendió a los ponchazos de las atentas miradas que como cien puñaladas le hacían temblar el cuerpo.  Desde hace tiempo que recorre boliches, patios, plazas, cantando de casa en casa e iba haciendo los cimientos, vivencias que con el tiempo hicieron firme su paso. Ahora evoca esos tiempos. 


“Andando suelto por el mundo y sin que muchos se enteren, fue en esos amaneceres cuando se queda la luna atestiguar la hermosura de lo que pasa acá abajo que me topé un día con Cayé Gauna. Recuerdo el pecho apretado al descubrir la leyenda. Me acerqué para escuchar de cerca esa manera exquisita - no es para hacer alarde - esa manera exquisita de hacer canciones donde nacían flores del aire de aquellas notas tan benditas. 


Quisiera guardar ese brillo de los ojos en estas líneas, algo al menos de esos destellos. Los nombres siguen floreciendo, Gustavo Viña, Roberto Rodríguez, Raúl Junco, entre tantos. Caricias también suscita las manos de Juan Mora.


El corazón le late en la garganta de Coqui cuando relata que canta canciones que ya tienen treinta o cuarenta años. “Estas canciones llegaron a nuestros días no porque se hayan difundido en todos los medios o grabado en tantos discos. Llegan porque están en el corazón y en las voces de los cantores. Esto es la cultura popular y es la maravilla de las casas y sus patios. En las juntadas donde se transmite lo que aprendimos de mano en mano, de voz a voz y de corazón a corazón. Somos pretenciosos. Prendemos que el mundo sea mejor”.