Coqui y Paloma Ortiz junto a Juan Mora abrieron las
emociones para matizar con música una noche fría. Despertaron recuerdos,
pulsiones y agitaron alas para viajar lejos con la canción, a paisajes con
barriletes tensados con el hilo de la memoria. Este trío, además, ya prepara
nueva presentación, el miércoles 16 de julio, donde se sumará un invitado de lujo,
el rector de la universidad de los amigos, Patricio Hermosilla.
Por Paulo Ferreyra
fotos gentileza - Milagros Ruidiaz
El Complejo Cultural Guido Miranda genera un espacio íntimo en torno al piano. Hay pocos instrumentos como este en el país y en la provincia. Juan Mora se crió tocando pianos verticales, al igual que otros músicos que había en la sala en la noche del primer jueves de junio.
“Juan es un gran maestro del piano y de la música”,
arremetió al comienzo Coqui Ortiz y el público aplaudió. “Él no quiere que lo
digamos, pero desde la universidad de amigos de Juan nosotros lo tenemos como
un personaje ilustre. No importa que categoría le den los demás. Para la
universidad de los amigos Juan es un maestro. Digo esto con la aprobación del
rector de la universidad de los amigos que es Patricio Hermosilla", dijo
Coqui y la sala se vistió de rostros sonrientes, felices. Claro, al lado del
rector de esta universidad sentado en primera fila estaba a su lado María
Blanca de la Riega, porque todo tiene que tener una madre y la madre de esta
universidad de amigos es María Blanca de la Riega.
El pianista abrió la música con temas propios. A lo largo de la noche fueron intercambiando espacios Coqui y la música de Juan, Paloma y la música de Juan. La invitación en cada acción fue para conectar con la música y las palabras.
Juan tiene alas en las manos.
Una de las primeras canciones de Coqui llegó para homenajear
a otro pianista, al Negro Aguirre. Quien vive en la ciudad de Paraná. Él se
conecta con las voces de los seres queridos en la flor del agua que corre.
Los salteños tienen un dúo que hizo historia y que ellos
recuerdan siempre. Manuel Castilla y Cuhi Leguizamón. Poesía y piano. En el
Chaco están haciendo un presente este dúo que ya forma parte de nuestra memoria
y que quedará para la historia. Coqui y Juan. Poesía y piano. Un dúo donde la
tierra es un amor profundo que se mira en la universidad de los amigos y en la
creación de nuevas composiciones.
En la naturaleza ninguna voz es igual al otro. Ahí en la noche floreció Paloma, una voz de alón para una noche que ya planeaba sobre las estrellas.
Juan tiene alas de manos.
“Esta tierra es hermosa. Semilla a semilla”, decía un poeta.
En la noche llegó ella con su frescura, con su stand up pletórico de flores y
bocas de vino. Paloma trajo sus anécdotas y sus canciones compartidas, sellando
como lo hizo Toquinho aquí en esta página – “la música es encuentro”.
Paloma es el paisaje actual. “La única posibilidad de que
tengamos un mundo feliz es que cada puede hacer lo que le haga feliz, lo que le
gusta”, decía el Cuchi Leguizamón. Paloma interpreta canciones del rock
nacional y matiza su propuesta con autores locales como Coqui Ortiz, Seba Ibarra,
Luli Maidana, entre otros, ¿qué más?
Juan tiene alas en las manos.
La belleza de la noche se fue acentuando las letras de las
canciones y el aire cargado de melodía nos hacía volar. A mi derecha en la
segunda fila, un niño dormía en el regazo de una mujer. A mi izquierda, en un
cochecito duerme también un niño o una niña más pequeña todavía. Todos y todas
de alguna manera estamos sobrecogidos, no camino al sueño sino soñando
despiertos.
"Gracias por venir. Es lindo encontrarnos. Sobre todo
en estos tiempos es lindo encontrarnos en la música", deslizó Paloma y
echó andar un par de canciones para propiciar un encuentro. “Esta canción me
gusta mucho”, dijo Paloma y de alguna manera buscó contagiar su gusto por la
canción con un preámbulo dulce y encantador.
“A medida que crezco voy descubriendo nuevas canciones. Es a partir del encuentro donde me abro a las obras de diferentes artistas y así voy resignificando las canciones. Escucho y aprendo a escuchar”, expresó en un tono amable y feliz, que ahora al evocarlo no puedo encontrar la música de sus palabras para transcribirlas.
Juan tiene alas en las manos.
Coqui Ortiz habló también del proceso de creación que tiene
con Juan. En ocasiones comentó que lleva mucho tiempo esa conjunción de música
y letra, en otras, sale tan rápido que resulta difícil creer. Esa noche hubo
varios temas nuevos que presentaron, “algunos estaban reservados para la
universidad de amigos”, pero parece que el acto de la universidad era público
así que salieron al sol. Por ejemplo, En esta hora, con letra de Coqui y música
de Juan.
Tanto Paloma como Coqui fueron hilvanando su repertorio en
distintos ejes, pero quizás uno de los más importantes fue el amor. Hablaron
del amor, de la construcción y del paso de los años en el amor. “El amor,
además de construcción es esperanza”, tiro Paloma al tiempo que sin pausa
agregó, "el que está enamorado da sin más. Me gusta eso del amor".
El piano seguía destilando sonidos como susurro de picos de
aves cortando el ambiente para traer el néctar del amor. Amor a la canción.
Amor a la música que nos abriga y cobija en este invierno. Amor. Juan al igual
que sus compañeros de escenario agradeció la presencia de todos y todas.
“Necesitamos más encuentros. Basta de redes o construcciones lejanas. Estos encuentros
con amigos nos hacen bien. En el encuentro solo es posible hacer visible al
otro. No podemos olvidar que la construcción de una sociedad es con el otro,
necesitamos del otro. Además, no olvidemos que el arte nos hace bien, la música
nos moviliza y nos interpela, nos hace bien y nos hace feliz”. La hora del
encuentro es reloj de sangre, la piedra de toque de nuestras vidas.